Sostuvo que la grieta es necesaria para generar un debate serio sobre el rumbo de Salta, además se refirió a las señales de la sociedad en las elecciones provinciales, manifestadas en el voto en blanco y falta de participación; consideró necesario que la política las asimile y reaccione al respecto.
El reconocido investigador social, analista político y director de la consultora de comunicación política WE en dialogo con Diego Comba para el ciclo La Rosca, consideró que Salta al igual que el resto del país y varios lugares del mundo, atraviesa una crisis de representación y de identidades políticas que influyen directamente en la antipatía de la sociedad.
“Salta necesita su grieta, si no la tiene, no tiene la capacidad de discutir hacia dónde va”, afirmó.
Al respecto, argumentó que no solo hay que reivindicar la rosca como herramienta para generar consensos y administrar disensos, sino también la grieta entendida como frontera, gestionada con respeto, diálogo y entendimiento. Una grieta que no implique agresividad, golpes bajos y la incapacidad de tener acuerdos básicos de convivencia “Cuando todos somos lo mismo, nadie es nada” especificó.
El experto, consideró que hay un problema de profesionalización y de entendimiento de los procesos por parte de la clase dirigente y entonces, una incapacidad para distinguir cuáles son los debates que debería tener Salta por ejemplo, respecto a la minería o a la educación “donde no hay capacidad de argumentar, no hay necesidad de diferenciarse”, sentencio.
“La elección pasada fue interesante, hubo rechazos a dirigentes históricos y a outsiders. Perdieron dos tipos de políticos. Esto da una idea de que hay que poder representar algo y eso implica entender y conocer a alguien”. A esta evaluación, sumó que es un desafío no solo de la política sino también de quienes realizan investigación social y de opinión pública, descifrar qué es lo que quiere una sociedad cada vez más compleja.
“Hay que interpretar esta desafección que tiene la gente manifestada en no ir a votar o votar en blanco. Está dando una señal en una elección intermedia, si los espacios políticos no dan respuesta ni asimilan ese mensaje, 2023 puede ser un escenario difícil de predecir en cuanto a la reacción de la sociedad.” Sostuvo Gebhard.
Continuando con su análisis consideró que la gente deposita su voto de confianza en los outsiders porque son figuras conocidas, con las que empatizan, sienten afecto y generan una representación que es la de la credibilidad. Basándose en este argumento agregó que entonces no hay que construir políticos sino ideas.
“En un momento la política tomo un lugar de comodidad dónde distintos candidatos podían participar de cualquier espacio, representar cualquier idea, en cualquier turno electoral; aprovechándose de toda la implosión del sistema de partidos que tuvimos. Eso hoy está llegando a su fin, hoy la gente empieza a buscar definiciones o a decir yo ya no participo más”
Para cerrar, Benjamín Gebhard reflexionó “Creo que a la política le está corriendo el reloj y pueden tener estas discusiones por las buenas o por las malas, que va a ser cuando finalmente entre un outsider que destruya el sistema y los acuerdos”.
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