El fotógrafo y documentalista Jorge Barbatti, quien reside hace años en La Caldera, propone una muestra fotográfica diferente, en la que expresa «la soberanía de esta tierra a través de la belleza de la mirada» de sus habitantes.
«Como artista habitar un espacio no significa ser un vecino del pueblo, sino anidar las imágenes de ese lugar», afirma el fotógrafo y documentalista Jorge Barbatti, quien en su faceta de aristas propone una muestra donde los protagonistas son quienes lo rodean desde hace 12 años en La Caldera.
La muestra forma parte del 44° Abril Cultural Salteño con una propuesta de exposición virtual del 23 al 30 de abril.
«En ese transcurrir quedaron atrás varios borradores. Tuve una idea inicial de realizar un registro fotográfico, de documentar el cambio de lo rural a lo urbano que sufrió el pueblo en estos últimos 10 años. Pero cuando decidí trabajar con retratos de lugareños, el artista le ganó al documentalista», asegura Barbatti.
Recuerda una frase de Sara Facio, <<Un rostro es el mejor paisaje>> y en vez de retratar el entorno de La Caldera, uno de los más vistosos de Salta, se decidió a plasmar en fotografía la belleza de su gente.
«El estudio fotográfico como espacio jugó aquí un rol fundamental. Cuando los invitaba para retratarlos casi todos me preguntaban: “¿Me visto de gaucho? ¿qué me pongo?”. A pesar que no era mi búsqueda, algunos de ellos trajeron espontáneamente un sombrero o vistieron a su hijo de gauchito. Resulta muy difícil romper con ese espejo de miradas propias y ajenas».
«El otro gran interrogante que les surgía era: “¿Por qué a mí?” Seguramente para la mayoría de ellos fue su primera experiencia de ser retratado. Lo mágico del estudio es la posibilidad de hacer esa operación de extracción de sus roles o de sus contextos. Despojarlos de las miradas folklorizantes, sacudirles el eslogan turístico de “tierra gaucha” para iluminarlos desde otro lugar».
«Me propuse entonces hacer fotografía de autor para representar en la mirada de esos caldereños, un poema en imágenes. Quisiera lograr con esta muestra algo simple y, a la vez, muy complejo: rostros soberanos de estas tierras que sean recordables por la belleza de sus miradas«.