Cada año, en esta misma época y con miras a las fiestas de fines de diciembre, el precio de la carne tiende a ir aumentando lenta y sistemáticamente hasta acomodarse a precios ventajosos para los integrantes de cadena productiva.
En el caso puntual de la carne vacuna, este incremento que estamos viendo tiene su lógica y aquí vamos a intentar explicarlo.
El 20 de noviembre de 2019 el precio promedio del novillito cotizaba en el Mercado de Hacienda de Liniers a $77 el kilogramo, mientras que, en la misma fecha, pero de este año, el precio fue de $124/Kg, lo que representa un incremento anual del 61% de la hacienda en pie.
Según un análisis de la Fundación Mediterránea, la carne bovina aumentó 55% en los últimos doce meses, muy por encima de la inflación; mientras que la Cámara de la Industria Cárnica de la República Argentina (Ciccra), difundió que desde julio de 2019 el precio promedio de los cortes vacunos aumentó 61,7%, que el pollo lo hizo un 64,3% y el promedio de los cortes porcinos treparon un 96,4%.
Por otro lado, el precio de la tonelada de maíz hacia el 20/11/2019 era de $8.920.- mientras que el 20 de noviembre de este año, el cereal cotizó a $15.990, lo que representa un incremente interanual del 80%.
A este ítem, habría que agregarle el resto de los insumos y los costos de producción y de la industria para entender por qué la carne vacuna ha incrementado su precio en los niveles que observamos en las carnicerías o góndolas de los supermercados. En rigor de verdad, si la carne no recuperó todavía el incremento que tuvo el alimento y los insumos, es simplemente porque la inmensa mayoría de los consumidores no estamos en condiciones de pagar $700 el kilo de asado.
Otro dato a tener en cuenta es que el hábito de consumo se vio resentido en los últimos tiempos hasta perforar el piso de 50Kg/habitante/año, lo que representa una baja considerable si se tiene en cuenta que el 2007 llegábamos a 69,4 kilos por habitante/año.
También es cierto que la proteína animal sigue siendo la preferida de los argentinos y el pollo es la carne que reemplazó en parte el consumo de carnes rojas, simplemente por el precio.
Hay quienes dicen que la carne vacuna es la que predomina en la mesa de los argentinos del 1 al 15 de cada mes, mientras que la última quincena lo es el pollo, el cerdo o cualquier o cualquier otra proteína, entre las cuales habría que mencionar los huevos.
Y ya que estamos hablando de carnes alternativas, es importante señalar que el cerdo también recuperó parte de su precio en los últimos meses, luego de haber alcanzados niveles bajísimos, lo que permitió que, en ese periodo, gran parte de los argentinos se volcaran a esa carne, algunos por primera vez y otros adoptándola como la principal.
El pollo es la proteína que más ha crecido en consumo per cápita pasando de 18,4Kg/habitante/año en 2003 a 40,4 en 2014. En la actualidad ronda los 50, igualando la carne vacuna y superándola en alguna regiones.
Con ese análisis, cae de maduro que a pesar que el bolsillo no da más, es muy razonable pensar que el precio de todas las carnes van a seguir aumentando, en especial la vacuna, para recuperar valores en base a los costos de producción. El consejo sería tratar de comprar el peceto o lo que vaya a consumir en las fiestas de fin de año ahora, que seguramente se ahorrará una buena cantidad de pesos.