Un sujeto de 22 años fue condenado a cinco años de prisión efectiva por resultar autor penalmente responsable del delito de abuso sexual gravemente ultrajante.
La Sala I del Tribunal de Juicio, presidida por el juez Federico Javier Armiñana Dohorman, condenó al sujeto por abusos sexuales y ordenó que sea trasladado a la cárcel de inmediato.
Se ordenó la extracción de material genético del condenado por parte del Servicio de Biología Molecular del Departamento Técnico del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), previa asignación del Dato único de Identificación Genética (DUIG), para su incorporación en el Banco de Datos Genéticos.
El imputado fue denunciado por la mamá de los niños damnificados. La mujer refirió que ella le alquilaba un monoambiente a la madre del acusado, donde vivía junto a sus dos hijos. El imputado y su familia residían en la parte de adelante.
La denunciante -se omiten los nombres para preservar a las víctimas- dijo que sus hijos se quedaban solos en el monoambiente cuando ella se iba a trabajar al Mercado San Miguel. Sabía que el imputado solía invitarlos a su casa, a jugar a la play, pero nunca imaginó lo que les hacía. Señaló que se enteró acerca de los abusos porque la hermana del acusado le contó. Fue poco antes de que ella se mudara a pedido de la madre del condenado, quien le pidió que se retirara porque supuestamente iban a refaccionar el lugar.
Al consultarles a sus hijos acerca de los abusos, ambos le confirmaron que el vecino los sometía a tocamientos y a otros actos impúdicos cuando los invitaba a jugar con su play station. Le dijeron que no le habían contado porque ella llegaba cansada de trabajar y porque no querían que los echaran del alquiler.