El experto propone que la forma de medir los aprendizajes se defina antes que el currículum educativo y se enfoque en los deseos de quienes asisten a las aulas.
El rector de la Southern New Hampshire University, Paul LeBlanc, cree en cambiar el modelo educativo y, desde su trinchera, está comenzando. De hecho, la revista Forbes consideró a su universidad como uno de los 15 salones de clases más revolucionarios en Estados Unidos. Y ¿qué piensa él del sistema actual para calificar a los estudiantes? Lo llama un “acto de poder inmoral”.
¿Una universidad sin calificaciones?
LeBlanc participó en el 8vo Congreso Internacional de Innovación en Educación (CIIE) organizado por el Tec de Monterrey, en una conversación sobre su último libro Estudiantes primero con Juan Pablo Murra, rector de Profesional y Posgrado.
Ahí dijo que: “las calificaciones son un acto de poder inmoral. Juzgas, con un poder de jerarquía, a jóvenes estudiantes. Es dar un paso hacia atrás, mirarlos y decir ‘aquí es donde te ubico en la semana 15 del curso’, en vez de pensar en las evaluaciones como un acto de aprender. Algo que todavía no has conseguido, no como un acto para juzgar”, señaló.
¿Qué propone? Hacer ingeniería a la inversa. Es decir, no plantear primero lo que se quiere enseñar y luego hacer un plan de trabajo y al final evaluar; es mejor empezar con lo que los alumnos quieren aprender.
“La evaluación debe decir ‘todavía no lo consigues’, no quiere decir que no lo vayas hacer, simplemente, que hasta ahora no lo has logrado. Por ejemplo, no quiero que el piloto que conduce mi avión tenga 85% de las competencias en el aterrizaje solamente. Darle un 8 a un estudiante no quiere decir nada, nosotros hicimos la promesa de que iba a tener ciertas competencias y tenemos que cumplirle. Y eso es una parte muy importante para el proceso”, afirmó.
Propone que la educación superior se debe enfocar en los resultados, saber exactamente lo que queremos que aprendan nuestros estudiantes y lo que sean capaces de hacer. Y medirlo rigurosamente. Así tendremos una enorme libertad sobre lo que podemos lograr. Esto abre nuevos modelos de pedagogía.
La deuda convierte al sueño americano en pesadilla
LeBlanc asegura que para muchos estadounidenses la educación superior ya no representa un parte del sueño americano.
“Yo fui la primera generación en mi familia en ir a la universidad. Suena cursi, pero −para mí− la educación superior fue algo como el ‘sueño americano’. Era un vehículo de oportunidad económica, de movilidad social, de justicia social. Pero para muchos norteamericanos, esto es un sueño cada vez más lejano. Piden un préstamo, toman algunos cursos −no terminan sus estudios− pero sí tienen mucha deuda. Y 45% de las personas que inicia en la educación superior no la termina”, explicó.
De hecho, Paul LeBlanc afirmó que la deuda por los estudios universitarios es una de las más altas de Estados Unidos, solo comparable con la deuda hipotecaria.
“En Estados Unidos no solo vemos mucha inequidad en el ingreso. La deuda por estudios superiores es de 3,700 millones de dólares en deuda, solo comparable con la deuda que existe en las hipotecas. Ni siquiera la deuda de todas las tarjetas de crédito del país es comparable”.
Pensar en los estudiantes primero
“Es raro que conozca a alguien en educación superior que no esté interesado en los estudiantes, a la mayoría nos importan mucho los estudiantes. Nosotros lo llamamos ‘vocación’, pero −realmente− no pensamos tanto en lo que lo estudiantes necesitan”, contó LeBlanc.
Dice que los cursos deben ser mucho más flexibles, pensar que los estudiantes tienen contextos socioeconómicos diferentes. Tampoco se les puede mantener el sistema de horas y créditos como existe en la mayoría de las universidades.
“Pero creo que medir los créditos de aprendizaje es como el Bosón de Higgs. Es la materia oscura que une al universo, pero nadie lo entiende y no sabemos qué hacer con ellos. Son muy buenos para la administración, pero terribles para el aprendizaje”, afirmó.
Fuente: tecreview.tc.mx