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Tigre empató con Bolívar y complica su futuro

La continuidad de Tigre en la Copa Libertadores quedó atada a un milagro. Con el empate 1-1 con Bolívar, por la 4ª jornada del Grupo B, también hipotecó el ingreso a la Copa Sudamericana, plaza que le corresponderá al equipo que termine en el tercer puesto de la etapa de grupos.

Un punto sobre 12, la floja cosecha que le impide al club de Victoria ilusionarse con sostenerse en los certámenes que organiza la Conmebol. Ni el tiro del final logró revertir el rumbo: el arquero Javier Rojas le rechazó un penal a Pablo Magnín, en tiempo de descuento. Para los bolivianos, el marcador tampoco los dejó pleno, porque tuvieron a tiro la oportunidad histórica de convertirse en la primera institución del país en marcharse con un triunfo de la Argentina: sobre 69 juegos, la estadística refleja solo siete empates como mejores resultados.

Los arqueros fueron determinantes para el resultado. Rojas terminó con la capa de héroe y Gonzalo Marinelli, con la máscara de villano. Dos acciones marcaron la tarde-noche de Victoria. El boliviano, de 24 años, se levantó como figura de Bolívar al rechazar el penal en el epílogo; adivinó la dirección del disparo de Magnín y también tuvo un guiñó del poste, donde rebotó el balón. El ex guardavalla de River, en cambio, quedó señalado por el error que provocó el empate del equipo que conduce el argentino Claudio Vivas: intentó lanzar un pase a Agustín Cardozo, pero el delantero Claudio Riquelme interceptó la trayectoria y festejó la igualdad.

La tapada decisiva de Rojas realza su actuación en el particular duelo que sostuvo con Magnín. Porque el santafecino abrió el marcador, tras capitalizar un rebote del arquero, tras un remate del lateral Giacopuzzi; el rechazo corto descubrió al artillero -había marcado la semana pasada en la caída 1-4 con Guaraní, en Asunción- posicionado para definir con un toque cruzado, con el pie izquierdo. En el segundo tiempo, Rojas una barrera para Magnín, al que le ahogó dos veces el festejo; en la intervención anterior al penal, ensayó un vuelo para manotear un balón que tenía destino de gol. No fueron sus únicas atajadas: Cavallaro, Cardozo y Melivillo también perdieron en los retos con el joven nacido en Santa Cruz de la Sierra.

El resumen del partido

«La verdad estoy mal, me siento muy mal. Tuve en el pie la posibilidad de ganar el partido y me siento pésimo. Lo personal lo dejo de lado, quiero a Tigre en lo más alto y hoy siento que fallé y por eso soy culpable», señaló Magnín, en la corta entrevista con la transmisión oficial de la Copa Libertadores.

Cuando Magnín remató el penal, el arquero Marinelli evitó mirar la jugada. El guardavalla también sentía responsabilidad por el resultado, después del error que provocó el tanto de la igualdad de Bolívar. Pero así como falló en esa acción, también realizó atajadas que posibilitaron a Tigre sostenerse en pie, en pasajes adversos. El destino estuvo de su parte en el inicio: primero, con un disparo de Riquelme que se estrelló en el poste izquierdo y más tarde tras un remate de Saavedra que devolvió el travesaño, después de una combinación entre el sevillano Álvaro Rey -limpió la jugada con un taco- y el pase de Arce.

A la media hora del primer tiempo le tapó un mano a mano a Vaca y corrigió una distracción de sus compañeros, que protestaron una falta en lugar de seguir la jugada. Y después del error en la salida que derivó en el empate de Bolívar, se recompuso con una atajada ante un cabezazo solitario de Riquelme. En el segundo tiempo, cuando el desarrollo era vertiginoso, porque el empate no resolvía la situación de ninguno de los dos equipos en las aspiraciones de clasificarse para los octavos de final, tapó un tiro libre que llevaba destino de gol.

El fútbol tiene héroes y villano y en Victoria quedaron marcados esos roles: Rojas se marchó como la figura, mientras que a Marinelli y a Magnín les tocó el papel de malos de la película. Tigre tendrá dos partidos por delante: recibirá a Guaraní y cerrará su participación con Palmeiras, en San Pablo. Nada depende de sus propias fuerzas para el conjunto que dirige Pipo Gorosito, que después de la aventura internacional tendrá que enfocarse en el mundo del ascenso y lograr el objetivo de retornar a la elite del fútbol argentino.

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