El militante del Movimiento Evita, sostuvo que la economía popular vino para quedarse y aseguró que en muchos casos el salario social complementario da seguridad a familias que no cuentan con otras posibilidades.
“Hay una crítica al modo de protesta que causa mucha exasperación, pero también creo que la crítica del sector político no viene tanto por el método de lucha, sino por los espacios de poder que estamos disputando”, afirmó José “Jocha” Castro, politólogo y militante del Movimiento Evita en diálogo con Diego Comba para el ciclo político La Rosca.
Castro explicó que si bien existen aciertos y errores desde el sector, la crítica que viene desde la derecha y de sectores de clase social alta, tiene una base en el odio de clase «odio a los pobres y especialmente a los pobres organizados. No es lo mismo el pobre que está desorganizado, perdido en el monte chaqueño, que no molesta, que no existe que el que está organizado, corta la ruta, va a la Municipalidad, al Concejo Deliberante”.
“El derecho a huelga que es el derecho que tienen los trabajadores registrados, entonces cómo reclaman los trabajadores que están por fuera del mercado formal, acá en Argentina se inventaron los piquetes. Creo que la crítica tan aguda a los movimientos sociales es hacia los sectores populares que se han organizado, que han conquistado derechos y que hoy están ocupando espacios de poder, y eso molesta”, amplió.
En referencia a los planes sociales sostuvo que es una figura antigua que se implementó con los gobiernos neoliberales, partiendo desde el menemismo en Argentina. Recordó que con el kirchnerismo disminuyeron y se ordenaron vinculados a una modernización del Estado en la que la transferencia de fondos pasó de ser plata en mano a una cuenta bancaria, lo que evitó desmanejos.
Siguiendo con la línea histórica, afirmó que durante el macrismo volvieron a aumentar a raíz de la Ley de Emergencia Social, presentada ante el Congreso por los movimientos sociales “sabíamos que el macrismo se venía con una reforma laboral y previsional, y garantizamos una Ley de Emergencia Social que lo que hacía era reconocer que mucha gente de nuestro pueblo trabajaba de manera autónoma, como emprendedores, lo que llamamos trabajadores de la economía popular. Se inventaba su laburo porque estaba fuera del mercado y no llegaba al salario mínimo vital y móvil, entonces lo que hace esa Ley es que el Estado reconozca ese trabajo, lo registre y otorgue en un salario social complementario, el 50% del mínimo vital y móvil, hoy el Potenciar Trabajo”.
“La política es la herramienta que tenemos para cambiar la realidad para bien y para mal; y no solo eso sino que para los pobres es la única herramienta, no tienen otro modo porque no tienen la plata para mejorar la salud, la educación o mejorar su barrio”, sostuvo y agregó “durante los noventa nos quitaron la política a los sectores populares, los movimientos sociales son la organización que se ha dado en los sectores populares de nuestro país y con la cual han, recuperado su participación activa y protagonista en la política”.
Sobre los reclamos y posturas que tienden a convertir los planes sociales en empleo genuino, Castro detalló que hay realidades a tener en cuenta por ejemplo, que no es posible un pleno empleo ya que no todos pueden estar en relación de dependencia. Argumentó que en el IFE se anotaron 11 millones de personas, en su mayoría trabajadores independientes que no llegan al salario mínimo vital y móvil, esa es una de las razones de la existencia del salario social complementario.
Así detalló que es necesario pensar una propuesta presente y futura, para lugares alejados de los centros urbanos donde los planes sociales son el único ingreso seguro que tiene una familia “en Santa Victoria Este dónde van a trabajar, no hay fábricas, no hay empresas, el parque industrial de Pichanal son siete hectáreas llenas de yuyo al costado de la ruta 34. Tenemos que pensar cual es la propuesta de presente y futuro para esos lugares donde no llegan las luces de la ciudad y el supuesto pleno empleo”.
