Empresas financian gamers que no pueden pagar su entrada, sobre todo en países con hiperinflación (como Venezuela o Filipinas) y obtienen una parte de sus ganancias.
De ocho de la mañana a cinco de la tarde, Josleider Pérez despacha clientes en una carnicería en Portuguesa, Venezuela, por un sueldo de 80 dólares mensuales. Por las noches, se conecta un par de horas a jugar Axie Infinity, un videojuego donde llegó a ganar 100 dólares por mes.
“Yo tenía para mis gastos personales, tenía para pagar mis servicios y me quedaba dinero”, dice por videollamada. Él tiene 25 años y es ingeniero agrónomo.
Axie Infinity es un videojuego para PC y móviles donde los jugadores entrenan y pelean con criaturas virtuales para obtener recompensas en forma de criptomonedas.
Las criaturas, llamadas axies, son NFT que también se pueden comercializar dentro del mercado de blockchain.
Play to earn
El juego se lanzó, inicialmente, en 2018, pero despegó durante la pandemia de Covid-19, con personas de todo el mundo atraídas por su dinámica play-to-earn, que prometía ganancias por solo jugar.
“Conozco personas aquí [en Venezuela] que, en unos meses, tuvieron ingresos de 700 dólares. Eso se gana aquí en un año y medio o dos años, porque la inflación está superalta”, cuenta Josleider.
Cuando él se unió a Axie Infinity, en noviembre del año pasado, el juego tenía picos de hasta 2.7 millones de jugadores globales por día. Pero luego comenzó el declive. A finales de mayo, apenas 658,000 personas se conectaban a jugar. Las ganancias de los jugadores también cayeron.
Smooth Love Potion (SLP), uno de los tokens del juego, pasó de valer 33 centavos de dólar a menos de un céntimo, de abril del año pasado a mayo de 2022. Axie Infinity Shard, otra moneda del juego, pasó de 165 dólares a unos 23 dólares.
Incluso, el sitio web del juego cambió su descripción y ahora dice que es un juego play AND earn, según notó Bloomberg.
“Cada 15 días sacaba 20 o 30 dólares, ahora te diré que saco como 10 o 15 dólares”, dice Pérez, comparando su experiencia en los últimos meses. La carnicería sigue siendo su principal fuente de ingresos.
Becas para jugadores
Comenzar a jugar Axie Infinity no es gratis, ni tampoco lo es casi ningún otro de los juegos del mercado play-to-earn.
En Axie Infinity se inicia al comprar axies, las criaturas que mueven el juego. En Karmaverse, otro de los títulos de moda, se compran avatares. En otros se adquieren naves espaciales, armas u otro tipo de personajes.
El precio que Pérez hubiera tenido que pagar por comenzar a jugar Axie Infinity en noviembre pasado rondaba los 400 dólares. Pero él no tuvo que desembolsar un solo bolívar, porque una empresa ‘lo becó’.
“Lo que hacemos es –justamente– comprar esos activos digitales y sacar esa barrera de entrada para el jugador”, afirma Martín Blaquier, CEO de Ola Guild Games.
La empresa se formó el año pasado y este abril recibió una inversión de ocho millones de dólares para expandir su presencia en los países latinos. Comprarán más activos NFT que les permitan reclutar a los jugadores que no podrían permitirse jugar de otro modo.
“Nosotros le prestamos al jugador: de lo que genera se queda con el 70% y, en Ola, el 30% lo volvemos a invertir en la comunidad con distintos juegos y demás, pero el jugador nunca a tener que poner un peso”, señala Blaquier.
Ola GG es en realidad el brazo latinoamericano de Yield Guild Games, una Organización Autónoma Descentralizada (DAO) fundada en Filipinas, otro de los grandes mercados de los criptojuegos.
Este modelo corporativo es popular en este tipo de proyectos, donde los jugadores firman un contrato de colaboración, pero no llegan a ser empleados ni trabajadores.
Yield Guild abrió DAOs regionales en India, el sureste asiático, y con Ola GG busca el mercado hispano. Sin embargo, Ola Guild Games opera legalmente como una empresa independiente.
“Nosotros tenemos nuestros propios objetivos y nuestro propio plan de vuelo que no necesariamente tiene que ver con el de YYG, pero como entró como socio dentro de lo que es Ola, para brindarnos esa ayuda que podemos necesitar cuando se trata de infraestructura”, aclara Clara Bullrich, cofundadora de Ola GG.
Hasta el primer trimestre de 2022, Yield Game Guilds reportó haber entregado 29,420 becas de las que unas 10,000 fueron desde los DAOs regionales, como Ola GG.
Pérez se enteró de Ola GG mientras estaba en el chat del torneo de otro juego, junto con otros amigos en internet.
“Si jugamos un juego por diversión, qué mejor invertir tiempo en un juego donde te puedes generar ingresos”, considera.
Ola GG recluta mediante una comunidad en Discord, donde organizan eventos sobre esports y ecosistema cripto, entre otros.
También hay una sección donde se puede aplicar por una beca, después de otorgar más información sobre el jugador y sus intereses. La empresa asegura responder en unas semanas y, después, el nuevo ‘becado’ está listo para jugar.
Como Ola GG, otras empresas operan bajo el sistema de becas para quienes quieren unirse a los juegos NFT pero no tienen el presupuesto. Block Esports, con sede en Venezuela, opera con comisiones de 30% a 40%.
Game guilds y jugadores diversifican cartera tras la caída de Axie Infinity
Axie Infinity encontró sus mayores mercados en países con hiperinflación o donde el salario mínimo es muy bajo, como Filipinas y Venezuela. Pero ahora que las ganancias no son lo de antes, Josleider Pérez juega por compromiso.
“Actualmente me mantengo jugando para cumplir con la academia, porque de verdad el juego es entretenido. Ya no lo hacemos por el dinero como tal, porque realmente no se genera mucho, pero seguimos ahí para mantenernos activos”, dice.
Muchos jugadores han migrado a otros juegos más prometedores, todos con criptomonedas o NFT entretejidos en su ADN. Star Atlas, The Sandbox, Geno Pets y Mobox son algunos de los populares actualmente. Los gaming guilds, como Ola GG, también han diversificado su cartera de inversiones.
“Vamos a estar ofreciendo decenas de juegos eventualmente a nuestros jugadores”, explica Blaquier, “Entonces si un proyecto no funcionó, tendrá la posibilidad de jugar varios otros”.
La empresa acaba de anunciar una alianza con Castle Crush, el más reciente juego NFT en unirse a su catálogo. Y con la inversión reciente de los 8 millones de dólares, enfocará sus esfuerzos en ampliar sus mercados, con México como punto central para los próximos meses, según Blaquier.
Pérez está esperando una nueva beca para jugar Karmaverse, autodefinido como un metaverso que contiene un puñado de juegos a la vez. Con los mercados de criptomonedas por los suelos, pero electricidad gratis en Venezuela y tiempo libre para jugar, Pérez espera que los juegos play-to-earn vuelvan a darle ingresos significativos.
“Quizá no ahorita, pero dentro de meses”, imagina.
Fuente: www.tecreview.tec.mx
Por José Luis Adriano – Periodista de tecnología.
Fue editor en Reforma y ha sido colaborador en Expansión.
Sigue al pendiente del mundo tech en México mientras estudia su
maestría en Periodismo de Datos en la Universidad de Missouri