El ministro de Seguridad y Justicia de la Provincia, negó tener ambiciones ejecutivas sin embargo admitió que le gustaría ocupar una banca legislativa, para reivindicar a la legislatura provincial como un lugar de discusión y de construcción política.
“Reivindico la política como la actividad más noble del ser humano, después de estar 41 años en la justicia y en cuatro paredes, uno siente que tiene que salir de ese período de libertad condicional y hacer cosas más palpables para la gente” sostuvo Abel Cornejo, actual ministro de Seguridad y Justicia en diálogo con Diego Comba para el ciclo político La Rosca.
Con amplia trayectoria en el Poder Judicial, Abel Cornejo asumió el cargo de ministro de Estado en noviembre del año pasado, sin embargo, afirma que su rol en el ejecutivo es por poco tiempo, en tanto sostiene que en la política es necesario el recambio generacional progresivo.
“Soy circunstancial y vine por un tiempo solamente a ser ministro y después que sigan otros. Estoy convencido de que particularmente en Salta tiene que venir otra generación a hacer política, más jóvenes, que tengan otra perspectiva porque ha habido cambios sociales importantes en los últimos 15 años”.
“Es una obligación darle respuesta a la juventud, incorporarla e interesarla. No es el mañana, la juventud es hoy. Hay que propender un recambio, uno puede dar asesoramiento, pero en la línea de batalla tiene que haber gente joven. El exceso de permanencia provoca acostumbramiento a estar en el poder. En un sistema democrático, no digo tirar todo por la borda ni sustituir una generación por la otra, pero sí empezar a dar lugar, a dar nuevas oportunidades y a ver caras nuevas”.
Reafirmando su vocación de servicio, negó tener aspiraciones ejecutivas, pero si legislativas “detesto las imposturas y las falsedades, por eso muchas veces choco. Estuve 41 años en la justicia, más que suficiente, retirarme siendo legislador provincial si me gustaría porque creo que hay que reivindicar a la Legislatura Provincial como un lugar de discusión, de construcción política, de defensa a la gestión de las cosas que están bien hechas y como un lugar de escuchar a la gente que es lo que me asombra que no se hace”.
El funcionario detalló que, desde su lugar como autoridad máxima de la cartera de Seguridad y Justicia, está llevando adelante un Plan de Seguridad 21-23 que significa un gran avance y la posibilidad para quien lo ejecuta, para la sociedad y para los medios de controlar lo que se hace y lo que no. A raíz de esta planificación, sostuvo que también quedaron en evidencia las carencias que a lo largo del tiempo no se fueron cubriendo.
“El Ministerio de Seguridad y Justicia no tiene techo en la cantidad de cosas para hacer, porque la inseguridad junto con la inflación son dos de las demandas sociales que están en la cúspide. Todo lo que se haga va a ser poco”.
“Tengo vocación constructora más que antagónica, en la policía hoy, se logró después de un tiempo, una conducción unificada que está trabajando de una forma sumamente aceptable. Acepto todas las críticas, porque así funciona el sistema democrático pretender que todos estemos de acuerdo no solamente es un absurdo, sería hasta tedioso”.
Agregó que el proceso de reforma llevado adelante en el ministerio que dirige es inédito, ya que se está descentralizando a la policía, creando unidades regionales con el mismo personal, pero con ubicaciones diferentes.
Sobre la actualidad política sostuvo que es imperioso que los jóvenes recuperen los partidos políticos “la argentina desde el 2001 para acá se quedó sin partidos. Dentro del sistema legal constituir un partido es casi una aventura jurídica por todos los obstáculos que hay que pasar. Tienen que haber formas más dinámicas de participación social”.
“Tenemos un país que está organizado dentro de un sistema federal que no es tal. Hay que re crearlo al federalismo, pasa por una distribución más equitativa de los recursos. Hoy Salta es casi el patio de atrás del país”, agregó.
“Habernos quedado sin colegio electoral fue un error gravísimo, en algún momento nos vamos a tener que plantear en una atenuación del sistema presidencialista y recrear el rol del congreso de la nación y de las legislaturas provinciales, donde la representación popular tenga una sonoridad distinta de la que tiene hoy. Hoy parecería ser que los representantes del pueblo están acallados, si son representantes de una provincia o una región, no parece que defiendan los intereses con el énfasis que uno esperaría. Se plantean también, las nuevas formas de representación popular, vamos hacia formas mucho más directas de representación”.
Respecto a la discusión sobre la eliminación de las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias, sostuvo que en realidad la gran discusión es sobre el sistema electoral. “Es un tema que hay que discutirlo despojado de pasiones y con mucha grandeza, no es justo que en algunos lugares para ser diputado haya que tener 2 mil o 3 mil votos y para capital casi 20 mil votos”.
Detalló que la capital de Salta tiene problemas muy serios que hay que solucionar cuanto antes como el de transporte, tránsito, servicios, edificación, falta de luz, maleza y calles por las que no puede circular la policía.
En la misma línea analizó que los sueldos del sector público están deprimidos, eso provoca desincentivo en los buenos técnicos que son indispensables y por consiguiente demoras, que terminan generando hartazgo en los ciudadanos cuando deben enfrentar un trámite.
“Tenemos que recalificar la carrera administrativa, que vuelva a incentivarse más allá del aumento que se haga porque muchos de los ortodoxos neoliberales dicen que se baja el gasto público reduciendo el personal de Estado. Si uno ve cuánto impacta el personal del estado en el presupuesto general de la Nación se va a dar cuenta que eso es una falacia”.
Finalmente, Cornejo reivindicó el dialogo en la política más allá de las disidencias “las grietas le costaron mucho a la Argentina. Yo marco mi posición, parte de la convivencia humana es poder decir me equivoque, si no hay ese propósito de enmienda y nos encabalgamos en la soberbia, estamos equivocados”.
“Reconocer el error, poderse enmendar y poder cambiar también hace a la capacidad de diálogo y a la posibilidad de discrepar sin que esto signifique enemistarse, insultarnos o agraviar al otro”.
“A mí me parece que nosotros perdimos la idea constructiva de una nación. La Argentina ha dejado de tener objetivos nacionales por eso insisto tanto en la reconstrucción de los partidos políticos”.
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