Rosina Soto es actriz y psicomotricista. Entre octubre y diciembre del año 2000 protagonizó la serie Okupas, un relato urbano que refleja en su historia la decadencia social y económica durante la crisis argentina de finales de los años noventa. Su personaje en la serie es el de Sofía, una mujer fuerte que aparece en la vida de de Ricardo, personaje de Rodrigo de la Serna.
¿Cómo fue que el proyecto de Okupas llegó a tu vida?
El proyecto me agarró cuando recién empezaba a estudiar actuación. Un día me llamó por teléfono quien entonces era la pareja de Rodrigo de la Serna, Érica Rivas; tremenda actriz con la cual estudiaba teatro en la escuela de Augusto Fernández. Ella me comentó que había un proyecto que ya estaba por salir y en el cual había un papel que podría ser para mí. Entonces fui a ver la propuesta sin tener la más pálida idea de qué se trataba, hice un casting muy corto, y cuando llegué a casa me llamaron para avisarme que había quedado seleccionada para la prueba de cámara. Cuando voy me encuentro a Bruno (Stagnaro, director de Okupas) y a Rodrigo (De la Serna, actor que interpreta al personaje de Ricardo en la serie), hago la prueba y después me dicen que había quedado seleccionada para el papel. Imaginate que yo me preguntaba dónde me había metido, no supe bien qué era hasta muy avanzado el proyecto. Unos años antes, cuando se había estrenado la película de Bruno Pizza, birra y faso, yo salí del cine diciendo que quería trabajar en algún film de él. Yo quería esa estética, a esos personajes que construye, esa forma de hablar de la marginalidad como no se venía haciendo en esa época. Si en los `90 era pizza con champagne, en el final de la fiesta neoliberal Bruno muestra Pizza, birra y faso.
¿Cuando leíste el guión qué se te pasó por la cabeza?
Bruno me dio solamente las escenas mías, entonces yo me iba enterando de la historia cuando empecé a ver la serie. La densidad de los momentos que tenía Okupas las iba viviendo como espectadora. No meternos a todos en la misma bolsa es una muestra de su inteligencia como director, nadie sabía lo que le pasaba a otro personaje. Eso me ayudó mucho para construir a Sofía. A mí no me tenía que importar que Ricardo (personaje de Rodrigo de la Serna) fuese un pobre pibe, solitario, de clase media, desencantado con su vida, y que iba a sufrir todo lo que sufrió. A mí me tenía que importar que el pibe era un salame que no entendía nada de lo que pasaba en la realidad cotidiana de la mayoría de la gente que vivía en Buenos Aires.
¿Qué pensaste cuando supiste que se iba a remasterizar y subir a Netflix?
En realidad me enteré por mis hermanas, que leen el diario. Es como tener vértigo en el traste (risas), se me pasaron por la cabeza mis primeros pasos como actriz y toda esa vorágine de que seas conocida y te reconozcan por la calle. Para mí el personaje que hacía era muy secundario, ahora veo la obra y la entiendo como tal y la estoy disfrutando como espectadora. Me estoy reservando el último capítulo para verlo un día que tenga muchas ganas de llorar.
Desde hace mucho, y especialmente para tipos como nosotros que tenemos entre 40 y 50 años, Okupas se transformó en una serie de culto ¿por qué creés que esto es así y por qué creés que sigue teniendo vigencia?
Me parece que hay muchas realidades que siguen siendo las mismas. Ahora veo la serie como una historia de la amistad, en un sentido, y de la gente que está muy sola, en otro. Hoy los jóvenes están muy solos. Okupas no es la historia de una banda de amigos que se conocen de toda la vida. Son pibes que viven en la calle, que andan por la ciudad, que no saben qué corno hacer de su vida. No es la novela Montaña rusa, es la historia de los desencuentros, y eso es la vida de los pibes es moneda corriente. Hoy en día ser adolescente es más difícil que en la época que me tocó a mí, es muy difícil el encuentro con el otro. Los chicos de hoy la tienen complicada, es un mundo con mucha dificultad para confiar y creer en el futuro. Hay veces que se me hace muy difícil transmitir entusiasmo a mis hijas.
La historia que cuenta la serie, desde la actualidad, se puede decir que es muy masculina, pero sin embargo las mujeres en la vida de ese héroe que está haciendo su camino, hablo específicamente de Ricardo (Rodrigo de la Serna), son de una importancia cabal porque, a mi entender, ponen orden, bajan al personaje a lo terrenal, enseñan. ¿Cómo viviste esa experiencia de encarnar a Sofía en ese momento, y cuáles pensás que serían las características de la Sofía actual?
Creo que Sofía se recontra hubiera empoderado. Es una piba que podría haber salido adelante pero con muchas dificultades. De repente me imagino que podría haber sido una mamá contra el paco, o con un hijo preso. La veo en un lugar de lucha, es un personaje definido por su fortaleza. Eso no se construye desde los ideales, sino desde las pruebas cotidianas. Ella vivía en esa realidad de los okupas, en un contexto de chantada. Pero la piba quería salir adelante, estudiar. También me la imagino como que se re da vuelta y se transforma en una desclasada, eso es parte de nuestra realidad argentina. En ese afán por salir adelante, no reconocer su pasado y sus raíces. Me parece muy interesante la pregunta.
La historia de amor entre Ricardo y Sofía también es algo imposible. Ella le dice en un momento “Para vos esto es como unas vacaciones raras, para mí es la vida normal”. ¿Cómo pensaste esa historia de amor para componer el personaje?
En realidad no lo pensé mucho. Tenía la ventaja de que Rodrigo es un súper compañero que nos ayudó a todos porque era el único actor con carrera, él nos armaba la escena y nos sacaba actuando. Mi personaje se hacía toda la película, en ese punto tenía algo de machista porque las primeras machistas somos las mujeres. En un punto quería vivir en una casa como en la que Ricardo había vivido durante su adolescencia, quería formar una familia, casarse, vestirse bien; todas las cosas a las que aspira la clase media. Creo que Sofía podría tener esas fantasías. Pero el mapa de su mundo no era el mapa del mundo de Ricardo. ¿Quién no se quiere enamorar, no?
¿Pensás que cambió algo de aquella sociedad que muestra Okupas a esta que vivimos actualmente?
Hay muchas cosas que siguen siendo iguales. Con el tema de la pandemia vimos que alguna gente sacó lo mejor y otra, toda la porquería que llevaba adentro. Hay algo de esta cuestión distópica que se sigue sosteniendo, como que esa puja entre el ideal y el antiideal sigue siendo muy vigente.
¿Qué fue de Rosina Soto luego de Okupas? Vi que participaste en dos obras Transmigrante y La Mulánima. ¿Tenés algún proyecto actoral en la actualidad?
Casualmente estoy ensayando una obra basada en la vida de Vincent van Gogh, que pensamos estrenar entre octubre y noviembre. Después de Okupas pasó la vida. Me puse a estudiar psicomotricidad, porque es muy difícil vivir del trabajo de actriz. En esa carrera encontré la posibilidad de ayudar a otras personas expresarse, cosa que está muy relacionada con la actuación. Es ayudar a trabajar en la potencia expresiva de las personas.
Escuchá la entrevista completa en Spotify aquí:
Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7