Valeria Abusamra

“Hay que enseñar explícitamente los procesos de la comprensión lectora”

Entrevista de Alegre Distopía a Valeria Abusamra. Licenciada y Doctora en Lingüística por la Universidad de Buenos Aires y doctora honoris causa por la Universidad de Chubut. Investigadora del CONICET. Profesora regular de Psicolingüística en la Carrera de Letras de la UBA y docente de posgrado en distintas universidades del país y del exterior. Su investigación se focaliza especialmente en los procesos implicados en lectura, escritura y comprensión lectora y en las alteraciones de la comunicación verbal en distintas poblaciones de pacientes. Este año publicó junto a Ángeles Chimenti y Sol Tiscornia “La ciencia de la lectura. Los desafíos de leer y comprender textos” en Editorial Tilde.

Hace poco publicaste un libro junto a Ángeles Chimenti y Sol Tiscornia que se llama “La ciencia de la lectura. Los desafíos de leer y comprender textos”. ¿De qué se trata la propuesta?
Hace mucho que a nosotros nos preocupan las habilidades ligadas al aprendizaje, como la lectura, la escritura y la comprensión y producción de textos. Habíamos largado un seminario para FLACSO (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) para ahondar más profundamente en estos temas que se llamó “La ciencia de la lectura”. Allí quisimos demostrar todas las evidencias que había sobre cómo se enseñaba, cuáles eran los procesos y todos los aportes que hacían que realmente existiera una ciencia de la lectura. A partir de eso, surge la idea del libro, invitamos a muchos investigadores que son muy importantes en sus disciplinas. La publicación fue en formato digital y en papel.

A finales de 2021 el grupo D.I.L.E. (Docentes e Investigadores en Lectura y Escritura), que también integrás, publicó un documento titulado “Los desafíos de la alfabetización en el contexto argentino actual” en el que advierten que “Por primera vez nuestro país se ubica por debajo del promedio regional de lectura. Muchos estudiantes no dominan en tiempo y forma la lectura y la escritura e incluso algunos terminan la escuela primaria con muy bajos niveles de alfabetización”. ¿De qué se trata este documento?
El documento forma parte de la misma preocupación. Por supuesto que, ustedes saben, la pandemia cambió todos los parámetros y toda la coyuntura, pero más allá de eso, la preocupación era previa. Lectura y escritura son habilidades muy anheladas por los sistemas educativos del mundo, y los resultados que se visualizaban en Argentina en todos los niveles de escolaridad eran preocupantes. Con la pandemia esto se refuerza. Nosotros trabajamos con la comprensión lectora y tomamos en diciembre del año pasado una prueba breve para evaluar este aspecto en la escuela. Lo que siempre nos pasaba era que se observaba el efecto de la escolaridad, es decir, que los resultados del rendimiento en los grados superiores eran mejores que en los inferiores. Con la prueba que tomamos en diciembre, no encontramos esta progresión, rendían igual todos. La falta de presencialidad hizo estragos en las habilidades culturales, más allá de que se hicieron grandes esfuerzos para que los estudiantes tengan cierta continuidad. Con este grupo tratamos de llevar a cabo acciones que permitan visualizar esta situación, ver cómo encarar este problema para mejorarlo de alguna manera, y sumar a toda la gente que quería sumarse a esta iniciativa.

