Pablo Lázaro es el Gran Maestre (Presidente) de la Gran Logia Argentina de Libres y Aceptados Masones. Es un ingeniero informático de 42 años que hasta dirigió el área de Ciberdelito del Ministerio de Seguridad de la Nación entre 2018 y 2020. Fanático de la ciencia y apasionado por la tecnología, más allá de la presidencia de la Masonería, trabaja en un laboratorio, en docencia y es hincha de Racing. Se unió a la Gran Logia de Libres y Aceptados Masones cuando tenía 24 años.
¿Qué es la masonería?
La masonería es una institución filosófica, filantrópica, laica y progresista. Decimos laica en el más amplio de los sentidos, porque se pide que uno esté dispuesto a estar sentado al lado de alguien que está en las antípodas de su forma de pensar. Desde lo religioso, de un católico, de un protestante o de un judío. Desde lo político, de un peronista, de un radical o de un comunista. Lo que se trata de representar desde la logia, que es la unidad mínima de trabajo de la masonería, es que confluyan todas las aventuras del espíritu. Tratamos tener de un tema la más diversa cantidad de opiniones, porque justamente el método de la masonería es entender al que piensa distinto no como un enemigo, sino alguien al que hay que intentar persuadir y complementarnos desde el plano de las ideas. Es una institución que, a diferencia de otras, enseña a través del símbolo y el símbolo es libre pensamiento. Hay instituciones que enseñan desde el dogma, que es aquello que no se puede discutir; otras desde el signo, que es lo que significa para todos igual (como el semáforo). El símbolo es libre pensamiento porque es maleable, es decir, para cada uno puede representar cosas diferentes. Es por esto que las discusiones que han dividido a los hombres desde tiempo inmemorial, no suceden en la masonería.
¿Podés explicar por qué el secretismo que rodea a la orden?
La masonería no es secreta, es discreta. Es una sociedad civil, legalmente constituida, en el caso de la Argentina, y es iniciática. Es decir que se ingresa a partir de una iniciación, que es un símbolo también, y el conocimiento que uno va aprendiendo a través de los símbolos se va incorporando a través de los años. La idea es que cada uno experimente su paso por la institución sin que nadie le cuente cómo es. Es una experiencia personal. En otras parte del mundo, la masonería es mucho más popular que en Argentina. Por ejemplo, en Estados Unidos, tiene 4 millones de miembros. En nuestro país fue muy perseguida, lo que hizo que muchas generaciones de masones se guardaran en la reflexión sin darse a conocer. Desde el año `30 en nuestro país comienzan los golpes de estado. Ese año, la masonería perdió más de 400 propiedades, y luego, en otros gobiernos de facto, los masones fueron perseguidos. En el `76, por ejemplo, Alfredo Bravo o Simón Lázara (ministro de Alfonsín) fueron secuestrados y torturados. Nosotros somos una nueva generación que hemos sido iniciados en democracia y entendemos que la masonería tiene que ocupar ese espacio que siempre estuvo, que es el de trabajar en pos de la unión nacional, en pos de la fraternidad y demostrar todo lo que ha hecho a lo largo de su historia.
¿Hace poco se sancionó la Ley de educación ambiental, podés explicarnos qué labor cumplió la masonería en este sentido?
Para nosotros fue la primera vez en la historia que como masonería presentamos un proyecto de ley. Esto es porque siempre, en el caso de la Ley 1420 (de Educación Libre, Laica y Gratuita) o en Ley del Divorcio Vincular, fueron presentadas por masones. En este caso es la primera vez que institucionalmente, luego de un arduo debate interno, se presentó un proyecto de ley a partir de la Cámara Alta. Nosotros la hemos denominado “la Ley 1420 del Siglo XXI”. Porque lo que propone es que en todos los niveles educativos exista la materia Educación Ambiental, que no es solamente reciclar, sino entender que el cuidado del ambiente a través de las diferentes generaciones, nos va a ayudar a generar una comunidad desde la bioética mucho más estable de la que tenemos actualmente. Es un logro muy importante, ya que a partir de la votación unánime en el recinto, se ha incorporado en la currícula de todo el país. Esto es fundamental para nosotros.
Un comunicado de la Gran Logia de hace poco tiempo sentaba la posición de la institución en relación a la liberación de patentes de las vacunas para el coronavirus. ¿Podés contarnos algo sobre eso?
