El Presidente declaró durante casi tres horas como testigo por pedido de la defensa de Cristina Fernández de Kirchner. Dijo que el criterio para distribuir la obra pública «es político, la política es el arte de manejar la realidad y la realidad es cambiante”.
Alberto Fernández negó la existencia de «arbitrariedades» en la distribución de obra pública nacional y sostuvo que le llama «mucho la atención» lo que se debate en el juicio oral por presuntas irregularidades en la provincia de Santa Cruz, al declarar como testigo y responder preguntas de la defensa de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Dijo que se está juzgando a la actual vicepresidenta por «decisiones políticas no judiciables» ante el Tribunal Oral Federal 2, en los Tribunales Federales de Comodoro Py.
Destacó que el expresidente Néstor Kirchner «siempre fue muy cuidadoso con las cuentas públicas» y remarcó que «tenía casi una obsesión con eso, que tuvo primero como gobernador y luego como Presidente».
Cuando le preguntaron por primera vez cuál era el criterio para distribuir obra pública, el Presidente dijo que “son criterios discrecionales que tienen que ver con las necesidades que en cada jurisdicción se enfrentan. Eso no tiene una regla. Los criterios son criterios de lo que uno entiende de que lo que en ese momento está necesitando el país”.
Y agregó: “No hay un criterio único para distribuir la obra pública. Es política y la política es el arte de manejar la realidad y la realidad es cambiante”.
Luego, a Fernández le insistieron con la misma pregunta una y otra vez. Y respondió en cada ocasión en la que no se invalidaba la pregunta desde alguna de las defensas.
«Todos nosotros creemos que la inversión pública es un gran motor para la economía y hay un principio rector que son cuestiones de naturaleza política. Algunos creemos esto, que el Estado tiene que estar presente y motorizar la obra pública y otros creen que deben hacerlo los privados. Hace un año hubo un terremoto en San Juan y decidimos que se construyen 1000 viviendas en San Juan. El criterio fue la necesidad. En el 2003 la Patagonia tenía un infradesarrollo y hubo que hacer mucha obra. Es muy importante porque está toda la producción petrolera y pesquera», explicó el Presidente sobre cómo decide un Gobierno dónde destina el dinero.
«Nosotros en 2003 o en 2009 creíamos, como me pasa a mí ahora, que la obra pública es un enorme motorizador de la economía», afirmó.
El Presidente, de todos modos, contestaba. «Quiero que entiendan que una vez que el Presupuesto, cuando es aprobado, es responsabilidad de cada ministro. Cada ministro es autónomo. No consulta al Presidente sobre cómo gasta el dinero de su ministerio», explicó.
Cuando le volvieron a preguntar ya por enésima cómo asignaba los recursos en la Ley de Presupuesto, reiteró: «un Presupuesto no es la decisión de un Presidente, todos los ministerios construyen sus números en función de sus necesidades y eso es revisado por el Congreso nacional».
De hecho, el parlamento puede no acompañar ese Presupuesto y el primer mandatario recordó está gobernando sin Presupuesto porque la oposición se negó a aprobarlo.
«Una vez que el presupuesto llega para ser aprobado como proyecto de ley sigue el tratamiento de cualquier proyecto de ley. Lo que quiero enfatizar es que es la ley más compleja de todas y se tiene que modificar muchas veces porque todas las provincias quieren defender sus intereses», detalló Fernández.
Luego, el fiscal Luciani le hizo volvió a hacer una pregunta similar.
«Me da la impresión de que no me está escuchando bien», le dijo el Presidente al fiscal. El fiscal le respondió que lo había escuchado bien. Entonces Fernández le dijo que tal vez tuviera un problema de comprensión de texto.
Luciani le pidió a Fernández que no le faltara el respeto, el Presidente le dijo que no había sido su intención. Luciani siguió haciendo preguntas que el tribunal consideró improcedentes, e insistió en hacer consultas sobre una obra en particular.
El tribunal deliberó y por mayoría decidió hacer lugar a la pregunta de Luciani, que la volvió a formular: «en la planilla del presupuesto 2008 se informa un importe a devengar de 150 millones de pesos y la adjudicación fue de 225 mil persones de pesos. Hay 75 millones de pesos que faltan».
«Como le dije antes, no tenía presente ninguna de las obras, mi memoria es buena; pero no tanto, puede haber habido muchas explicaciones, pero no puedo arriesgar la explicación sobre algo que no conozco», reiteró Fernández.
Consultado nuevamente por el criterio para reasignar fondos, ya cansado de contestar lo mismo, el primer mandatario dijo que la necesidad marcaba el rumbo.
Luego hubo una pregunta concreta sobre el funcionamiento del sistema de reasignación de partidas del Presupuesto.
«Si entiendo bien, la pregunta es si los ministerios podían reasignar los recursos que yo les reasignaba. Eso se llama reasignación presupuestaria y va a ver cuánto pasa y cuánto pasó en la pandemia. Ahora una vez que los recursos son reasignados, los ministros no reasignan, los ministro ejecutan», dijo Fernández.