La Asociación de Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA) denuncia salarios congelados, despidos y vaciamiento. Mientras tanto, Trabajo volvió a bloquear la protesta.
El paro de controladores de tránsito aéreo previsto para este fin de semana quedó, una vez más, suspendido. La Secretaría de Trabajo dictó la conciliación obligatoria y frenó las medidas anunciadas por la Asociación Técnicos y Empleados de Protección y Seguridad a la Aeronavegación (ATEPSA). La decisión garantiza, al menos por ahora, el normal funcionamiento de todos los aeropuertos del país, pero no resuelve el conflicto de fondo que viene acumulando tensiones desde hace meses.
El gremio había programado una serie de paros escalonados entre el 24 y el 31 de mayo, en distintas franjas horarias, que amenazaban con afectar el tráfico aéreo en plena temporada alta de vuelos de cabotaje y conexiones regionales. El reclamo principal apunta a exigir una recomposición salarial tras más de ocho meses sin actualizaciones, en medio de una inflación acumulada que ya supera el 100% interanual.
“Nos ofrecieron un 0% de aumento y quieren cerrar la paritaria 2024/25”, advirtió el gremio que conduce Paola Barritta. Pero no se trata solo de sueldos. Desde ATEPSA denunciaron también despidos ilegales de controladores, técnicos y operadores SAR, el vaciamiento de áreas clave de la Empresa Argentina de Navegación Aérea (EANA) y la amenaza de cierre del histórico centro de formación profesional.
La medida del Gobierno se inscribe en una semana donde el Ejecutivo reglamentó el derecho a huelga, endureciendo condiciones y limitando la capacidad de acción de los gremios en sectores declarados esenciales. En este escenario, la conciliación obligatoria aparece como la única respuesta oficial a cada conflicto que incomoda, sin propuestas serias ni instancias de negociación reales.
Por ahora, los aviones despegarán sin sobresaltos y las operaciones aéreas continuarán en todas las franjas horarias. Pero detrás de la foto de normalidad persiste el malestar. “No hay reconocimiento ni voluntad de resolver nada. Solo se apela a la conciliación como herramienta disciplinadora”, remarcaron desde el gremio. El reclamo sigue, y el conflicto también.