Facundo Soto

Facu Soto: “Palo Pandolfo fue un rocker que nunca se la creyó”

Entrevista de Alegre Distopía a Facu Soto, autor de la biografía “Palo Pandolfo. De la noche a la mañana”. Él es narrador, poeta, periodista y psicólogo con perspectiva de género, egresado de la Diplomatura en Géneros, Políticas y Participación, de la Universidad Nacional General Sarmiento.

Colabora en el suplemento Soy de Página/12. Coordinó talleres literarios. Ofreció numerosas charlas y conferencias sobre Teorías Queer en la Universidad Federal de Río de Janeiro, Feria del libro, Colegio de Psicólogos, entre otros lugares. Es profesor de la materia Diversidad e inclusión en la Universidad de Flores.

Tiene más de 30 libros publicados, entre ellos se destacan: Juego de chicos-Crónicas de fútbol gay (2011), Taller literario (2013), Vivan los putos, Vol. 1 y 2 (2013), Fotocopia (2017), Conversaciones con Washington Cucurto (2017), Alegría (2018), Las inferiores (2018), Loshua: la biografía (2020), Notas maricas (2020) y El beso del hombre araña (2022)

El libro sobre Palo me encantó. En la biografía lográs un equilibrio entre la admiración y el rigor periodístico que no muchas veces se puede se puede alcanzar. ¿Por qué te decidiste a escribirla y cómo fue ese proceso de escritura?
Palo me flasheó desde la primera vez que lo vi y me hice fan y amigo, en 1987. Él nunca estuvo en esa pose de estrella, en eso nos dejó un legado: “el no creerselá”. En él encontré una luz muy grande, lo conocí a los 15 años, presenciaba las grabaciones de sus discos y escribía crónicas de lo que sucedía. A Palo le propuse escribir la biografía con el material que ya tenía y entrevistas con él más actuales. Palo tenía el sí fácil, era una persona muy predispuesta y en ese sentido abría, no cerraba. Cuando me decidí a hacer algo con ese material, imprimí todo el libro, eran como 600 páginas, o más, se las di y se emocionó mucho. Él se la alcanzó a alguien que lo evaluó y dijo que el libro contaba cosas luminosas y oscuras de su vida, con lo que me lo devolvió y me dijo “ahora no, pero cuando me muera, publicalo”, cosa que me entró por un oído y me salió por el otro. Cuando su muerte sucedió, me conecté nuevamente con ese material, fue una forma de tramitar el duelo, de desmitificarlo como persona, de desidealizarlo. Entonces hablé con la gente de Editorial Sudestada, reescribí el libro, cosa que me hizo bien y fue terapéutico. En el texto pongo el foco en la primera parte, en la etapa que poco se conoce sobre su vida, con la creación de la banda Don Cornelio y La Zona, su grupo de poesía Los Verbonautas, con el que asaltaba lugares al azar y tiraba poesía, y muchas otras cosas más.

El título te lo sugirió Palo y, más allá de eso, creo que tiene que ver con captar a una persona desde sus claroscuros, desde su ying y su yang, es decir desde su complejidad. ¿Cómo se daba esto en Palo?
Esto se daba tal cual como vos lo decís. La idea era mostrar ese pasaje no lineal en su humanidad desde la oscuridad a la luz. Él era una persona muy luminosa, que comunicaba con la gente, que le encantaba hablar; pero también tenía un lado súper oscuro como un poeta maldito y más en los años de la pandemia, muy del amor y de desamor, cosa que también se escuchaba y sentía cada vez que subía al escenario.

El año pasado le preguntaba a Cristina Piña, la biógrafa de Alejandra Pizarnik, acerca de cómo era el oficio del biógrafo. Son como detectives que buscan pistas, que abandonan la vida propia para vivir en cierto sentido la vida del biografiado. ¿Cómo se hace para que no te coma la persona a la que estás biografiando, porque en el caso de Alejandra y de Palo, son personalidades fuertes que te chupan, de alguna manera?
Eso me pasó mucho. Mirá, mi primer libro se lo dediqué a mi psicoanalista y a Palo, él se emocionó y lo leyó entero en un asado a todos los presentes. En un momento su personalidad me despertó mucho interés, su madre mística, su padre tanguero. Por eso en algún momento imprimí esas 600 páginas y ser las di, porque quería darle un corte final. Por ahora puedo meterme en los temas que me apasionan, trabajar mucho, y salir de ahí. De lo contrario quedaría pegado, mal.

Enrique Syms caractreriza a Palo como un “Goyeneche Rocker”. Vos que estuviste cerca de él ¿Coincidís con Enrique?
Sí, es más, yo le dije a Palo cuando leyó la biografía que si quería sacar algo de lo que había dicho Enrique sobre él, lo sacaba. Él me dijo que no, que era lo más jugoso del libro. Después me cayó la ficha de que todo lo que decía irónicamente Syms, era lo que Palo pensaba en ese momento. (Texto completo de las declaraciones de Enrique Syms, en el audio adjunto)

¿Te contó cómo fue ese ofrecimiento de reemplazar a Luca en Sumo una vez que éste murió?
Sí, me contó. En un Chateau Rock (recitales que se dieron en la década de los `80 en el mítico estadio Chateau Carreras, de Córdoba) Luca vio a Don Cornelio en el `88 y le encantó la figura de Palo. Luca dijo (re loco) que si alguna vez le pasaba algo, la figura que debía reemplazarlo era Palo. Pettinato toma esto y, una vez que muere Luca, lo postula como frontman ideal para Sumo, en caso de que se volviera a armar, cosa que no pasó. Y ahí quedó esa fantasía. Yo creo que Palo no hubiese aceptado. Y eso que palo era fan de Sumo, aunque nunca pudo conocer a Luca.

Su vos desgarrada arriba del escenario y su forma de pararse delante del público transmitían una energía tremenda ¿De dónde salía esa energía, cómo explotaba esa personalidad?
El grito, el romper la voz, esa cosa punk que tenía, es clave en él. Esa energía tenía que ver con una cosa mística, catártica, como desexorcizarse. Él me contaba que había momentos en que estaba tan en éxtasis arriba del escenario, que tenía pequeños desmayos, breves momentos de ausencia donde conectaba con otra cosa.

¿Qué significó la pandemia para un artista como Palo?
En ese momento afloró su lado tanguero, su parte distópica, en la que no veía mucho futuro. Todo eso se complicó con cosas reales de su vida, y del contexto en general. No había recitales, la gente no salía. Él venía de una separación muy traumática, no podía trabajar como músico, su situación económica no era buena. En definitiva pasaba lo mismo que él cuenta en una canción: tenía el “alma partida”, “como un delfín entre los edificios”. Buenos Aires te come y te lima, también. Todos esos factores no aportaron para nada.

Escuchá la entrevista completa aquí:

Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7

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