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Rosa Torino se declaró inocente de abuso sexual

En la última audiencia declaró el sacerdote acusado de abuso sexual por tres exmiembros de su comunidad religiosa.

Este miércoles se celebró la novena jornada de la audiencia de debate en la que la Sala IV del Tribunal de Juicio, juzga al cura Agustín Rosa Torino, acusado de abuso sexual gravemente ultrajante agravado en perjuicio de dos víctimas y abuso sexual simple agravado, en perjuicio de una tercera. La fiscala penal Verónica Simesen de Bielke, representa al Ministerio Público Fiscal.

Antes del cierre de la jornada, optó por declarar el acusado, quien se negó a contestar preguntas de las partes. Sostuvo que luchó toda su vida por las buenas costumbres y que siempre recibió desde la fe a quien busca a Jesús, al tiempo que destacó que abrió la parroquia también para darle de comer al hambriento.

Expresó que la situación actual no le molesta, sino que le duele, porque un grupo decidió denunciarlo y todo terminó. Afirmó que no justifica de ningún modo los abusos eclesiásticos y pidió condenas para quienes los hayan cometido.

Aseguró que no se aprovechó ni abusó de nadie y negó la existencia de los hechos denunciados, antes de afirmar que “todo fue un complot y que los denunciantes se lo habían anticipado”. Manifestó que “quien lo ataca, no lo ataca a él, sino a la Iglesia” y destacó que “la prensa doblegó muchas voluntades”.

Sostuvo que obedecerá la decisión del Tribunal y que queda en sus manos. Tras esto, el imputado bendijo a los jueces y se declaró inocente.

Declaraciones previas

El primer testigo de la jornada, sostuvo que conoció al acusado en un retiro espiritual ocurrido en Metán en 1996 y precisó que a la exmonja víctima, lo hizo al ingresar juntos a la congregación en 1997.

Afirmó que tomó conocimiento de los hechos cuando se hicieron públicos y relató que en la comunidad siempre estaba presente el mensaje de que cualquier externo “podía afectar la obra de Dios”, por lo que se pretendía aislar a los miembros. Sostuvo que por este motivo, recibió de forma oculta cartas y regalos de su familia.

Por otra parte, dijo que escuchó el rumor de que algún hermano de la comunidad había pasado la noche con el acusado y destacó que este, en una oportunidad, lo invitó a dormir la siesta con él. Además, relató que se confesó con el acusado, a quien le dijo que quería abandonar la comunidad. Destacó que el sacerdote desvió la charla, que pasó a tener carácter sexual.

También indicó que se escapó de la congregación en Palermo Oeste, Cachi, luego de que se le negara la salida. Sin embargo, relató que llegó hasta un domicilio y fue nuevamente captado por el sacerdote subalterno del acusado, quien le prometió llevarlo de vuelta para devolverle sus documentos. Dijo que por esto entró en una crisis de nervios y que le dieron medicamentos que le hicieron perder la noción del tiempo, durante días. Luego le entregaron sus documentos para que se retirara.

El segundo testigo en declarar fue aportado por la defensa. Formó parte del instituto del acusado al que ingresó en 2005 y actualmente es sacerdote en Chubut. Indicó que conoció a uno de los exnovicios víctima y su familia en 2010, y fue quien los presentó a la comunidad. Enfatizó que si hubiera sido testigo de los hechos denunciados, hubiera sido el primero en dar un paso al costado.

El tercer testigo declaró a distancia desde la Fiscalía Penal de General Güemes e indicó que convivió en Puerto Santa Cruz con los dos exnovicios víctimas. Afirmó que ambos le dijeron que el acusado les tocó las partes íntimas.

Manifestó que en Salta, uno de los exnovicios ingresaba a la casa personal del acusado, que permanecía cerrada con cerradura eléctrica. También dijo que conoció a la exmonja víctima, de quien nunca recibió malos tratos y confirmó que ella también tenía acceso a la casa privada del acusado.

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