El 28 de septiembre es el día de Acción Global por el acceso al aborto legal y seguro. En el marco de esta fecha, miles de personalidades de la Sociedad Civil de nuestro país firmaron una carta abierta para recordarle al Gobierno Nacional y a las legisladoras y legisladores que en Argentina se siguen realizando abortos clandestinos y que es urgente el tratamiento y aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria del embarazo (podés ver y firmar la carta en este ENLACE).
Este pedido está basado en cifras que a esta altura ya no pueden ni deben ser ignoradas. En Argentina se practican entre 371.965 y 522.000 abortos cada año según un estudio encargado por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005 a las investigadoras Edith Pantelides (CONICET) y Silvia Mario (Instituto Gino Germani). Las estadísticas oficiales indican, además, que 39.025 mujeres y niñas ingresan anualmente en hospitales por complicaciones de salud relacionadas con abortos y que en 2018, 35 mujeres fallecieron por esta causa, lo que representa un 13% del total de muertes maternas de ese año.
El 2018 fue el año donde el debate por la legalización del aborto ganó las calles de Argentina, fue uno de esos momentos bisagra de los que una sociedad no puede volver atrás. Desde aquel 8 de agosto en el que el Senado de la Nación rechazó la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo pasaron más de 700 días, 781 para ser exactos. Basados en los estudios anteriores, cada uno de esos días, aproximadamente 1300 mujeres decidieron abortar, 54 por hora y poco más de un millón en total. La ilegalidad hizo que algunas dejaran su vida en esa decisión, otras llevan las secuelas en su cuerpo físico para siempre; también están las que tienen en las entrañas la cicatriz emocional de haber afrontado el aborto en la soledad más absoluta, sin una mano y un abrazo que acompañe; y pocas, poquísimas, habrán logrado salir ilesas.
La magnitud de estos números, que son mucho más que números porque detrás de ellos hay mujeres, hijos, parejas, familias, nos abren los ojos ante una realidad innegable. El aborto existió, existe y seguirá existiendo, y cuando una mujer decide abortar, nada la detiene. Entonces, el dilema deja de ser “aborto sí o aborto no” y pasa a ser “aborto seguro o aborto clandestino”. En una de estas opciones se protege y cuida la vida y la salud de las mujeres, en la otra se la empuja a la muerte.
La penalización de esta práctica y sus efectos, hacen que el aborto se convierta en una problemática de salud pública a la que el Estado debe dar una respuesta rápida e inmediata, no sólo porque mueren mujeres en el camino, si no porque además, impacta en las más vulnerables. Sí, el aborto también nos enfrenta a las desigualdades de nuestra sociedad, ya que la situación socio económica se vuelve un factor determinante a la hora de acceder a una interrupción segura del embarazo o al tratamiento posterior luego de un aborto.
Es momento de hablar con la verdad. La información objetiva y las estadísticas sobre abortos deben llevarnos a un análisis despojado de posturas personales o ideológicas para avanzar en una solución real que priorice los derechos humanos, sexuales y reproductivos de las niñas, adolescentes y mujeres, además de su salud psíquica y física. No se trata de poner en tela de juicio cuestiones de orden moral y religioso, no se trata de imponer visiones, se trata de un Estado presente que regule una práctica que ya existe para que no mueran más mujeres por pensar distinto.
Legalizar el aborto es un paso necesario para cuidar la salud de las mujeres, pero también lo son la Educación Sexual Integral, contemplada en la Ley Nº 26.150 que aún no se aplica en todo el territorio nacional de manera real, y fuertes políticas de prevención de embarazos.
Que se entienda bien, no estoy a favor del aborto, estoy a favor de la vida de las mujeres que deciden abortar, defiendo la libertad que tienen de poder elegir lo que creen mejor para sí mismas, y defiendo la igualdad de derechos.
La clandestinidad mata, la legalidad y la salud pública salvan vidas, por eso se hace más urgente que nunca el Aborto Legal, seguro y gratuito.
*Lic. en Comunicación Social, Universidad Nacional de Córdoba