El Xeneize lo ganaba por el gol de González pero en el segundo tiempo perdió la pelota y Arsenal se lo terminó empatando de manera agónica. Floja presentación del equipo alternativo de Russo en la Fase Campeón de la Copa Diego Armando Maradona.
Boca lo ganaba con Zeballos, Maroni y Obando y lo termina empatando con Tevez, Cardona, Capaldo y Salvio. Pero no hay que engañarse: Arsenal siempre estuvo en partido, más allá de lo que Boca tuviera en cancha. Los nombres nunca fueron un tema para el equipo de Rondina, que mostró un gran funcionamiento colectivo, falló muchos goles, no le cobraron un penal, pero siguió insistiendo y tuvo su premio en el final.
Una formación inédita, con jugadores fuera de posición, con algunos suplentes de los suplentes, era natural que el funcionamiento tuviera sus grietas y el rendimiento fuera desparejo, con picos y valles pronunciados. Ojalá Boca tuviera siempre esta chance de experimentar, de tomarse su tiempo para esperar la evolución de algunos jugadores. Qué bueno sería para chicos como Ávila poder jugar respaldado por tipos como Zambrano; qué bien le vendría a Zeballos soltar su talento mientras de la raya para afuera recibe el aliento de Russo para que tire su gambeta sin pensar en el después. Pero este tipo de partidos son una extraña excepción para Boca, que suele jugar apurado por ganar el partido que todavía no se jugó.
Boca lo ganaba porque la que tuvo no la desperdició, en ese tiro libre de Obando que se desvió en la barrera y que el Pulpo González transformó en lágrimas de emoción. Arsenal lo pudo empatar antes, se lo impidió su propia impericia y un penal de Mas a Candia, no sancionado y la salvada de Rossi ante Albertengo y el cabezazo limpio de Méndez, antes del golazo de Pons, en una pelota muy bien trabajada que encontró a la defensa de Boca perdida en su laberinto.