Atahualpa Yupanqui, que en quechua significaría “el que viene de lejanas tierras para decir algo” (¡así empezamos!), es el nombre artístico de Héctor Roberto Chavero, nacido el 31 de enero de 1908, en Pergamino, Bs. As., en el seno de una familia bastante humilde…
Es el artista más reconocido dentro de la música popular argentina, del folclore. Y resulta un tanto difícil resumir en pocas palabras el significado de todo lo que nos dejó, como artista y como persona social y comprometida con su país. Simplemente, podremos señalar que tuvo una vida signada por los caminos, ya sean de la patria, ya sean los del arte, ya los de la reflexión. Pampeano el hombre, supo transitar, recorrer los senderos íntimos de nuestra argentinidad, viajando muchas veces a lomo de burro casi todas las provincias del centro y norte de Argentina. Perseguido en varias ocasiones (durante el gobierno de Perón y durante la dictadura militar) y aclamado en otras, política e ideológicamente hablando, fue adepto al Partido Comunista hasta el año 1952, así como también participó de una revuelta revolucionaria en Entre Ríos en defensa de la democracia, tras el derrocamiento de H. Yrigoyen y la imposición de un gobierno de facto (Uriburu, 1930).
A decir de un gran artista como Silvio Rodríguez, Atahualpa es “uno de los tesoros de la cultura latinoamericana”. El caminante del campo, de las pampas, el payador, Don Atahualpa Yupanqui, tuvo como coprotagonistas de su arte al viento y a la noche, testigos de esas letras y músicas porque en ellas, hay mucho de esa soledad del hombre que anda en su destino… y en sus canciones.
Esa tradición popular de hacer versos y acompañarlos con la guitarra va más allá porque leyó buena poesía, porque escuchó buena música y porque da cuenta de ello en todas sus composiciones.
Don Atahualpa es el payador popular argentino que se hace universal por el tenor de sus reflexiones poéticas y musicales, al punto tal que renombrados artistas nacionales e internacionales interpretan sus canciones
Esto lo transforma en un arquetipo, creando así una escuela, un estilo; anda y desanda un camino emblemático para muchos artistas argentinos y mundiales: y todo eso lo transforma en un MAESTRO. Trasciende las fronteras geográficas y los artistas de todo el mundo se dan cuenta de que su música y su poesía son un hecho cultural. Esto es así porque ha creado muchas canciones populares que entrelazan la protesta social con el paisaje y la filosofía: es un poeta cabal, un músico completo, un artista realizado.
Siempre fue coherente con su origen, es decir, con el campo, la cultura popular, con la cultura y las vivencias del hombre dolido, desatendido, del necesitado, del explotado, del solitario, del señalado… y burlonamente todo eso es una verdad al alcance de todos nosotros a través de la maravilla del arte: todo eso fue, es y será don Atahualpa.
¿Una anécdota de Don Ata?: recorriendo la inmensa Patria grande, en los límites entre Venezuela y Colombia, Atahualpa rescata una canción popular y anónima de esos pueblos latinoamericanos, la graba y la inmortaliza a punto tal de que muchos creen que es de su autoría. La canción en cuestión es la que escuchamos a continuación como broche de cierre: “Duerme, negrito”
Por Nelson Coronel para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7