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Tailandia vs Camboya: Un conflicto latente que reflotó una nueva guerra

Hace décadas que ambos países tienen problemas fronterizos y cada tanto eso se traduce en choques bélicos en la frontera. Ahora hubo decenas de muertos y miles de desplazados.

Por Gabriel Michi*

Un conflicto latente por década, que cada tanto reaparece en escena. Y que en los últimos días ha adquirido una vorágine que nadie sabe en donde puede desembocar. Ese conflicto se ha transformado en lo que aparenta ser el inicio de una nueva guerra, que se suma al más de medio centenar que hoy se dan en el Mundo. Pero que ahora tiene nuevos protagonistas: Tailandia y Camboya. Esos países asiáticos están combatiendo en varios puntos de sus 800 kilómetros de frontera. Y sólo en los primeros días de ese nuevo capítulo bélico ya han muerto al menos 33 personas. También huno más de 168.000 desplazados forzosos. La escalada adquirió tal dimensión que hasta el presidente de los EE.UU., Donald Trump, se unió a un coro de voces internacionales que pide un alto el fuego. Pero las palabras, las advertencias y las acciones del resto de las naciones no parece persuadir a estos dos países para que cedan en su enfrentamiento.

Las nuevas escaramuzas comenzaron tras la muerte de un soldado tailandés y las heridas recibidas por otros cinco tras la explosión de una mina terrestre el jueves 24 de julio. Desde ese momento las peleas se mantuvieron en distintos puntos de la frontera donde se reportaron disparos de artillería y de armas de fuego cerca de varias aldeas. Ambos países acusan al otro de iniciar la reyerta y de ser ellos los agredidos, por lo que debieron responder. Como represalia mutua, las dos naciones retiraron a sus embajadores y Tailandia cerró sus cruces fronterizos con Camboya. Hasta el momento, las autoridades camboyanas reportaron 12 nuevos muertes el sábado, lo que eleva a 13 el total de víctimas mortales en su territorio, y las tailandesas indicaron que un soldado había perdido la vida, aumentando sus bajas a 20, en su mayoría civiles.

En ese contexto, el ministro de Información de Camboya, Neth Pheaktra, señaló que los enfrentamientos habían obligado a 10.865 familias camboyanas, o 37.635 personas, de tres provincias fronterizas a huir a lugares seguros. Mientras que del otro lado, autoridades tailandeses indicaron que más de 131.000 personas se vieron obligadas a escapar de sus aldeas fronterizas.

Lo cierto es que este conflicto no es algo nuevo. La disputa se origina con el tratado franco-siamés de 1907 entre el Reino de Siam (lo que hoy sería Tailandia) y Francia que ejercía su dominio sobre la denominada Indonesia Francesa (que incluía la actual Camboya). Tras la independencia camboyana, Corte Internacional de Justicia (CIJ) adjudicó a Camboya el disputado Templo de Preah Vihear en 1962, pero este y otras zonas fronterizas en disputa siguieron siendo objeto de disputa. A tal punto que los sentimientos nacionalistas en ambos países han alimentado las tensiones. Y cada tanto aparecen estas escaramuzas como las que se están viviendo hoy.

Frente a ese cuadro de situación Trump publicó -en su red Truth Social- que mantuvo conversaciones con los mandatarios de Tailandia y Camboya, y sugirió que no concluirá un acuerdo comercial con ninguno de los dos países si las hostilidades transfronterizas continuaban. Más tarde dijo que ambas partes han acordado reunirse para negociar un alto el fuego.

Sin embargo, eso no parece tan así. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia dijo que el primer ministro interino Phumtham Wechayachai le agradeció su preocupación a Trump, aunque puso dudas sobre el alto el fuego. “Tailandia quisiera ver una intención sincera por parte de Camboya”, subrayó el Ministerio, reiterando el deseo de Bangkok de mantener conversaciones bilaterales. Phumtham le pidió a Trump que transmitiera esa posición a la parte camboyana.

