Esta semana traigo para compartirles mis impresiones sobre “La Lavandería”, película dirigida por Steven Soderbergh. Su reparto incluye actores consagrados del mundo audiovisual como Meryl Streep, Antonio Banderas, Gary Oldman, entre otros tantos. Se estrenó en 2019 y actualmente está disponible en Netflix.
“La Lavandería” es una adaptación del libro de Jake Bernstein “Mundo secreto: la investigación de los Panamá Papers sobre redes de dinero ilícito y la élite global”, lo que se conoce mundialmente como “Los Panamá Papers”. Nada más ni nada menos que la difusión de un entramado bastante turbio de datos y cuentas financieras. Actividades inescrupulosas que consistían en blanquear y lavar dinero para personalidades del mundo de la política, espectáculo o narcotráfico. Mostrar a la opinión pública no sólo los rostros de la corrupción, el robo, estafa y saqueo sino también los “jueguitos fiscales” que legalizaban ese dinero sucio. No va a ser una proyección inocente ni completamente ficticia. Sin pelos en la lengua desata su andar con una frase contundente: “La lavandería (está) basada en secretos reales”.
El entramado de la historia tiene un eje claro y directo, algo que involucra a todos sus ciudadanos: el dinero. Ese “instrumento” de intercambio de bienes y servicios que un día llegó a desplazar al trueque y empezó a generar nuevos significados. Puso a funcionar los créditos (pensar el dinero desde un criterio futurista y no inmediato) y préstamos (ofrecer plata a cambio de un reembolso con importantes intereses) Se convirtió en acciones, bonos, fondos, en pocas palabras, sacó la inmediatez de su uso y estableció nuevos y complejos panoramas que muchos aprovecharon para sus beneficios.
“La lavandería” comienza a desplegar algunos secretos del oscuro mundo que involucra el uso y abuso de divisas. El primero de ellos es que “los mansos, los ciudadanos comunes y decentes, están jodidos”. No en vano la trama se sitúa en un lugar común y corriente, El lago George en Nueva York. Allí un infortunio marítimo se cobrará la vida de Joseph, entre otros ciudadanos comunes. Ese hecho nefasto destapará la olla de la ilegalidad cuando Ellen, la infortunada viuda interpretada estelarmente por Meryl Streep, intente cobrar, como viuda, la póliza de seguro. Saltarán a escena los perjurios interminables que sufrirán estos simples mortales por ser clientes de una aseguradora fantasma instalada en alguna isla paradisíaca del Caribe. No habrá gerentes ni oficinas visibles a donde ir a reclamar o quejarse.
El segundo secreto titulado “Solo son cascarones” pondrá sobre la mesa la creación de empresas en el extranjero para extender el patrimonio personal y evitar la “saturación” de la riqueza producto de una constante carga fiscal que como buen rico se intentará evadir. Allí aparecerán los abogados de esta gran historia que serán interpretados, muy logradamente, por Antonio Banderas como Fonseca y Gary Oldman dará vida a Mossak. Ambos explicarán cómo funciona el mundo financiero legal y justificarán, inescrupulosamente, todos los deslices de la economía mundial y su nefasta incidencia en la vida rutinaria. Con ellos aparecerán cuestiones como el fideicomiso, evasión fiscal, elisión fiscal, en fin, las actividades cotidianas de un bufete jurídico instalado en un paraíso fiscal como Panamá dispuesto a administrar o mejor dicho, lavar, de una forma antiética, pero legal, bienes de dudosa procedencia. El tercer secreto desarrollará sus historias profesionales y ese camino que los llevó a ser “lavadores”: beneficiar a los dueños de las riquezas, cargarse a los mansos (giles) y convertirse en un estudio jurídico y contable exitoso y rico. El cuarto y quinto secreto desarrollarán historias específicas de empresarios y políticos que recurren al abuso del sistema financiero para sus beneficios individuales.
“La Lavandería” repasa excelentemente una historia verídica que destapa los secretos del mundo financiero. La historia de la sociedad involucra un sinfín de injusticias y los Panamá pappers, no son otra cosa que la manifestación de por dónde viene la mano en el mundo. El entramado final de la película sitúa a los EEUU como principal responsable de estas grietas económicas y legislativas que permiten hacer del mundo un lugar mucho mejor para los ricos que para los pobres o mansos. Como dice el tango “El mundo fue y será una porquería…”
Un excelente film para observar y pensar críticamente este orbe más que distópico. Como toda superproducción, incluye no sólo una gran historia, veraz en este caso, sino también una artística y fotografía a la altura de la circunstancia.
Hasta la próxima estimados.
Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7