Marcó así una desaceleración respecto al índice de agosto, que había sido de 4,2 por ciento. Según informó este jueves el Indec, la suba de precios acumulada en el último año fue de 209 por ciento.
El informe oficial da cuenta, además, de que la inflación de los primeros nueve meses del año ascendió a 101,6 por ciento. En septiembre impactaron, entre otros factores, la reducción de alícuotas del impuesto PAIS, que pasó del 17,5% al 7,5% para el acceso a divisas para el pago de importaciones. Según estimaciones privadas, esto provocó en algunos bienes una caída nominal de precios.
El ritmo mensual de la inflación pudo así perforar el 4% mensual, que era el “piso” que había encontrado en los últimos cuatro meses. Desde mayo el IPC había marcado números por encima de ese umbral, lo que hizo especular en el mercado que el plan económico había encontrado un núcleo duro de inflación inercial -una idea rechazada por el presidente Javier Milei- y que requeriría medidas adicionales para perforarlo.
En lo sucesivo se espera que en octubre la incidencia de aumentos de tarifas de servicios públicos ofrezca un nuevo factor de resistencia a la baja, y los primeros cálculos de las consultoras que siguen precios observan que en octubre la inflación estaría en línea con septiembre, ya sin retornar a la zona del 4% mensual.
La evolución del proceso desinflacionario pareciera asomar como uno de las variables clave a monitorear para conocer los próximos pasos del plan económico del Gobierno de Javier Milei. El propio Presidente, en un discurso ante inversores en Wall Street, anticipó que el fin de los controles cambiarios sucedería cuando “la inflación del programa económico sea cero”, lo que se traduce en términos prácticos en una inflación de 2,5% mensual, al descontar al IPC general el 2% de crawling peg mensual y lo que Milei llama la “inflación importada”. Cuando eso suceda, el Poder Ejecutivo podría activar un proceso de desaceleración del ritmo al cual se actualiza el tipo de cambio oficial.