Se espera que durante la semana que viene 2,9 millones de dosis sean enviadas para su uso en el país.
Vamos a trabajar con Pfizer para la distribución y podríamos tener personas vacunándose el lunes o el martes de la próxima semana», indicó Azar en una entrevista a la cadena ABC y reproducida por la agencia AFP.
Las dosis van a ser entregadas directamente a los hospitales y a las farmacias que van a vacunar a los grupos prioritarios: los residentes de los geriátricos y los profesionales sanitarios.
Un alto cargo de la FDA precisó que en Estados Unidos el compuesto no está recomendado para personas que tengan una alergia a alguno de los componentes.
En paralelo, la ciudad de Nueva York cerrará las salas interiores de sus restaurantes desde la semana que viene en un intento por detener otra brusco pico de infectados, anunció el gobernador Andrew Cuomo.
La restricción supone el último golpe para los restaurantes de la Gran Manzana, así como para una economía muy afectada ya por las limitaciones derivadas de la pandemia.
«Vamos a cerrar los comedores interiores de la ciudad de Nueva York el lunes. Los exteriores y envíos a domicilio continúan», afirmó Cuomo a los reporteros.
El gobernador ya había adelantado el lunes la medida si las cifras de hospitalización no conseguían estabilizarse en cinco días.
Cuomo informó que las internaciones en el estado habían aumentado a más de 5.300, una cifra bastante por debajo del pico de casi 19.000 registrado en abril, pero significativamente más alta que el piso de apenas 400 de comienzos de septiembre.
«Las hospitalizaciones no se han estabilizado, y con un aumento de la tasa de infección y la densidad de la ciudad de Nueva York, eso significa que comer en interiores es un riesgo muy elevado», explicó.