Scozzina

Triduo del Milagro: El obispo de Orán habló de la desnutrición crónica

En el segundo día del Triduo del Milagro, el religioso afirmó que “cada persona debe ser reconocida en su dignidad y es urgente asegurar que todos tengan acceso a las condiciones mínimas”.

El obispo de Orán, Luis Antonio Scozzina, ofició la homilia en el segundo día del triduo del Milagro que se realizó en la Catedral y se refirió a la desnutrición infantil “crónica” como “una cruz”.

Scozzina apeló a la realidad social del norte sáltenos en la misa que no tuvo al Gobernador Gustavo Sáenz pero sí al Vice, Antonio Marocco.

“Cada persona debe ser reconocida en su dignidad y es urgente asegurar que todos tengan acceso a las condiciones mínimas, no solo de sobreviviencia sino de una vida digna. Es un llamado a la esperanza y a la compasión”, afirmó el obispo de Orán.

“Hoy veneramos en la cruz la vida donada por amor a los pueblos originarios y por la pacificación de sus territorios en tiempo de dominación y avasallamiento de la dignidad de sus habitantes”.

“Traemos también los rostros sufrientes de tantos hermanos y hermanas que cargan la cruz de la desnutrición infantil crónica, la falta del cuidado sanitario, la falta de agua potable en las poblaciones de Chaco, especialmente en Rivadavia Banda Sur, la falta de trabajo digno y el grito de tantos rostros que claman por el reconocimiento y la justicia”, subrayó el Obispo.

Además cuestionó “las injusticias y violencias de aquellos que se sienten poderosos y dueños de la vida” y dijo que nadie tiene el derecho de ignorar “la dignidad de cada vida humana”.

Scozzina también lamentó el drama “de las personas que han perdido el sentido de la vida por las adicciones y se han quedado en un mero consumir”. Agregó: “Hoy queremos ser casa y morada para los caídos del camino y de la vida. Que el Señor y la Virgen del Milagro guíen nuestro camino en la fe y nos concedan las gracias y bendiciones que venimos a implorar”.

El Obispo de Orán pidió también por los enfermos y “por aquellos que no tiene  la atención adecuada”, y cerró: “Nos urge una iglesia sinodal, que camina, va al encuentro, escucha, camina junto con todos, llamados a vivir la fe en el compromiso por los más postergados como un modo de garantizar la paz social y la armonía comunitaria, a pesar de las situaciones de conflicto y tensiones que vivimos como comunidad nacional”.

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