economia circular

Economía circular: ¿existe una alternativa sostenible y económicamente viable?

Pensar en un producto desde su fabricación hasta el consumidor final, para que luego de ser utilizado, vuelva a integrarse al circuito y no se convierta en desecho. Esto propone la economía circular. El desafío es tomar conciencia y aplicarlo de manera individual y colectiva, porque el cambio depende de todos.

Mucho se habla en estos últimos tiempos de la reducción en el consumo y el uso de materiales desechables. También hay un concepto sobre el reciclado, incorporado en la mayoría de las personas, aunque no todos lo pongan en práctica. Pero ¿te detuviste a pensar acerca de la importancia de que los materiales que a vos -o a tu empresa- no le sirven, pueden ser un gran recurso para otros?

A eso nos referimos cuando hablamos de economía circular. El material básico utilizado para un producto se procesa al final de su vida útil para que pueda ser reutilizado. Y así sucesivamente, infinita cantidad de veces o las veces que dicho material lo permita.

Una economía circular propone un nuevo modelo que modifique la forma en la que actualmente producimos y consumimos. Es una solución virtuosa y conduce a una reducción drástica de la cantidad de residuos, al tiempo que protege recursos pues al fabricar nuevos productos a partir de otros reciclados, no es necesario extraer más recursos naturales de nuestro planeta.

Vivimos en la era de la industrialización y pleno desarrollo de la humanidad, por ello la propuesta desde la Comisión Europea es una economía circular, porque considera que es una contribución al aumento de la competitividad y, por tanto, un beneficio económico concreto.

La realidad de la ágil urbanización en las ciudades del mundo los muestra como grandes focos de desarrollo industrial y generadores de cerca del 80% del PBI mundial. Este crecimiento está basado en un paradigma de producción, su mayoría lineal, enfocado en la extracción, transformación y desecho. Por este motivo, también son responsables de la utilización de los recursos naturales y de la contaminación ambiental, que va ganando terreno en cada lugar.

América Latina y el Caribe no escapa a esta tendencia: las ciudades generan 160 millones de toneladas de desechos sólidos al año, de los cuales únicamente se recicla alrededor del 3%. Podemos afirmar que este modelo ha llegado a un punto de inflexión. A pesar de sus beneficios, ha impuesto grandes presiones al entorno natural, por el agotamiento de los recursos naturales y la contaminación ambiental existente.

Hacia el camino de una economía circular: ejemplos en Argentina
Creando nuevos materiales

A partir de la premisa nada se tira, todo se transforma, emprendedores y empresas de diferentes sectores, con mentalidad ecológica, ponen en marcha su creatividad y capacidad regenerativa para darle solución a los desechos y, a partir de allí, generar nuevos productos.

Así, nació una idea en Río Cuarto, Córdoba: aprovechan el maní al 100%. El maní que se cosecha del campo se come y con la cáscara se produce energía eléctrica. Pero fueron por más, con la ceniza resultante de esa producción energética se crean ladrillos para la construcción. Esta gran iniciativa forma parte de la economía circular, es un producto ecológico, de bajos costos y que para su fabricación ocupará mano de obra.

Otro ejemplo en nuestro país: es un proyecto de tres amigos mendocinos, que transforman residuos plásticos en postes para evitar la tala de más de un millón de árboles. Envases de shampoo, gaseosas y otros contenedores, se transforman en tablas para la industria vitivinícola.

En el caso del plástico, la economía circular desempeña un papel crucial

Esta importante materia prima ha sido desacreditada desde hace algún tiempo, ya que los residuos plásticos se acumulan en zonas enteras y flotan en los océanos del planeta, formando enormes alfombras de plástico. Sin embargo, este problema tiene solución.

Según cálculos de la universidad de California, la producción de plástico ha crecido considerablemente, especialmente a raíz del elevado crecimiento de la población en muchas partes del mundo.

En consecuencia, la UE se centra en la economía circular, como estrategia principal. El reciclaje está en pleno desarrollo en muchos rincones del planeta y es el componente clave de una economía circular a través de diferentes sistemas y métodos, de acuerdo a cada país.

En el futuro, ya desde la fase de desarrollo de un producto, deberá tenerse en cuenta su capacidad de reciclaje.

Epígrafe: Pellets de plástico reciclado.

Una serie de fabricantes de marcas internacionales ya se han comprometido a reciclar el plástico. Coca-Cola, Ikea, Kraft Heinz o Adidas se han comprometido a utilizar en el futuro más plástico de materiales reciclados en la fabricación de sus productos o sus envases.

Cuidades circulares del mundo
Una mirada interesante está puesta en cómo muchas ciudades en el mundo se embarcan en esta experiencia, a través de políticas y estrategias enfocadas en la sostenibilidad de cada lugar. Lógicamente, la metodología es muy variada y heterogénea.

La Unión Europa tiene una estrategia 2020 que pretende generar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador que, a su vez, promueva el empleo.

Esta iniciativa pretende crear un marco político destinado a apoyar el cambio a una economía eficiente en el uso de los recursos y de baja emisión de carbono que nos ayude a: mejorar los resultados económicos al tiempo que se reduce el uso de los recursos; identificar y crear nuevas oportunidades de crecimiento económico e impulsar la innovación y la competitividad; garantizar la seguridad del suministro de recursos esenciales y luchar contra el cambio climático y limitar los impactos medioambientales del uso de los recursos.

¿Quiénes son los actores responsables del cambio?
La economía circular se dirige tanto a los actores públicos encargados del desarrollo sostenible y del territorio, como a las empresas que buscan resultados económicos, sociales y ambientales y también a la sociedad que debe interrogarse acerca de sus necesidades reales.

Todos los expertos están de acuerdo en un aspecto: para que algo cambie de forma sostenible y global y para que la economía circular funcione de forma permanente, es necesario el apoyo y la cooperación de toda la cadena de valor, desde el fabricante de materiales hasta el consumidor final. El comportamiento sostenible comienza en el hogar y en la escuela. El desafío es implementarlo a conciencia y sostenerlo en el tiempo. ¿Lo hacemos?

Add a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *