Un juego de intereses, lobby y presiones gravita sobre el mercado energético con el foco puesto en la modificación de la Ley de Biocombustibles sancionada en 2006 y que vence en mayo de 2021.
La Liga Bioenergética integrada por ocho provincias, entre ellas Salta, impulsa la modificación de la Ley N° 26.093, planteando el potencial de desarrollo en el sector; como contrapunto está el sector petrolero y ahora la industria automotriz con las principales multinacionales a la cabeza.
Hace unos días, la Asociación de Fábricas de Automotores(Adefa) presentó una carta con carácter de queja al Ministerio de Desarrollo Productivo advirtiendo las consecuencias de avanzar en la propuesta de la Liga, que consiste en un incremento del porcentaje que se mezcla de biocombustibles en los combustibles fósiles.
Un informe de La Nación asegura que el proyecto de la Liga pretende llevar el porcentaje de etanol en las naftas a un 15% sin un marco temporal establecido y de biodiesel en el gasoil, al 15% en forma inmediata; al 18%, en 18 meses, y al 17,5% -como máximo- el 31 de diciembre de 2027.
Adefa sostiene que esto obligaría a recalibrar los motores de todos los vehículos del parque automotor argentino -nuevos y viejos, casi 14 millones de unidades- para adaptarlos a estos cambios. También alega que generará más costos al precio de la nafta y el diésel.
El Ministerio de Matías Kulfas planteará una mesa de trabajo para acercar posiciones.
En el NOA, el bioetanol de caña se ha convertido en un importante sustento para su principal sector, minimizando la necesidad de exportar los excedentes de azúcar a precios por debajo de los costos de producción. Similar es el caso de las zonas donde se han instalado las refinerías de maíz en la región central.
Situación en Salta
En idéntica situación a Tucumán y Jujuy, Salta es un jugador importante en el mercado de biocombustibles. Hay más de 370 mil hectáreas cultivadas de caña de azúcar en las tres provincias, con más de una docena de plantas de bioetanol que generan recursos y miles de puestos de trabajo.
En Salta dependen de esta actividad 1700 familias de forma directa y el mismo número de manera indirecta.
A diferencia de Tucumán y Jujuy, Salta tiene presencia en la producción de hidrocarburos, que si bien en declive por falta de inversiones, continúa siendo fuente laboral de un considerable número de familias.
En este sentido se deberá tomar una decisión política sobre la matriz energética prioritaria, analizando potencial de desarrollo, generación de recursos y empleos genuinos.