Fueron varias las finales perdidas, las desiluciones desde que en 1993 la Selección de «Coco» Basile se consagró en Ecuador.
La imagen de Messi arrodillado en el Maracaná quedará grabada en el recuerdo de millones de argentinos quienes podemos disfrutar un título del seleccionado mayor luego de 28 años, lapso en el que fueron varias las finales perdidas.
Cayeron todas las mochilas de Lionel Messi, los 28 años de sequía, los sufrimientos por las finales perdidas, las derrotas y fue justamente con un gol de otro histórico, Angel Di María, que Argentina pudo gritar campeón.
Todo un país anhelaba esta victoria pero cuyo deseo trascendía lo deportivo, era casi personal, estaba focalizada en una persona: Lionel Messi.
Aún sin grandes luces, jugó la final con seriedad, dejando hasta la última gota de sudor. Con un primer tiempo de concentración extrema, en el que sacó diferencia. Y con el aguante del segundo, con el padecimiento del gol anulado de Richarlison, de las dos atajadas de Dibu Martínez… Y las chance de Messi y De Paul del final, que pudieron haber disparado los festejos mucho antes, sin la necesidad del pitazo final de Ostojich.
Pero la Selección jugó la final como lo pedía el partido. Y al fin alzó el trofeo. Como lo había hecho por última vez en 1993, en Ecuador, con aquel equipo que orientaba Coco Basile y tenía a Gabriel Batistuta como faro. Al fin y al cabo, terminó siendo el combinado de camino más firme.
Y Messi, el Messi que colecciona coronas con el Barcelona, se probó por primera vez una con la Selección Mayor (ya la tenía con la Sub 20 -Mundial 2005- y la Sub 23 -JJOO 2008). Quedaron atrás las Copas América 2007, 2015 y 2016, más la definición del Mundial 2014 ante Alemania. Esta vez no miró el trofeo con recelo y con rencor. Lo levanta, orgulloso. El fútbol se lo debía. Y se dio en el templo de este deporte en Río de Janeiro. Así como Uruguay tuvo su Maracanazo en 1950, Argentina y Messi rubrican el suyo en 2021. Histórico. Inolvidable.