Aún no hay ningún detenido por la caída del avión sucedida el 21 de enero de 2019. Todos los informes apuntan al piloto David Ibbotson, cuyo cuerpo jamás fue hallado
El 21 de enero de 2019 a las 19.15 partió desde el Aeropuerto de Nantes Atlantique un Piper PA-46 Malibu, manejado por Dave Ibbotson y que transportaba al futbolista Emiliano Sala rumbo a Cardiff, en donde se uniría a su nuevo club. Una hora y 15 minutos después el piloto solicitó un descenso de emergencia en la isla de Guernsey e instantes después los radares los perdieron.
A partir de ese momento se inició una larga y engorrosa búsqueda durante varias semanas que fue interrumpida en varias ocasiones por las pésimas condiciones climáticas de la zona y que incluso fue suspendida durante algunos días porque las autoridades locales entendían que las posibilidades de supervivencia eran “extremadamente remotas”.
Mientras el mundo se unía en un pedido por la aparición con vida del jugador argentino y del piloto, el avión se encontraba sumergido a unos 40 kilómetros de la Isla de Guernsey y esperaba ser encontrado. Fue David Mearns, jefe de la búsqueda privada, quien el 3 de febrero confirmó el hallazgo. Tres días después, la Air Accidents Investigation Branch (AAIB) anunció que pudo rescatar el único cuerpo hallado en el avión y que con eso daba por terminada la operación.
En marzo de 2020 la AAIB publicó las conclusiones del informe final sobre la caída del Piper Malibu y con esto dejó en claro que la tragedia pudo haber sido evitada si se hubiesen respetado aspectos mínimos de vuelo. En el informe se aseguró que el “piloto perdió el control de la aeronave durante un giro de vuelo manual” y que “posteriormente, la aeronave sufrió una ruptura en vuelo mientras maniobraba a una velocidad aerodinámica significativamente superior a su velocidad de maniobra de diseño”.