Trafalgar de Angélica Gorodischer

Reseña sobre Trafalgar, de Angélica Gorodischer

“Edessbuss fue un mundo inhóspito, casi muerto (…) es el único que gira alrededor de Edess-Pálida, una estrella asesina. Desprende tanta energía que quemaba plantas, animales, ríos y gente. Durante generaciones y generaciones, cientos, miles de años, los edessbussianos vivieron en tugurios semisubterráneos, peleando contra el calor, las sequías, las pestes, las inundaciones, el hambre, hasta que finalmente, con el ingenio aguzado al máximo por tanta desgracia, inventaron el Techo.”

“Desde hace quinientos años los edessbussianos se toman la revancha por todo lo que tuvieron que pasar los que vivieron antes del Techo. Todo el mundo se ríe, canta, baila, hace el amor, juega, inventa diversiones y bromas (…). No hay un lugar en Edessbuss en donde no estén de fiesta todas las noches.”

“A los doce años cada uno elige su nombre definitivo y como tienen sentido del humor e imaginación y todo está permitido, los resultados son estupendos. (…) Conocí al Endemoniado por las mujeres, a la Salvaje Capitana de las Nubes de Tormenta, (…) al Juglar loco del agua mansa”.

“Para ellos la vida no es una tragedia. Fue una tragedia, antes del Techo. Tampoco es una farsa; es una comedia alegre que siempre termina bien. Un juez puede largar una carcajada en medio de un juicio si el fiscal dijo algo que tenía gracia, y un físico atómico que es decano de una facultad puede preparar minuciosamente una cachada monstruo para sus alumnos, y si el mayor de los chicos le sacó el auto al viejo sin su permiso, el viejo se mata de risa y le pone media docena de sapos al crío en la cama y se esconde en el placard a ver qué pasa”

Amigas, amigos, éste es solo uno de los mundos que se nos despliegan en Trafalgar, de Angélica Gorodischer, editado por vez primera en 1979. Texto al que nos sería dificultoso etiquetar bajo algún membrete genérico. Una especie de colección de cuentos de ciencia ficción humorística, aunque el avance científico y tecnológico no constituya ningún motivo relevante, un libro de viajes interplanetarios, aunque casi sin salir del bar Burgundy, en Rosario. También, o quizás mejor, sería interesante considerar la obra en una encrucijada entre la utopía, el “fantasy”, lo fantástico y la sátira. Quizá el rasgo que habría que considerar como dominante en Trafalgar es que el texto está organizado alrededor del campo simbólico de lo “monstruoso”, una permanente consideración sobre el tema de la identidad.

La mayoría de los relatos se nos cuentan mediante diálogos entre la narradora y Trafalgar Medrano, en el Burgundy, entre interminables cantidades de café negro, sin azúcar.

Trafalgar es un comerciante exportador/importador interplanetario, un vendedor de todo, inmensamente rico, que viaja en su “cacharro”-tal la denominación de su nave – a través del espacio infinito.

Sus viajes de negocios nos deparan mundos extraños, alienígenas, otros, como Uunu.

“Imaginate el tiempo como una barra infinita y eterna, es lo mismo, de un material que tiene distintos grados de consistencia tanto a lo largo de su duración como de su longitud, ¿estamos?

-Estamos

“Una vez por día, o mejor una vez por noche, en Uunu se produce un Infundibulum cronosinclástico (…). Abarca y envuelve a todo Uunu y entonces afloran (…) las partes de esa barra temporal que en ese momento tienen más consistencia, y por eso si hoy es hoy, mañana puede ser de aquí a cien años o a dos mil o a hace diez mil quinientos (…) Las épocas no se mezclan, ninguna invade a la otra. Coexisten. Son simultáneas (…) La primera noche yo me acosté en la pieza ciento treinta y dos del Hotel Continental (…) amanecí en un hotel que iba a existir en una ciudad distinta, con taxis, robots y rascacielos. Al día siguiente, cientos de años después, bajo la tiranía paranoide de los Capitanes, y al otro en la Edad de Piedra.”

Asistimos a mundos como Gonzwaledworkamenjkaleidos (que Trafalgar, para simplificar, reduce a González).

“En González la gente se moría como en cualquier otra parte, pero no se quedaba finada y quieta en el cajón como un difunto bien educado (…) Los muertos se levantaban al ratito nomás de haberse muerto y se dedicaban a joder a los vivos. Se morían sin broma: se les paraba el corazón y la sangre no circulaba y no había más funciones vitales, pero ahí estaban, en las calles, en la plaza, en el campo, o instalándose de a ratos en la casa de la familia o metiéndose quién sabe dónde.(…) Con los antepasados comunes siempre entre ellos, así como quien tiene una tía abuela sorda viviendo en el altillo de la casa, era lógico que todos siguieran siendo de la misma familia, y que todos fueran primos y que todos se llamaran González.”

También hay mundos como Veroboar, un aristomatriarcado. “Un millar de mujeres (…) jóvenes, divinas. Ellas solas tienen en un puño a Veroboar.”

Trafalgar nos depara, en fin, el asombro constante, una sucesión de lugares insospechados, relatados entre café y café, con lujo de detalles. Y con humor desbordante, donde se nos enuncian comparaciones como éstas: “más gruesa que la guía de teléfonos de tokyo”, “más firme que talón de oso”.

Angélica Gorodischer ha escrito mucho y ha sido galardonada en múltiples ocasiones, incluso recibió un premio Dignidad otorgado por la asamblea Permanente de los Derechos Humanos por su trabajo en pro de los derechos de la mujer. Podríamos mencionar, entre sus obras más destacadas “Floreros de alabastro, alfombras de bokhara”, “Jugo de mango”, “La noche del inocente”, “Cómo triunfar en la vida”, “Menta”, “Doquier”, “Historia de mi madre”, “Tumba de jaguares” y su alucinante “Kalpa imperial”, que tradujo al inglés nada más ni nada menos que Ursula K. Le Guin, quizá la autoridad más indiscutible de la ciencia ficción anglosajona.

Quedan todes invitados al festín.

Por Martín Cagnoni para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *