El subcomisario Manuel Alberto Pistán, de 43 años y padre de cinco hijos, fue asesinado al intervenir en una gresca que se dio en el marco de una fiesta clandestina.
La familia policial en general y la familia en particular del subcomisario Manuel Alberto Pistán está de luto. El efectivo falleció finalmente al no resistir las lesiones ocasionados en la madrugada del sábado en la localidad salteña de El Galpón, cuando interveino en un operativo para desactivar una fiesta clandestina.
Junto al subayudante César Rodríguez fueron a dispersar una pelea entre grupos disidentes, dos sujetos embravecidos de ira sorprendieron a los uniformados y asesinaron al jefe de la subcomisaría de El Galpón asestándole un violento golpe en la cabeza con un palo.
La fiesta ilegal se desarrollaba en la casa de los hermanos detenidos por el homicidio, identificados como Nahir y Cristian Puntano, de 21 y 25 años respectivamente.
El subcomisario fue trasladado primero al hospital local, donde ingresó con traumatismo encéfalo craneano grave (TEC grave) desde ahí lo derivaron en código rojo al hospital San Bernardo de Salta capital. En el trayecto la ambulancia de alta complejidad tuvo que desviarse y parar en el instituto médico de General Güemes a raíz de una descompesación que sufrió Pistan. Cerca del mediodía de ayer las primeras previsiones médicas señalaban «muerte cerebral», y cerca de las 16 el doctor Facundo Humacata confirmó el deceso del jefe policial.
Después de la agresión y ante la llegada de más efectivos policiales, los dos sospechosos escaparon e ingresaron a su domicilio. En un primer momento el fiscal penal 1 de Metán, Sergio Castellanos, ordenó distintas diligencias: pidió la captura, detención y tomó las medidas pertinentes para evitar que salgan del país, además solicitó al Juzgado de Garantías 2 el allanamiento y detención de los acusados, pero el juez Mario Dilascio dispuso no autorizar el operativo pero si su detención en caso de encontrarlos en la vía pública.
Finalmente, los hermanos Puntano «fueron detenidos a unos 7 kilómetros, en finca Misión, estaban mojados porque al parecer cruzaron un río para seguir con su fuga, según confirmaron a El Tribuno.