Como parte del entendimiento, se limitarán beneficios que se encontraban «por fuera de los estándares de la industria», consignó la compañía en un comunicado.
La negociación de Aerolíneas Argentinas con tres de los gremios aeronáuticos llegó finalmente a un acuerdo en el marco de las paritarias y busca despejar la temporada de verano de cualquier posible rebrote. Fue luego de una segunda jornada que se extendió durante la tarde y la noche del martes y gran parte de la madrugada posterior y cuyos detalles se difundieron recién este jueves luego de que las representaciones sindicales los refrendaron en asamblea.
Desde el Gobierno y el sector de las y los trabajadores coincidieron en caracterizar la negociación como dura y signada por la incertidumbre hasta último momento. «Aerolíneas Argentinas informa que cerró el conflicto con sus gremios con importantes avances que mejorarán la productividad de la compañía y limitarán beneficios que se encontraban por fuera de los estándares de la industria», informó la empresa en un comunicado, pasadas las 14.
Cerca del mediodía, el gremio de los Aeronavegantes fue el primero en aprobar unanimidad el aumento salarial pactado con Aerolíneas Argentinas y el resto de los aspectos técnicos del acuerdo. Luego le siguieron APLA y APA que encaraban sus propias asambleas en simultáneo. En un comunicado posterior se confirmó el dato de una suba salarial del 16% que puede sumar alguna inyección más a los bolsillos en puntos acorde a la productividad.
Esto deriva de una serie de modificaciones para incluir «incentivos orientados a aumentar las horas de vuelo de pilotos y tripulantes, quienes percibirán mejores salarios cuanto mayor sea su tiempo efectivo de operación», informaron desde la empresa de bandera. Incluso remarcaron que el gremio de pilotos, APLA, «levantó una serie de restricciones que afectaban fuertemente la planificación de vuelos» sin dar mayores detalles que el potencial crecimiento de 3 a 5% en las horas mensuales voladas por compañía.
En un tuit hoy por la mañana, el subsecretario de Prensa de Presidencia, Javier Lanari, volvió a cargar contra los gremios tras definir la pulseada por Aerolíneas como «un cambio de paradigma. Se terminó el sindicalismo extorsionador y patotero. Rompieron una empresa por intereses políticos. Terminaron afectando a quienes dicen defender. Modelo acabado…»
El acuerdo económico con los representantes de la Asociación de Personal Aeronáutico (APA), Aeronavegantes (AAA) y la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) se firmó recién ayer a las 4 de la mañana, según confirmaron fuentes de la negociación a El Cronista. Tanto los gremios como Aerolíneas Argentinas anticiparon entonces a este medio que esperarían tener el entendimiento refrendado para divulgar la información precisa de lo pactado de manera oficial.
En su conferencia matutina, el vocero presidencial, Manuel Adorni, buscó despejar la idea de una «negociación». «Nosotros establecimos las pautas y en base a eso la respuesta fue positiva. Por otra parte, se seguirá adelante con que Aerolíneas no va a seguir siendo parte del Estado argentino», indicó. Y en un tuit posterior anticipó una serie de modificaciones a los convenios que hace tiempo el Gobierno denunciaba como «privilegios» y los gremios sostenían como parte de los derechos conquistados en el pasado.
Cambios en los convenios colectivo: los puntos conflictivos
Según comunicaron desde Aerolíneas Argentinas, tanto el gremio de los pilotos como el del personal jerárquico y los pilotos jubilados de la empresa perderán los pasajes vacacionales confirmados en clase ejecutiva para ellos y sus familiares directos. Además, la tripulación aérea reemplazará el traslado en remís por un esquema de viáticos una vez finalizada la temporada alta de verano, cuando venzan los contratos.
En lo que refiere a los vuelos, se aceptará la venta de productos durante los viajes, contra la resistencia que el gremio de los Aeronavegantes mantuvo largo tiempo. También se aceptó modificar el momento desde el cual se considera que inicia el horario de trabajo, que será al momento de arribar a las terminales en lugar de contabilizar la hora laboral a partir de iniciar el traslado en el remís.
