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El semáforo del Norte Grande Argentino: colores que define una región históricamente relegada

El semáforo, una herramienta esencial para administrar el caos vehicular urbano, es un símbolo de progreso en muchos pueblos del interior de la Argentina. Sus colores dan pautas claras de lo que debemos hacer, al menos esa es la teoría. También lo utilizamos para definir acciones y restricciones en otros temas del quehacer humano como por ejemplo con la Ley de Bosques de nuestro país. Claramente esta ley fue pensada desde
la acción de las topadoras que habilitan tierras agro-ganaderas, a expensas de áreas boscosas. Rojo, deténgase!; Amarillo reduzca la velocidad y vea bien lo que debe hacer; y Verde avance sin mayores problemas (no olvide el estudio de impacto ambiental!!).

Por Alejandro D. Brown*

El Norte Grande de la Argentina representa el 30% de nuestro territorio, donde habita el 20% de los argentinos y su situación relativa socio-ambiental y productiva, también se puede ejemplificar con la lógica del semáforo.

Los temas sociales sin duda están en Rojo, todos los indicadores sociales están peor que la media del país y alberga las ciudades con más proporción de indigentes del país. La pobreza, el acceso a la salud, al agua potable, a la educación, a la electricidad y al gas natural, a empleos en blanco, todo está peor si lo comparamos con la media del país (que ya de por sí es bastante mala). El 75% de las comunidades aborígenes de Argentina está también en el Norte Grande como un símbolo claro de la indigencia, la pobreza y el abandono en que se encuentran más de 1 millón de argentinos.

En el otro extremo del arcoiris vehicular está en Verde, porque la biodiversidad (más del 80%), los humedales (más del 50%), los ríos ríos (más del 60%), las ecorregiones (10 de 15) están en el Norte Grande, reitero, en 30% de nuestro territorio.

En el medio, el Amarillo indica la transición, el color que indica la habilitación para avanzar o detenernos, el color que señala, a mi modo de ver, a la producción, a la acción humana que, utilizando los recursos naturales, nos puede sacar del estancamiento, de la pobreza, del desempleo, que permite que nos lleguen las tan mentadas divisas e inversiones. Un Amarillo que en el Norte Grande a veces languidece y a veces se torna brillante, luminoso.

Es que en el NG se produce el 100% del azúcar, del algodón, del poroto, de la vid, de la yerba mate y el té. También el 80% de los cítricos, el 70% de las plantaciones forestales, el 40% del arroz, el 20% de la carne, el 10% de la soja y el 100% del litio. Pero todo esto junto representa sólo el 8% de las exportaciones de la Argentina Sin embargo, aún hay espacio para producción y para más conservación de los bienes y servicios de la naturaleza.

Sin duda, la clave está en cómo administremos el Verde, para garantizar la sustentabilidad de nuestras acciones territoriales y como el crecimiento del Amarillo nos permite reducir el Rojo que hoy brilla con una intensidad que nos encandila y nos interpela.

*Presidente de la Fundación ProYungas

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