“Desde el Ministerio de Agricultura tenemos proyectos de abastecimiento, arraigo, producción y comercialización, estamos comprando rastras, tractores, palas, alambres, insumos para poder potenciar el trabajo que muchas comunidades ya hacen. Estamos mostrando por dónde se puede cambiar el rumbo, lo hacemos a pequeña escala”.
“Nadie vive con 20 mil pesos, todo el mundo quiere trabajar y ganar más plata para vivir mejor, que nadie sea vago y que todo el mundo se gane el ingreso con el sudor de su frente en eso estamos todos de acuerdo, el Potenciar Trabajo dio seguridad a un padre o una madre de saber que el 5 de cada mes cuenta con 20 mil pesos. Nosotros pensamos con la panza llena”, enfatizó.
Explicó que en muchos casos se ficha a los trabajadores rurales en blanco por el lapso de tres meses, cuando termina la cosecha se los da de baja y entonces, quedan sin trabajo y sin el plan.
Respecto a las ollas populares y comedores sostuvo “las mujeres de nuestros barrios inventaron las ollas populares y los comedores, después eso se organizó social y políticamente para conquistar derechos, conseguir mercadería. Con todo el avance del feminismo y de la lucha de las mujeres esas tareas de cuidado, que siempre se hicieron de manera voluntaria, hoy tienen un reconocimiento del Estado”.
José Castro es oriundo de Buenos Aires, trabaja desde hace siete años en Pichanal, en la comunidad Misión San Francisco, del pueblo guaraní junto a los frailes franciscanos.
“Para mí el peronismo es la expresión política del cristianismo. Es el que más se acerca al amor cristiano, a los valores de la doctrina social de la iglesia. Vengo de ahí con mucha convicción, hoy por hoy se avecinan las elecciones provinciales y por ahí es mejor bajar un discurso distinto, pero yo en lo personal no especulo con el discurso”.
“La iglesia es muy conservadora como institución, pero Jesús no fue un tipo conservador, dio vuelta al mundo, partió el tiempo por eso existe un antes y un después de cristo, dio la vida por sus causas. Me parece que en el mensaje de Jesús no hay nada conservador”, agregó.
Explicó que al momento de trabajar intenta «separar los tantos”, distinguiendo cuando lo hace desde el Movimiento Evita, desde la Secretaría de Agricultura Familiar Campesina e Indígena o cuando lo hace junto a los frailes franciscanos en la comunidad Misión San Francisco en Pichanal.
“Yo pertenecí a un grupo de jóvenes misioneros pero hoy me paro un poco más desde otro lugar, tengo mi pertenencia eclesial pero mi vocación es el laburo social que construye justicia”
Sobre la política interna del Frente de Todos, espacio al que pertenece sostuvo que se dieron situaciones complicadas como el macrismo previo, la coalición, la pandemia y el contexto de guerra, que se tradujeron hacia adentro en mucha falta de claridad “cuando van bien hay un liderazgo claro, cuando van mal cada uno cree que tiene razón y quiere meter su gente”.
“Yo distingo dos cosas: las disputas de poder por la cuestión de los nombres, esto de quién pone ministros y la otra discusión es cuál es el modelo de país que queremos. Una de las diferencias que tenemos con cierto sector del Frente de Todos es que dicen que la economía popular es un invento de quienes son gerentes de la pobreza y quieren manejar planes nada más. La economía popular es una realidad que se inventó en nuestro pueblo y que llegó para quedarse, ahí hay discusiones que son más de fondo que a veces no se dan en espacios institucionales donde deberían darse.”
Finalmente consideró que hay muy pocas políticas en nuestro país consideradas políticas de Estado con permanencia en el tiempo y eso es una falencia. “Lo que necesitamos son 12 años de gobierno, de cambio de presidente o presidenta, pero con un modelo que podamos profundizar y dejar instauradas políticas de Estado que luego no puedan ser borradas”
“Creo que hay una dirigencia política que está muy centrada en mirarse el ombligo, no hay grandes estadistas ni grandes políticos, hay mucha mezquindad y mucho chiquitaje en las grandes ligas. Mientras más ocupemos la política más posibilidades tenemos de cambiarla”, cerró.
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