José Miguel Farfan, quien saltó a la fama por “coimear” a dos jueces federales de Salta, fue señalado por “bombardear” de droga el sur de la provincia.
El Tribunal Oral Federal N°2 condenó a José Miguel Farfán a la pena de 15 años de prisión por ser considerado coautor del delito de transporte de estupefacientes agravado por el número de intervinientes.
La condena había sido solicitada por el fiscal general Carlos Martín Amad, del Área de Transición de la Unidad Fiscal Salta, quien había pedido la misma calificación penal resuelta por el tribunal, pero por 18 años de prisión.
Farfán, de esta manera, se suma a otros tres integrantes de la organización que fueron condenados el 9 de febrero de 2018 por el Tribunal Oral Federal N°1 por su participación en el mismo hecho, ocurrido el 12 de septiembre de 2013. En esa fecha, personal de Gendarmería Nacional detuvo en Santiago del Estero una camioneta Toyota que llevaba en la caja del rodado una carga de 411 kilos de cocaína en 12 bolsa de arpilleras.
El ahora condenado no pudo ser detenido el día de los hechos, debido a que había tomado la delantera en el convoy identificado, por lo que los gendarmes, que investigaban a la banda desde hacía varios meses, lo perdieron de vista. Tras emitirse el pedido de captura internacional, el 14 de febrero de 2019 la policía de Bolivia detuvo a Farfán en ese país. Tras el proceso de extradición quedó alojado en el penal de Ezeiza.
Farfan tomó notoriedad nacional cuando se abrió la investigación contra el ex camarista federal José Antonio Sola Torino por recibir coimas para beneficiarlo. Sola Tirno fue condenado a seis años de prisión aunque quedó en libertad. Sin embargo, se suicidó cuando la Corte Surprema falló en su contra y la policía lo fue a detener para el cumplimiento efectivo de la prisión.
El mismo Farfan también estuvo involucrado en las numerosas causas que enfrentó el exjuez Federal de Orán, Raúl Reynoso. Puntualmente, se señaló que Farfan abonó una exención de prisión del el ahora exmagistrado, quien cumple prisión en el Complejo Carcelaria Federal de Güemes.
Tras dos horas de deliberación, los jueces volvieron al recinto y dieron a conocer la condena contra Farfán, a lo que siguió una exposición de los fundamentos del fallo, que se prolongó hasta pasadas las 15.30.
En este tramo, y siempre con Fleming como vocero principal, el tribunal realizó primero una referencia al avance del narcotráfico en el sur de la provincia, donde el tráfico cambió de modalidad con la llegada de los “bombardeos” de la droga por vía aérea, como así también por el cambio de rutas de transporte, hacia la región del litoral. En ese contexto, los jueces explicaron también la adaptación de las fuerzas de seguridad que combaten esta actividad, que clasificaron como una desventaja, pues ahora las organizaciones criminales se valen no sólo de flota de vehículos, sino también teléfonos satelitales y otros dispositivos de geo localización.
En seguida, ingresaron al análisis del hecho y la relación de cada uno de los condenados, en especial de Farfán, con la operación de tráfico. El tribunal desmenuzó cada pieza de la investigación, las pruebas ventiladas en el debate y presentó cómo el acusado efectivamente tuvo el dominio de la droga que era transportada.
Dijeron que por parte de Farfán existió una tarea de “reconocimiento de las rutas y coordinación del transporte, circunstancias en que emitió directivas precisas para la ejecución de la operación. Todo ello se hizo siempre con un gran cuidado, en especial de no tener proximidad con la droga”. Para ello advirtieron la utilización de “modos alternativos y encriptados” de comunicación, pero constantemente con “un rol decisorio” de su parte para con el transporte y el rol de los otros condenados.
El tribunal confirmó que efectivamente Farfán se encontró con otros de los miembros de la banda en la estación de servicio de la localidad de Las Lajitas el mismo día en que se realizó el transporte de la droga, como así también los tres acusados, en sus vehículos, se unieron en el cruce de las rutas 5 y 16, desde donde iniciaron el convoy.
Coincidieron con la fiscalía que lo que motivó toda la logística, tanto para ejecutar el tráfico de la cocaína como para evitar ser descubiertos, fue motivado por la codicia, pues como señaló el fiscal Amad, lo único “que les importa es la plata, ese es su Dios”.
También, y entre otros numerosos conceptos, el tribunal resaltó el grave daño que significó el hecho, pues se trata de una carga de pureza media-alta que se traduce en millones de dosis que habrían derivado en un grave daño a la salud pública.