Un día como hoy, la Selección le ganaba la final del mundo a Alemania en el estadio Azteca. Maradona fue el gran líder del equipo de Bilardo.
El 29 de junio de 1986, con el mejor Diego de la historia como bandera, éramos campeones del Mundo de mayores por última vez. Este 29 de junio se cumple el primer aniversario de la gran épica sin el 10 en la tierra.
Contra todos los pronósticos, los descréditos, las críticas despiadadas -en épocas en que no existía la proliferación de las redes sociales, pero el impacto en contados medios solía ser lapidario-, los 22 gladiadores del “Narigón” Carlos Bilardo se convirtieron en leyenda en la calurosa tierra mexicana, el más perfecto contraste del frío invernal de la Argentina en aquel junio.
Victorias cómodas ante Corea del Sur y Bulgaria y un empate ante Italia le dieron el pase a octavos a la Albiceleste. Luego pasó Uruguay, el clásico del Río de la Plata, con pierna fuerte, polémicas, una victoria ajustada y gol anulado a Maradona por supuesta plancha.
Y párrafo aparte, siempre, ameritará el inolvidable duelo con Inglaterra, que merece punto y aparte. El del mito, el de la más maravillosa obra de arte de la historia pergeñada por el gran genio argentino; pero también el de la “mano de Dios”, el que terminó de situar a Diego en la cima del olimpo mundial. Más hoy, al cumplirse el primer aniversario de la épica del Azteca de México sin el gran Maradona en esta tierra, su figura parece agigantarse aún más.
Y pasó Bélgica y otras dos genialidades del “10” hasta llegar a Alemania. Al cabezazo del Tata Brown. Al gol de pizarrón de Valdano y la corrida interminable de Burruchaga tras el pase mágico del gran artista. Para que lo gritemos todos y nos alcemos con la gloria. Divina gloria. Tan añorada en estos tiempos de genios reencarnados y sequías interminables.