El país comenzó a vacunar el 27 de diciembre en las residencias de ancianos. Pero hasta el 1 de enero apenas 516 personas habían recibido la vacuna, en comparación con más de 200.000 en Alemania, en el mismo período, y alrededor de un millón en Reino Unido.
El gobierno francés busca pisar el acelerador en el proceso de vacunación contra el covid-19 tras recibir una lluvia de críticas por la lentitud de su campaña que avanza a paso de tortuga con respecto a otros países europeos.
“Se están burlando de nosotros. Hoy en día vacunarse es más complicado que comprar un auto”, denunció el lunes Jean Rottner, presidente de la región Gran Este, una de las más afectadas por la pandemia en Francia.
“Estamos hoy frente a un escándalo de Estado”, estimó Rottner, miembro del partido de oposición de derecha Los Republicanos (LR), quien exigió una “aceleración” de la campaña.
“Somos el hazmerreír del mundo. (…) Es vergonzoso”, indicó por su parte el vicepresidente del partido de extrema derecha francés RN, Jordan Bardella.
Mientras, el eurodiputado ecologista Yannick Jadot dijo que la estrategia de vacunación de Francia era un “fiasco” y que el presidente Emmanuel Macron era el único “responsable”.