Estado - Religión

La Importancia del Estado Laico

El 9 de diciembre conmemoramos un hito histórico que alteró drásticamente en la relación entre la Iglesia y el Estado. En 1905, en Francia se aprobó la primera ley en el mundo que estableció la separación del Estado y la Iglesia, garantizando así un Estado laico.

A casi 120 años de aquel día, es necesario y oportuno recordar de la importancia de preservar y promover la laicidad como un pilar fundamental de las sociedades modernas.

La separación de las instituciones religiosas de las gubernamentales no solo es un concepto legal, sino también una expresión de respeto por la diversidad de pensamientos y creencias que enriquecen nuestra sociedad. En un mundo marcado por conflictos derivados de discordias ideológicas y religiosas, el concepto de un Estado laico emerge como un faro de tolerancia y libertad.

La esencia del Estado laico radica en la protección y promoción de la libertad de conciencia. Este derecho fundamental reconoce que cada individuo tiene el derecho de seguir sus propias convicciones, ya sean religiosas, éticas o filosóficas, sin intervención o imposición por parte del Estado. Celebrar la diversidad de pensamientos significa reconocer que la riqueza de nuestras sociedades reside en la pluralidad de perspectivas que coexisten pacíficamente.

Un Estado laico no implica la negación de la importancia de la fe o la espiritualidad en la vida de las personas; más bien, aboga por un espacio donde todas las creencias y no creencias cohabiten en armonía. En este contexto, la laicidad actúa como un terreno neutral que permite a los ciudadanos ejercer su libertad de conciencia sin temor a discriminación o coerción.

Al celebrar la diversidad de pensamientos, reconocemos que somos seres humanos con experiencias y valores únicos. Esta celebración no solo fortalece la cohesión social, sino que también fomenta un ambiente propicio para el diálogo constructivo y el entendimiento mutuo. En un mundo cada vez más interconectado, la capacidad de respetar y comprender las diferentes perspectivas se vuelve esencial para construir puentes en lugar de muros.

El legado de la ley francesa de 1905 nos insta a reflexionar sobre la importancia de mantener un Estado laico que resguarde la libertad de conciencia para todos y todas. En un tiempo donde la diversidad de pensamientos a menudo es desafiada, recordemos que la verdadera fuerza de una sociedad radica en su capacidad para abrazar y celebrar la riqueza de sus diferencias. La laicidad no solo es un principio jurídico; es un recordatorio eterno de que la libertad de conciencia es un derecho fundamental que nos une como seres humanos.

Promover la libertad de pensamiento y conciencia en todo el mundo para concienciar sobre la importancia de estos valores y para promover la igualdad y la justicia en todas las sociedades, no es una lucha del pasado, no alcanza con que Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH) en su artículo 18 destaque la importancia de la libertad de pensamiento, conciencia y religión, abogando por el derecho de cada individuo a elegir y practicar su religión o creencia, el reconocimiento de la autonomía y la libertad individual en cuestiones de creencias y prácticas religiosas no termina en la letra de las declaraciones internacionales, sino que se debe ejercer por medio de cada uno de los ciudadanos, día a día en todas las sociedades.

En Argentina, el laicismo es un valor fundamental que se encuentra consagrado en la Constitución Nacional. La libertad de pensamiento y conciencia es un derecho humano fundamental que debe ser protegido y promovido en todo momento. En un mundo cada vez más polarizado, es importante recordar que el laicismo y la libertad de conciencia son valores que nos unen como seres humanos.

En la actualidad, la sociedad argentina se encuentra en un momento político complejo. Es importante que todos los ciudadanos seamos conscientes de la importancia de estos valores y trabajemos juntos para promover la igualdad y la justicia en nuestra sociedad. El laicismo y la libertad de conciencia son valores que deben ser aplicados en todos los ámbitos de la vida, incluyendo la política.

En conclusión, el Día Internacional del Laicismo y la Libertad de Conciencia es una oportunidad para reflexionar sobre la importancia de estos valores en todo el mundo. Es importante que todos los ciudadanos trabajemos juntos para promover la igualdad y la justicia en nuestra sociedad. El laicismo y la libertad de conciencia deben ser protegidos y promovidos en todo momento.

 

Darío Hernández

Presidente del ILEC (Instituto Laico de Estudios Contemporáneos) Argentina

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