Hoy nos toca presentar una utopía, a diferencia de la mayoría de las reseñadas anteriormente, estética, más que sociopolítica. El relato de la aventura de un hombre solo, hastiado de la vulgaridad de la vida corriente, de los caminos trillados del arte, de la repetida y monótona labor cotidiana, que ya no puede aguantar la chatura de su sociedad y se rebela contra todos y todo.
Hablaremos de “A rebours”, quizá la más contundente de las novelas de Joris Karl Huysmans, aparecida en 1884. Como reza su título, es un manifiesto que va “a contrapelo”, “al revés”, “a contramano” de la literatura y la cultura de su tiempo. Efectivamente, su protagonista, el único personaje de la novela, un duque huérfano descendiente de un linaje en decadencia, Jean Floressas Des esseintes, siente que su vida se diluye entre la canalla citadina y la vulgaridad ambiente, y se propone remontar su situación… a contracorriente, emprender una “ardiente búsqueda de lo desconocido, huir de la horrible realidad de la vida y franquear los límites del pensamiento caminando a tientas entre las brumas que se divisan más allá del arte”.
Joris Karl Huysmans es uno de los más importantes de los escritores del fin del siglo XIX. Se podría decir de él, lo que de su Des esseintes, que fue “a contrapelo” de las ideas que cundían en el mundo y la sociedad contemporánea.
Su obra es un síntoma relevante de la crisis de los valores culturales y artísticos de su época, cifra de la renovación estética que entonces eclosionó en Europa, principalmente en Francia, y que iba a recoger y recrear, más cerca nuestro, un Rubén Darío.
Su labor es fruto de una postura de vida y de arte, de una actitud de angustia, pesimismo y escepticismo ante la filosofía positivista y el paradigma racionalista imperantes en la sociedad moderna, con sus estridentes consignas de progreso e industrialización.
Esta tendencia, de la que Huysmans en central representante, ha sido denominada como decadentismo. Las etiquetas se regodean en los calificativos: nihilismo, dandismo, cinismo… Lo cierto es que fue un gesto de rebeldía contra el realismo literario de su tiempo, contra el academicismo positivista y el racionalismo científico. Y, por sobre todo, contra el ideal de vida burgués: conformismo, mediocridad, utilitarismo, vulgaridad.
Por Martín Cagnoni para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9