La tan mencionada grieta que en el discurso político todos quieren cerrar, en la realidad parece no tener fin. Ahora el jefe de Gabinete Santiago Cafiero acentúa esta dialéctica discursiva: «Hay dos modelos en pugna muy vigentes en la Argentina», aseguró.
El discurso político del expresidente Mauricio Macri se caracterizó por un incesante ataque a la «corrupción kirchnerista» y en base a eso construyó una concentración de poder que le permitió ser presidente durante cuatro año. La permanencia de la grieta, la visibilidad del «enemigo», le permitió camuflar falencias de gestión durante un cierto tiempo.
Alberto Fernández llegaba a la Presidencia con el compromiso público de terminar con esta dialéctica y misión confrontativa, aunque parece que solo fue un latiguillo de campaña.
Durante este año, fue constante la referencia a la falta de presencia del Estado argentino en las políticas sociales entre 2015 y 2019. Esto fue real, pero la gran mayoría de los argentinos están cansados de disparos de uno y otro lado.
Ahora fue el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero, quien acentúa la semántica apelativa a la oposición en una entrevista brindada a la agencia Telam: Hay dos modelos en pugna muy vigentes en la Argentina», señaló. Esta frase no es distinta a los comentarios de cabecilla de los principales dirigentes políticos de los últimos diez años.
El jefe de Gabinete Santiago Cafiero sostuvo que persisten en la Argentina «dos modelos en pugna», el que expresa el Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner de «producción, trabajo, distribución de la riqueza y fortalecimiento del mercado interno» y el que defiende el macrismo, fundado en «la especulación financiera y la concentración de riqueza».
Deberíamos recodar cualquier discurso de Macri o de unos de sus funcionarios considerando que la Argentina se debatía entre el país de la corrupción kirchnerista o el modelo conducido por el macrismo de progreso y desarrollo.
Es muy difícil construir mirando sólo al pasado, porque el mínimo reborde es suficiente para un tropiezo, los argentinos bastante sabemos de retrocesos.