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¡Fito Páez no es de Rosario!

En la flamante columna de Alegre Distopía denominada “música del alma” Nelson Coronel realizará un recorrido biográfico y musical por los más importantes artistas populares contemporáneos. En esta oportunidad, nos presenta a Fito Páez.

Él mismo se define como un “neurótico importante”, como un apasionado de la música en todas sus formas.

Dicen que nació en Rosario de Santa Fe, Argentina, pero eso yo, al menos, no lo creo. ¿Saben por qué? Porque las personas que portan tanto talento para las creaciones, en este caso artísticas, no pueden encasillarse en un solo lugar. Digo todo esto sabiendo que a muy corta edad, se las tomó para Capital Federal (Bs. As.) y no paró más, no paró de componer música, de actuar para vivir, de darle alegría a su corazón y a los corazones de miles de personas que siguen escuchando a Rodolfo Páez, nacido un 13 de marzo de 1963, un pibito totalmente inquieto, verborrágico en las letras de sus canciones, suntuoso a la hora de los acordes, totalmente sociable a la hora de amigarse con sus colegas músicos (“La rueda mágica” demuestra un poco esto) y principalmente portador de una sensibilidad única, sobre todo a la hora de componer música popular argentina.

Su madre, quien falleció cuando Fito era un bebé de 8 meses, fue profesora de piano y aritmética; su padre, empelado municipal.

Tomó clases de piano en su adolescencia pero luego abandonó la academia para convertirse en un joven adolescente adepto al under, alimentando sus inquietudes musicales con el folklore y el tango argentinos, con música clásica, con los Beatles y con toda la banda de músicos de rock nacional.

En su adolescencia, formó sus primeras bandas, Neolalia y Staff, entre otras. Con esta última logró cierto reconocimiento en el escenario musical rosarino y esto le posibilitó ser escuchado por los popes de la trova rosarina (Baglietto, Goldin, Fandermole, entre otros).

En un show con Baglietto, un tal Charly García estaba presente, lo escuchó y lo fichó para luego invitarlo a formar parte de su banda. Sí, el fanático de Charly, a los 19 años de edad, tocaba el cielo con las manos. Corría el año 1982.

En 1986, grabó una obra maestra junto a otro de sus maestros, el señor Luis Alberto Spinetta: La, La, La. Justamente, la revista Rolling Stone lo catalogó como uno de los mejores discos de la historia del rock argentino. Excelso disco, digno hijo de semejantes músicos. Fito Páez, definitivamente, se convertía en uno de los nuevos músicos solistas argentinos de mayor proyección.

El 7 de noviembre de 1986, mientras Fito se estaba girando por Río de Janeiro, su abuela, su tía abuela y la empleada de las abuelas, quien estaba embarazada, fueron cruelmente asesinadas. El año anterior había muerto el padre.

De todo el caos que le produjeron esos años de tragedia, muerte y desolación, se nutrió para componer, en 1987, Ciudad de pobres corazones, una dura declaración de principios, convirtiéndose también en un cronista musical de las realidades agobiantes de nuestro país, rol que conserva hasta el momento.

Corría el año 1992 y Fito grababa El amor después del amor, álbum que se transformó instantáneamente en un éxito total. Creo que todos los temas de este álbum fueron hits en algún momento; y los números respaldan esta afirmación: más de 700.000 copias vendidas.

“Tumbas de la gloria”, “Dos días en la vida”, “Tráfico por Katmandú”, “A rodar mi vida”, “Pétalo de sal”, “Sasha, Sissí y el círculo de baba”, “Un vestido y un amor” fueron algunos de los hits. Y luego, para consolidarse más aún, comenzó a producir sus propios álbumes: del ´63 (1984) es el primero; luego le sucedieron más de 25 discos, ¡uno mejor que otro!

Actualmente, está presentando su último álbum: La conquista del desierto.

Y podríamos seguir hablando y contando las mil y una experiencias de un artista de semejante calibre… pero mejor retomemos la premisa que dio inicio a todo este escrito: Fito Páez no es de Rosario, no…

Fito Páez es un músico autor de grandes éxitos, es director de cine argentino, es un gran lector, es escritor de novelas, es el reinventor de sí mismo, es el varias veces premiado y ganador de Grammys latinos, es guionista, es padre, es el vecino irredento de cualquier barrio, es un amante empedernido, es uno de los exponentes más importantes de la música popular argentina.

Fito Páez no es de Rosario; Fito es de nadie, o lo que es lo mismo, Fito Páez es de todos.

Los invito a escuchar “La rueda mágica”, una declaración de principios rockeros argentinos de los ´90 que hoy en día sigue sonando: https://www.fitopaezmusica.com/?page_id=125

Por Nelson Coronel para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los jueves de 14 a 16 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7

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