Nosotros entendemos que este es un momento único en donde hay mucha demanda de vacunas. Hoy, estas patentes están en manos de 5 o 6 laboratorios, en un caso, o gobiernos, en otro. Ceder las patentes no significa que van a dejar de cobrar. Nosotros respaldamos nuestro pedido en la historia de la humanidad. En otra pandemia reciente, como lo fue el HIV, los medicamentos como el AZT o algunos cócteles de drogas, estaban en manos de monopolios. Pero se creó un mecanismo compensador por el cual estos laboratorios cedían sus patentes y la transferencia tecnológica para que otros la fabriquen, siempre cobrando un porcentaje por la investigación desarrollada de quien tiene la exclusividad. Es decir que seguirían ganando mucho más. Hoy esto permitiría una agilización para satisfacer a demandas de vacunas.
¿Cómo funciona en el mundo la masonería?
La masonería es la fraternidad más extendida en el mundo. Hoy hay presencia masónica en todos los países, salvo en los regímenes teocráticos, como Irán. A diferencia de otras instituciones, no hay un gobierno central de la masonería. Es potencia por país, rige sus propias reglas. Lo que tenemos son federaciones, por ejemplo, la Argentina es miembro fundador de la Confederación Masónica Interamericana, que hoy tiene más de 100 Grandes Logias, es como la OEA de la masonería. Las decisiones de este organismo no son vinculantes, sino que se toman en conjunto y luego cada país decide si aplicarlas o no. El método en todos los países es similar, pero cada uno tiene su impronta. En algunos es más filantrópica, en otros tiene más influencia política, en otros casos es ecléctica, es decir, interesada en todo, como acá en Argentina.
¿Cuál fue la participación de masones en la Revolución de Mayo y por qué creés que siempre hubo masones en los movimientos independentistas latinoamericanos?
En la Revolución de Mayo, salvo Azcuénaga, todos eran masones. Hay que aclarar que institucionalmente, como Gran Logia Argentina, nace en 1857. Es decir que no hubo un mandato específico de la masonería, pero si logias que decidieron trabajar determinados objetivos. Por ejemplo, la revolución de América nace y se planifica en la Logia Caballeros Racionales que trabajaba en Europa. Desde allí se embarcan los diferentes libertadores como San Martín, Bolívar y O´Higgins, que después crean las Logias Lautarinas. Es muy interesante, desde lo historiográfico, entender cómo se unieron estos personajes para luchar por la independencia. Había algo superior que los unía, que era este espíritu libertario y de la revolución, a pesar de sus pensamientos diversos. La masonería te da las herramientas para ser un libre pensador, como ellos lo fueron.
¿Cómo te decidiste a entrar en la masonería?
Yo hace muchos años que pertenezco a un partido político que fue fundado por masones, como lo es la Unión Cívica Radical (Leandro Alem, por ejemplo, fue Gran Maestre). Hoy me siento en el mismo sillón donde se sentaron Sarmiento, Mitre, Alem y otros Grandes Maestres de la historia de la masonería argentina, y eso a veces te hace temblar las piernas. Yo veía que dentro del partido había influencias filosóficas del krausismo y en su momento me acerqué a quien era en ese momento el Secretario General, una especie de Jefe de Gabinete de la masonería, que era Jorge Clavero, Gran Maestre al que sucedí en diciembre de 2020. Desde que ingresé tuve con él una gran relación y es, de alguna manera, mi padre político. Desde allí sigo trabajando en pos de una masonería más moderna, más dinámica, utilizando la tecnología, y trabajando en una puesta en valor comunicacional. Para mí es como unir mis dos mundos, por un lado yo me dedico a la investigación del ciberdelito y trabajo con tecnología, por otro tengo la veta humanística que me aporta mi pertenencia a la masonería. En mi gestión trato de unir esas dos vetas.
Si alguien quiere entrar en la orden, ¿cómo puede hacer?
Puede solicitárselo a algún masón conocido, como era tradicionalmente, o puede utilizar nuestra página web: www.masoneria-argentina.org.ar, o las distintas redes sociales. Allí tendrán la oportunidad de llenar un formulario de ingreso para ser contactados para explicarles más en profundidad y con material oficial sobre la masonería y el llenado de la solicitud de ingreso. Después de un tiempo tendrán algunas entrevistas hasta la comunicación de la fecha de iniciación. Este proceso tarde entre 4 y 6 meses, aproximadamente.
Podes escuchar la entrevista completa en este podcast en Spotify
Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7