Rusia decidió invadir Ucrania un día, en pleno siglo XXI, y desató una guerra que dio lugar a un sinnúmero de artículos de especialistas y no tanto dando su opinión o, en última instancia, postura con respecto al conflicto. Todos, como ocurre con cualquier tema en los últimos años, tenemos una postura al respecto.
No importa si sabemos o no, realmente no importa. En la era de la posverdad no interesa saber, sino que sentimientos desencadena tal o cual hecho (sea real o no). Las redes sociales nos dieron a un montón de nadies la posibilidad de opinar y debatir con otro sinfín de personas que exceden al grupo de personas conocidas, amigos o familiares que uno frecuenta. Y es que las redes sociales han significado que la realidad no es más el barrio, el laburo o el colegio al que uno asiste; a partir de aquellas, la realidad está acá al lado o en Singapur aunque nunca hayamos visto siquiera una foto.
En aquellos que debaten el asunto en las redes sociales, lo charlan en la puerta del “laburo”, o en los pasillos de la facultad no está puesto el acento, sino en aquellos “especialistas” de medios prestigiosos o no, que no solo ponen la pluma para informar sino también el sentimiento y, peor aún, el prejuicio. Inmediatamente, el antes presidente de Rusia, Vladimir Putin, se convirtió en el dictador de Rusia (textual como se lee en los medios). Y no sólo eso, sino que se esfuerzan desde entonces en dividir un conflicto profundo y con muchas aristas sociales, políticas, económicas, históricas e incluso geopolíticas… en una pelea de buenos y malos. Esto no intenta ser un alegato de defensa hacia nadie, toda guerra es mala porque conlleva muerte, muertes de inocentes civiles sin discriminar entre jóvenes, niños o ancianos, desestructura un mundo que mal o bien camina, y las consiguientes pérdidas económicas que esto genera en cualquier parte de mundo.
Lo que se propone es entender el conflicto de una manera objetiva o, por lo menos alejada de intereses personales o posturas que más tienen que ver con la subjetividad de cada uno. Entender el conflicto desde la política internacional, el orden mundial y el consecuente poder real que se busca en el contexto internacional.
Desde el inicio del conflicto, algo impensado –o quizá no- para estos tiempos, proponemos ir desentramando cada hilo, analizarlo y llegar a una conclusión, todo ello desde el punto de vista de la política internacional, el orden mundial y las relaciones internacionales. Porque evidentemente la guerra va a durar un poco más de lo que pensábamos y, quizá, termine siendo el hecho que cambie una vez más el orden mundial, como antes lo hizo la Guerra Fría, la caída del muro o el atentado a las Torres Gemelas.
Nos veremos por aquí, para seguir analizando lo que esta guerra deja al mundo, al país y a nosotros mismos. Hasta la próxima