En el caso de mecánicos y el personal de rampa, otro de los cambios que circulaban y finalmente se confirmaron guarda relación con el uso de los hangares y las líneas de trabajo. A partir del entendimiento firmado, se podrá disponer de su movilidad acorde a la necesidad de personal. «Un punto históricamente conflictivo», refrendó el comunicado.
Y en lo que atañe al mecanismo de Check-in y Self Bag Drop, desde Aerolíneas comunicaron que los gremios levantaron su veto a ambos sistemas. Este mecanismo implica que cada pasajero se autogestiona el despacho de su equipaje a bodega, realizando primero el check-in para imprimir la etiqueta que se adhiere a la valija y luego concurre a otro punto donde se pesa el equipaje y se escanea la etiqueta si todo está en conformidad con los requerimientos de la empresa para ese vuelo. Caso contrario, se completa el procedimiento de forma tradicional.
«Estas acciones reafirman el compromiso de Aerolíneas Argentinas de avanzar hacia esquemas productivos más cercanos a los de la industria aerocomercial. Gracias a medidas de gestión orientadas en esa línea, y a una intensa política de reducción de costos, Aerolíneas Argentinas ya redujo su déficit en más del 75% en relación a 2023, año en el que se perdieron 390 millones de dólares», concluye el comunicado de la empresa.
Hasta cuándo se extiende la tregua en Aerolíneas Argentinas
En rigor, durante las tensas horas del lunes y el martes hasta entrada la noche, la posibilidad de un acuerdo que pusiera en pausa el conflicto no estaba del todo claro. «Realmente había una incertidumbre rondando. La reunión del lunes no había sido sencilla y, de hecho, la cantidad de horas que tomó llegar a un acuerdo al día siguiente y que se haya firmado a las 4 de la mañana te da una idea del clima que se vivía», comentaron a El Cronista funcionarios cercanos al proceso.
Los gremios coincidían en este diagnóstico, aunque insisten que el horizonte no se disipó porque hay una decisión expresa del Gobierno de correrse del debate sobre el futuro de la empresa, sin presentar un camino claro. De ahí que el entendimiento apenas generará cierta calma económica con un acuerdo de bolsillo que no logra todo lo que se propusieron pero que mejora lo firmado por los dos gremios que habían negociado el 14% y que les permitirá cierto aire hasta los primeros meses del próximo año.
En la previa, los dirigentes de APA, APLA y AAA buscaron marcar que las paritarias partían de salarios con un retraso del 86% desde diciembre pasado, para correr el eje de las reformas a sus regímenes laborales. Sobre este último punto, los convenios colectivos, no se firmó nada definitivo, aseguran los gremios, sino un compromiso de seguir discutiendo diversos aspectos que el Gobierno puso en carpeta, a medida que sean convocados en mesas técnicas.
En el caso del personal de tierra, APA, se cruza además la situación de Intercargo, los despidos y la decisión de privatizar la firma estatal de servicio de rampa, con el proceso en paralelo y con destino similar que sigue Aerolíneas Argentinas. De hecho, en la noche del martes, mientras los gremios del aire -APLA y Aeronavegantes- alcanzaban cierto consenso, la negociación de APA exponía estas complejidades que la dejaban desfasada. Al final, los tres gremios cerraron en simultáneo.
En este contexto, las palabras del presidente Javier Milei ayer en una entrevista en radio Rivadavia obraron casi como kerosene en un campo aún humeante: «O se cierra, para cortar con el déficit, o se privatiza, pero no va a seguir en manos del Gobierno», remarcó. «Si usted subsidia una actividad, que es el caso de Aerolíneas, ¿dónde se ve ese dinero? ¿En mejor calidad, mejor precio? La contracara de esto son los privilegios que tienen los trabajadores», volvió a acusar el mandatario.
En rigor, es la línea intransigente que bajó desde la Rosada y con la que confrontaron a los gremios desde el primer momento. Si bien en la empresa el proceso preventivo de crisis -que encaminaría a Aerolíneas a un procedimiento de quiebra con posibilidad de suspender convenios y habilitar despidos masivos- no es un escenario deseable, nadie podía garantizar que no se impartiera la orden de arriba sin medir los efectos colaterales.