Así se lo muestra en una información publicada por Infobae, ocupando un espacio entre la denominada grieta, junto a Lavagna, Stolbizer y Lifschitz.
“La ruta de los antigrieta” titula el medio digital en un informe que muestra el presenta y perspectiva de futuro de estos cuatro referentes de la política nacional que están situados en un espacio político poco visible, por lo menos ahora, entre una grieta que no cede en adherentes y dialéctica entre el kirchnerismo/peronismo y la oposición a este espacio.
Juan Manuel Urtubey, Margarita Stolbizer, Roberto Lavagna y Miguel Lifschitz eligieron un camino diferente al de la mayoría. Impulsaron ofertas electorales con resultados magros pero generaron representaciones parlamentarias que se consolidaron como el punto de equilibrio entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
Infobae resume sus últimos meses desde las elecciones de 2019, pero nos concentraremos por cercanía en el exgobernador de Salta:
En el 2019 Juan Manuel Urtubey puso todas las fichas que tenía en el bolsillo en el número 1 de la ruleta. Quería ser presidente de la Nación. Pero también quería ser el impulsor de un peronismo sin Cristina Kirchner. Un peronismo que supere la conducción del kirchnerismo y la figura omnipresente de la actual Vicepresidenta. Fue uno de los creadores de una fuerza que se llamó Alternativa Federal, donde se juntaron 10 gobernadores, el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, y el ex senador Miguel Pichetto.
El final de aquel intento de peronismo sin Cristina es conocido. La fuerza duró menos de un año y se desintegró. La mayoría terminó detrás de la dupla Fernández-Kirchner y Pichetto fue el compañero de fórmula de Mauricio Macri. El ex gobernador de Salta hizo un acuerdo de urgencia con Roberto Lavagna y presentaron una fórmula que sacó el 8% de los votos. La polarización los estrujó.
Urtubey lleva un año sin hablar públicamente. Pasó tres meses en España junto a su familia. Dio clases en la Universidad de Loyola Andalucía, comenzó un máster en administración de negocios, se volcó a estudiar análisis financiero y se dedicó, durante la pandemia, a dar clases sobre administración pública en la Universidad Católica y en la Austral.
El año al costado de la política llevó al ex mandatario salteño a entender que un conjunto de dirigentes puede generar un espacio en el medio de los dos grandes polos nacionales, pero si no hay una demanda voluminosa de la sociedad, cualquier estructura política se desmorona. Para él, la mayoría de los argentinos se siente más cómoda en la dialéctica de la confrontación. Y esa, por ahora, es una lucha perdida. Sin embargo, asume que en los próximos años puede cambiar y quiere trabajar en consecuencia.
En el 2019 Macri le ofreció ser candidato a vicepresidente. Dijo que no. El Frente de Todos le hizo llegar una propuesta para sumarse y ser candidato a senador. Tampoco aceptó. En los borradores del plan renovador que hay en Juntos por el Cambio su nombre está en carpeta. Incluso, ha habido contactos para sumarlo a partir del próximo año, cuando el espacio, de cara a los comicios de medio término, renueve su nombre y ensaye un cambio de identidad acelerado.
Urtubey no tiene intenciones de sumarse al mayor espacio opositor del país. Entiende que la lógica del macrismo y del kirchnerismo es negar la existencia de cualquier otro esquema que no sea el que ellos representan. Siente que si se mete en uno de esos dos bloques, lo que está haciendo es destruir su discurso de los últimos años. Si se suma, contribuye a la concentración opositora y, en consecuencia, al bipartidismo.
“El problema de la Argentina es que mientras exista ese nivel de poder de Macri y Cambiemos, va a existir, con ese mismo nivel de poder, Cristina y el Frente de Todos”, reflexionó en los últimos días durante una reunión virtual con dirigentes cercanos. En definitiva, sumarse a Juntos por el Cambio, aunque sea con una fachada nueva, sería aportar un grano de arena más a la lógica de una construcción híper polarizada.
Su idea es la misma que la que explicó públicamente en los últimos años: caminar por el medio. Asume que el año que viene no será el momento de volver a empujar por el camino central, pero está convencido que al 2023 los polos políticos del país llegarán desgastados. ¿El motivo? Cree que ya se demostró que el peronismo con Alberto Fernández es una versión aggiornada del kirchnerismo, y que Macri, quien no ha mostrado una verdadera autocrítica, seguirá siendo un diseñador importante del pensamiento de Juntos por el Cambio.
Su concepción de construir un espacio de centro derecha es similar a la que tiene el tridente Monzó-Frigerio-Massot. Que hoy arman dentro de Juntos por el Cambio pero su futuro es incierto. Construyen. Si no los dejan jugar adentro, lo harán por afuera. La línea telefónica está abierta y hubo comunicaciones durante todo el año entre ambas partes. Para Urtubey la mira está puesta en un horizonte que sobrepasa el 2021. En Salta eligen diputados y el ex gobernador no tiene intenciones de ingresar al Congreso, pero está interesado en un armado antigrieta.