¿Estás de acuerdo con las declaraciones de la investigadora del CONICET Ana Borzone que dijo que “Los alumnos llegan con grandes dificultades de lectoescritura a la escuela secundaria en Argentina”?
Es un tema muy sensible. Acá hay dos partes, yo siempre digo que tengo la más fácil, porque trabajar en comprensión de textos no genera este “bombazo” que se generó con esa declaración. En la lectura se generó una brecha enorme entre los métodos que se usan para la enseñanza (uno más global, uno más analítico) y adeptos que por momentos son fanáticos de uno u otro. Como es un tema muy sensible, una de los puntos que hay que cuidar es la forma en que transmitís las cosas. Ana María es una de las personas que más sabe en Argentina sobre estas temáticas, pero la forma en que transmite las cosas a veces cala muy hondo. Yo creo que cuando tenés un estudiante que no tiene ningún problema, vos podés utilizar y aplicar el método que quieras que él va a aprender a leer igual. El problema lo tenés con estudiantes que muchas veces terminan con el rótulo de disléxicos o disléxicas, cuando no lo son, y te das cuenta que aplicando otro método se revierte ese diagnóstico. Creo que cada uno tiene que utilizar lo que sea útil de cada uno de los métodos.

Cuando nosotros queremos alcanzar la comprensión de textos, hay algunas estructuras lógicas aristotélicas como el análisis, la síntesis, la crítica y la relación, que hay que manejar. ¿Cuál es la que reviste más dificultad en nuestros alumnos en el proceso de la comprensión de textos?
Son tantos los procesos y funciones mentales implicados en la comprensión lectora que una respuesta a esa pregunta se tornaría demasiado compleja. En psicolingüística todas esas estructuras que vos mencionás tienen otro nombre, pero se pueden establecer analogías. Es muy difícil decir qué funciona mal porque podés tener muchas fallas en los niveles inferiores que repercuten en la construcción del significado textual del proceso de comprensión de textos. Lo que yo destacaría más en relación a esto, es que no siempre se enseñan explícitamente todas estas cosas. Se cree que todos nacemos con la capacidad de jerarquizar información, de generar abstracciones e inferencias, y eso también se debe enseñar y explicar. Con una enseñanza explícita y orientada de estos temas, podrías revertir esto y llegar a alcanzar el pensamiento crítico en nuestros estudiantes, y así lograr los beneficios de tener una sociedad con gente formada y que comprenda textos. Es decir, gente que pueda leer y ser más libre.

En alguna nota hacés referencia a la necesidad de tender puentes entre las neurociencias y la educación. ¿Qué son las neurociencias y por qué estás convencida de esa necesidad?
La neurociencia es una disciplina que se ocupa de estudiar el cerebro a partir de imágenes cerebrales. Muchas veces se cree que a la neurociencia se la puede aplicar en forma directa y hacerla terrenal (bajarla al aula, a la sociedad, al mundo del trabajo) y eso es un gran problema porque, en realidad, no es más que una disciplina, no es una solución o algo salvador. La neurociencia aporta información y permite validar modelos gramaticales y lingüísticos. Hay un problema con la ciencia en general que es la brecha existente entre la investigación básica y lo concreto, en este caso con la neurociencia y la educación. Entre ellas hay puentes muy lejanos que hay que tender, es decir, que los científicos debemos alfabetizarnos en relación a lo que pasa en el aula, y los docentes deben alfabetizarse en relación a las posibilidades que les brinda la neurociencia.

Nosotros transitamos todos los días las aulas y esta es una pregunta que nos surge inmediatamente en este contexto ¿Qué lectores debe formar la escuela? ¿Estamos preparados para las demandas del futuro como institución?
Creo que lo primero a lo que deberíamos apuntar, es hacer los cambios en la formación docente. Yo respeto mucho la labor docente, creo que no está valorada como tendría que serlo, pero creo que hay cosas en las que tenemos que formarnos. Conocer muy bien qué está pasando con las nuevas formas de procesamiento y las necesidades que esto genera, por ejemplo, es algo que me parece fundamental. Las formas que habilita la tecnología en relación con el procesamiento de la información hace que se priorice de otra forma la memoria, la atención, las funciones ejecutivas, porque no es lo mismo leer en papel que leer en otro soporte. No podemos ir en contra de todo lo que se viene y de lo que va a ser el futuro. Tenemos que aggiornarnos para seguir trabajando y así tener mayores lectores y mayores comprendedores de textos.

Escuchá la entrevista completa aquí:

Por Lucas Bertone para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7

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