El primer ministro Hun Manet estaría de acuerdo con la solicitud de un alto el fuego inmediato e incondicional entre los dos ejércitos. Sin embargo, según Fresh News, una agencia de información cercana al gobierno camboyano, Manet pareció malinterpretar o tergiversar la posición de Tailandia al considerar que Bangkok estaba de acuerdo con un alto el fuego inmediato.

Pero no sólo Trump se involucró en el conflicto. La Asociación de Naciones del Sudeste Asiático buscó caminos para aliviar las tensiones entre sus dos miembros. Por otro lado, durante una reunión de emergencia el viernes, los miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas pidieron una desescalada e instaron a la ASEAN a mediar una solución pacífica. Los 15 miembros del grupo pidieron moderación, el fin de las hostilidades y una resolución pacífica. El mandatario de Malasia, país que actualmente preside la ASEAN, sostuvo que Tailandia y Camboya están abiertas a una propuesta de alto el fuego. Ese país está intentando mediar entre las dos naciones.

El Ministerio de Defensa de Camboya condenó lo que dijo que fue una ofensiva tailandesa ampliada a primera hora del sábado tras el lanzamiento de cinco proyectiles de artillería pesada contra múltiples ubicaciones en la provincia de Pursat. Calificó la operación como un “acto de agresión no provocado y premeditado”.

Las tensiones se intensificaron en la provincia de Koh Kong, donde se reportó que cuatro buques navales tailandeses estaban fondeados en alta mar y otros cuatro iban hacia el lugar. El despliegue naval fue calificado como un “acto de agresión” por parte del otro país que podría derivar en un agravamiento del conflicto. Las autoridades camboyanas denunciaron que siete civiles y cinco soldados fallecieron en dos días de combates, además de un hombre que murió cuando la pagoda en la que se escondía fue alcanzada por cohetes rivales. Sin embargo, el ejército tailandés negó haber atacado emplazamientos civiles camboyanos y acusó a Nom Pen de usar “escudos humanos” al posicionar sus armas cerca de áreas residenciales, algo que fue desmentido del otro lado.

Por su parte, la Marina de Tailandia acusó a los militares camboyanos de lanzar un nuevo ataque en la provincia de Trat. Y argumentó que sus tropas respondieron con rapidez y “expulsaron con éxito la incursión camboyana en tres puntos clave”. Las autoridades tailandesas alegaron también que varios proyectiles de artillería camboyanos cayeron al otro lado de la frontera en Laos, donde causaron daños en hogares y propiedades, algo no confirmado por las autoridades de ese tercer país

En tanto, la ONG Human Rights Watch instó al Consejo de Seguridad de la ONU y a los gobiernos a presionar a Bangkok y Nom Pen para que respeten el derecho internacional humanitario y tomen medidas para proteger a los civiles. Y es que en particular los niños se han visto perjudicados y las autoridades tailandesas cerraron al menos 852 escuelas y siete hospitales por seguridad. Hay acusaciones de que se podrían estar utilizando municiones de racimo prohibidas internacionalmente. Hay un dato que preocupa: Ni Tailandia ni Camboya forman parte de la Convención sobre Municiones de Racimo, que prohíbe su uso. Y hay antecedentes al respecto: las autoridades tailandesas las habían utilizado durante otra disputa fronteriza con Camboya en febrero de 2011 que dejó 20 fallecidos. Según John Sifton, director para Asia de Human Rights Watch, “ni Tailandia ni Camboya parecen estar prestando atención al derecho internacional humanitario, con graves consecuencias para la población civil. Los esfuerzos diplomáticos en curso deben priorizar la protección de los civiles y de la infraestructura civil”. Tailandia también ha reconocido el uso de aviones F-16 y drones para lanzar ataques aéreos.

Así una nueva disputa bélica asoma en un Mundo plagado de conflictos. Esa amenaza latente entre Camboya y Tailandia se convirtió en un enfrentamiento con muertos de ambos lados. Y con un destino incierto. Porque, como siempre, se puede saber donde y cuando comienza una nueva guerra pero es muy difícil saber en qué momento termina. Ni de qué manera.

*Director de mundonews.com.ar

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