La increíble historia del guardameta de Almagro detenido en un centro clandestino. Youtube nos invita a ver la triste y recordada historia de Claudio Tamburri, una que supera la ficción. Trama que tranquilamente puede figurar como documento o fotografía del periodo dictatorial argentino
Esta semana traigo para compartirles una película bastante interesante: “Crónica de una fuga”. Este film dirigido por Adrián Caetano es una adaptación del libro “Pase libre: la fuga de la Mansión Seré” de Claudio Tamburrini. El desarrollo de la trama se enmarca dentro de la temática de la Dictadura y resulta una excelente pincelada para repasar su oscuro y tenebroso accionar. El mismo se encuentra disponible en Youtube y es una propuesta más que cautivante para agendar.
Su Estreno se produjo, no casualmente, un 24 de marzo de 2006 (se conmemora el día de la Memoria por la verdad y la Justicia) Cuenta, en su elenco, con las participaciones estelares de Rodrigo de la Serna, Pablo Echarri, Diego Alonso Gómez y Nazareno Casero, por nombrar algunas de las figuras más visibles. Esta proyección es una triste y singular muestra no sólo de la accidentada vida de Claudio Tamburri sino también de las actividades criminales de los famosos escuadrones de la muerte y los centros clandestinos de detención.
Tamburri, autor del libro adaptado y personaje esencial de esta historia, no era nada más que otro futbolista defendiendo los tres palos de Almagro, un ciudadano común, amante de la redonda y estudiante de Filosofía. El penoso momento, en el que se detiene su vida de paz y armonía, está retratado en esta trama no sólo como dato biográfico sino como la simbolización de la locura, violencia e impunidad con la que se movían los grupos de tareas de la Dictadura.
Una vitrina de “bigotones” y personajes macabros y siniestros están presentes en ese período oscuro de la historia personal de Claudio Tamburri, aunque dos sobresaldrán particularmente: Hugo y Lucas. El primero protagonizado, muy interesantemente, por el clásico galán de varias telenovelas argentina, Pablo Echarri. Este personaje perverso, se podría decir, es la palabra autorizada para poner en práctica la tortura y violencia como así también el secuestro irracional, sin mayores fundamentos e indiscriminado, de cualquier ciudadano. Por sus pesadas decisiones, se moverá el castigo físico y psíquico como así también la puesta en práctica de distintas flagelaciones características del régimen como es el caso del violento “submarino”. Será Hugo, también, el cabecilla de una banda legalizada por el Estado, una que sin escrúpulos está en plena guerra con “los asquerosos zurdos” que merodeaban las Facultades de las casas de altos estudios. El segundo, Lucas, se encuentra interpretado por otro talentoso actor como Diego Alonso Gómez (ex Okupas). Este personaje seguirá la misma línea de Hugo, en cuanto a lo siniestro, aunque desde la para nada elegante mansión Seré o también conocida como Quinta de Seré o Atila.
El film no ahorra segmentos específicos para resaltar lo irracional y nefasto que resultaban las actividades comandadas por las fuerzas del Estado (la mano armada del régimen, obvio). Su patrulla de operaciones merodeaba las calles, en la mayoría de los casos, y eran frecuentes, en sus actividades cotidianas, los arrestos “cantados o soplados” por los secuestrados (muchos de ellos producto de torturas excesivas que invitaban a largar el nombre de algún perejil)
Allanamientos a plena luz del día, violación constante de domicilios y posteriores sustracciones de artículos del hogar, eran moneda corriente en la trama. El despliegue, de tanta oscuridad, producido por estas fuerzas sirve también para poner sobre la mesa la tortura cotidiana y ausencia de justicia penal y, por sobre todo, legal. La condición de clandestinidad posibilitó y orquestó, nefastamente, estos desmadres. Una barbarie bien filmada por el brazo talentoso de su director como así también representada por un elenco bastante bueno.
La víctima, interpretada magistralmente, como nos tiene acostumbrado Rodrigo de la Serna, no es más ni menos que un perejil. En su figura aparecen, también, los destinos irracionales de algunos ciudadanos argentinos. Tamburri, en una desesperada discusión con el Tano, llega a decirle algo así como la Revolución no se hace mintiendo ni mandando a matar a los giles como él. Una crítica, a la pasada, a lo desmesurado e irracional de las actividades combativas de los movimientos en puja con el régimen dictatorial.
Adrián Caetano es un gran director sin dudas. Sus historias y personajes bordan no sólo lo realista sino también se encuentran dotados de un naturalismo bastante atractivo. No está de más mencionar que participó en el armado de Tumberos, El Marginal, Pizza, Birra y faso, por nombrar solo algunas.
Crónica de una fuga no es más ni menos que un retrato crudo no sólo de las actividades clandestinas de un grupo paramilitar de tarea del régimen sino también una excelente pintura del oscuro periodo que rodeó a la dictadura militar. Una proyección digna de mirar.
El film se encuentra en Youtube y es una interesante propuesta para repasar una fecha tan pesada y necesaria como todos los 24 de marzo. La invitación está realizada. Nos vemos la próxima estimados amigos.
Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7