Nació en Buenos Aires en 1978. Es docente, feminista y madre de siete hijos. Estudió letras clásicas en la Universidad de Buenos Aires. Vive en Caseros, provincia de Buenos Aires. Cometierra es su primera novela.
Es la historia de una joven vidente a la que recurren vecinos desesperados. Se trata de un ser que tiene la capacidad de darles respuesta a los familiares que buscan los cuerpos de las mujeres asesinadas comiendo tierra de donde ellas son o fueron violentadas, y su don la acompaña desde chiquita, desde cuando ella misma era una nena desesperada por la brutal ausencia de su madre, víctima de un femicidio.
¿Cómo surgió Cometierra y de qué manera se fue convirtiendo en lo que es hoy, una novela muy leída y traducida a muchos idiomas?
Cometierra surgió como un trabajo del taller de escritura de Selva Almada y Julián López al que yo asistía hace un año, donde venía escribiendo cuentos. En un momento, un compañero poeta y Narrador, Marcelo Carnero, leyó un texto poético que terminaba diciendo “tierra de cementerio”. Cuando terminó de leer, yo tenía los ojos cerrados y vi eso, una nena de unos ochos años, sentada en un cementerio, con el pelo largo, oscuro y llovido, y la piel color de la tierra, que estiraba las manos por debajo de su cuerpo y agarraba tierra y se la comía. Fue una imagen muy extraña y potente. A partir de ahí, yo suspendí los cuentos que venía armando y empecé a trabajar esa escena por escrito y así nació el libro. Yo pensé que al comer la tierra del cementerio esta nena se ponía en contacto con otros cuerpos que habían dejado algo de sí en ese lugar. Y Cometierra (así le dicen en el barrio al personaje de la novela) ve eso, justamente.
El día que murió Maradona hablábamos de los dones en relación a la figura del Diego, hombre que tenía un don, que por un lado lo salvó y por otro lo condenó. En relación al personaje principal de tu novela y teniendo en cuenta tu formación en letras clásicas ¿qué es para vos el don y qué significado tiene en tu texto?
El don es algo dual. Es algo que la mayoría de la gente no tiene, pero también tiene su costado maldito, porque te coloca en situaciones muy difíciles que tenés que resolver. Conlleva una responsabilidad enorme, y no todos están preparados para eso. A Cometierra le pesa un montón tener esa especie de cementerio en la cabeza y revivir una tras otra imágenes brutales de cómo murieron esas chicas. El mismo sobrenombre que le ponen los vecinos (Cometierra) es un estigma para ella, ya que no tiene demasiada interacción social, porque es señalada en el contexto de la barriada periférica en la que vive.
La tierra acá en el norte es la Pachamama, que es una deidad cotidiana, que actúa por presencia y con la cual se dialoga, ya sea pidiéndose sustento o disculpándose por alguna falta cometida en contra de la tierra y por todo lo que nos provee. ¿Qué significado tiene la tierra en tu novela? Pienso en la relación con lo femenino, con la justicia, con la mitigación del sufrimiento.
Yo a eso lo pensé un montón, y lo sigo pensando. Pienso en la Pachamama, pienso en la Antigüedad Clásica, pienso en Gaia (madre del Planeta Tierra) y en su separación con Urano, es decir tierra y cielo, lo femenino y lo masculino. Esto se repite en la mayoría de las culturas antiguas. La tierra está ligada a un principio femenino, a los ciclos de la agricultura, y al cierre de ciclos, es decir, a la muerte. Todo esto lo tomé desde la ficción y pensé una tierra absolutamente femenina que nos liga a la vida pero también se abre para recibir los cuerpos cuando la vida ya no está. Y también qué pasa si esa tierra tuviera la oportunidad de contarle a alguien lo que sucedió con esos cuerpos, de alguna manera se quebraría la voluntad de los agresores, porque a ellos no les alcanza con asesinar al otro, sino que hay que hacerlo desaparecer, robarle el cuerpo a los seres queridos. Eso pasa desde la conquista de América, pasando por todos los gobiernos dictatoriales y también con los femicidios.
Trabajás en el Conurbano y sos docente, toda esa violencia y sufrimiento que es está presente en las personas que acuden a Cometierra las ves todos los días. ¿Quisiste darles voz en tu texto? ¿Se puede cambiar la realidad con la literatura?
Sí, quise darles voz, porque el femicidio está siempre presente en la historia de la literatura. Pienso en La Intrusa, de Borges, en el asesinato de la Bizca en Los siete locos, de Arlt, pienso en La Pesquisa y Cicatrices, de Saer. Pienso en el género policial negro, donde muchas veces el cuerpo de la mujer aparece erotizado como enigma, como la femme fatal que es expuesta después de muerta y sirve de espectáculo erótico. Todo esto está hace rato en la literatura, tal vez lo novedoso sea el cambio de perspectiva y de voz que propone la novela. Que narre por primera vez la hija de un femicida desde el lugar de la enorme pérdida y costo que tiene para todas nosotras las mujeres que nos están arrancando. Y ahí sí tuve que hacer una construcción del lenguaje y de las voces de esos personajes, hay un laburo fuerte sobre la lengua.
En relación a tu segunda pregunta, sí, algo se puede hacer desde la literatura. Tampoco voy ser tan ingenua en pensar que por un libro vamos a terminar con la tasa de un femicidio diario en Argentina, pero sí se pueden empezar a problematizar ciertas cuestiones que de otra forma estarían como estaban cuando yo era chica, como en el caso María Soledad Morales, por ejemplo. El crimen visto como un acto por exceso de amor, o algo privado de las familias en donde no hay que meterse, o el crimen pasional. La literatura también desautomatiza la mirada de la vorágine cotidiana, eso que nos hace acostumbrar a los femicidios por la frecuencia con que suceden en nuestro país. Cometierra, lo que hace es detenerse y problematizar la cuestión de los femicidios, eso que aparece o silenciado o mezclado en el devenir social de todos los días.
¿Cómo se vive la pandemia en el conurbano?
Es muy difícil, sobre todo por la duración y por el hecho que nadie estaba preparado para algo así. Hay muchas cosas interrumpidas, el tema del transporte es complicado, mucha gente se quedó sin trabajo, o agudizó sus condiciones de precarizacón. Fue un año muy difícil para todos y más para la gente que venía subsistiendo apenas.
¿Pensás que Cometierra podrá llegar a tener su versión cinematográfica o en serie?
(Risa cómplice) Lo único que puedo decirte es que tengo confidencialidad al respecto. Nada puede salir de mi boca, veremos qué acontece con todo eso.
Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 17 a 19 horas por FM La Plaza 94.9