El Arzobispo de Salta encabezó el vía crucis de la juventud y se negó a hablar sobre la denuncia que realizó una monja en la justicia provincial. Durante su homilía, habló del perdón.
Después de dos años de suspensión por la pandemia, el Arzobispo de Salta, Mario Antonio Cargnello, encabezó el vía crucis de la juventud y en la cima del Cerro San Bernardo llamó a creer en el esfuerzo para hacer el bien y en la capacidad de perdón.
En todo momento, el religioso se negó a hablar con la prensa sobre la denuncia por violencia de género que ingresó esta semana al Juzgado de Violencia Familia y de Género N° 3, a cargo de María Carolina Cáceres Moreno.
Sin referencias claras, durante la homilía habló de “hacer el bien” y sobre “aprender a perdonar”. “De jóvenes tenemos mucho entusiasmo y ponemos esfuerzo en hacer el bien pero la vida nos hace chocar con otras realidades. No siempre el bien, es considerado el bien. Nos rechazan, subestiman, ridiculizan o nos atacan, pero debemos creer en hacer el bien”, pidió el Monseñor.
Además, señaló que “hacer el bien es un camino que necesita de fortalezas” y advirtió que “a veces nos cansamos y empezamos a pensar en uno mismo sin pensar en los demás”. “Cuesta pero no es un camino imposible. No nos neguemos la capacidad de perdonar”, remarcó el Arzobispo.
La denuncia de las religiosas que viven en el convento de clausura es por violencia física, psicológica y económica. Está asentada en el juzgado de Violencia Familiar y Género 3 y apunta contra otros dos religiosos además de Mario Cargnello: Martín de Elizalde, obispo emérito, y Lucio Ajalla, vicario cooperador de la Catedral de Salta.
La causa se maneja con total hermetismo pero, de acuerdo a fuentes vinculadas a la Iglesia, se habría originado en una diferencia entre Cargnello y las monjas del convento de clausura que habría derivado en un episodio de agresión verbal e incluso física.
La denuncia se conoció el jueves y, hasta ahora, desde la Iglesia se mantuvo silencio.