El cantautor nacido en Salta está entre las principales figuras del cancionero argentino. Su recuerdo perdurará en su música y sus letras.
César Isella, el salteño autor de “Canción con todos” y “Canción de las simples cosas” falleció a la edad de 82 años y deja una marca imborrable en la cultura nacional, siendo uno de los máximos exponentes del folclore argentino.
Integrante de la que seguramente fue la mejor formación de Los Fronterizos, entre los ’50 y los ’60; comprometido con los grandes valores latinoamericano, creativo, talentoso, pueden ser sus principales descriptores. Isella atravesó la música argentina en distintas épocas.
«Uno vuelve siempre a los lugares que amó», escribió Isella y seguramente a esos sitios partirá, pero en Latinoamérica seguirá siendo recordado por su amor por la patria grande. Autor de Canción con todos», compuesta junto a Armando Tejada Gómez para convertirse en el himno del cono sur.
En 1990 la Unesco declaró “Canción con todos”, que desde su creación ha sido traducida a más de treinta idiomas, “Himno de América Latina”.
“Salgo a caminar por la cintura cósmica del sur. Piso en la región más vegetal del viento y de la luz. Siento al caminar toda la piel de América en mi piel y anda en mi sangre un río que libera en mi voz su caudal”.
Desde Salta al mundo
Nació en Salta el 20 de octubre de 1938 y desde muy niño comenzó a cantar recorriendo la provincia. En 1954, el cantor integró Los sin nombre, un conjunto que compartió época de crecimiento con Los Chalchaleros y Los Fronterizos a nivel nacional.
Era un quinteto del que formaban parte Tomás Tutú Campos y Javier Pantaleón –que más tarde brillaron con Los Cantores del Alba–, además de Luis Gualter Menú –que sería la primera guitarra y el bajo de Los de Salta– y el “Japonés” Higa, “un ser muy particular, tan asimilado a nuestra cultura que cantaba unas bagualas increíbles, se metía en el corazón de los cerros y parecía sacar la voz de las piedras”, recordó Isella en Cincuenta años de simples cosas, el libro de memorias editado en 2006.
En 1956 Isella entró a formar parte de Los Fronterizos, en lugar de Carlos Barbarán. Con el cuarteto en pleno ascenso, debutó en octubre en Radio Carve de Montevideo. Comenzaba entonces un período importante para el conjunto, que con el aporte de Isella llegó a consolidar su estilo y un repertorio que entre otras cosas incluyó varias de sus obras. Con éxitos como Coronación del Folklore, junto a Ariel Ramírez y Eduardo Falú, la etapa de Isella con “Los Fronte” culminó con la Misa Criolla, obra que en sintonía con las reformas que el Concilio Vaticano II introdujo en el culto católico –entre ellas la liturgia en lenguas regionales.
En la cumbre del éxito abandonó Los Fronterizos. La marca por la injusticia y la opresión latinoamericana lo llevó por otros caminos.
Tras su paso por Los Fronterizos, Isella adhirió al Nuevo Cancionero, el movimiento que auspició Armando Tejada Gómez desde Mendoza, y del que participó una joven Mercedes Sosa. Junto a Tejada compuso los clásicos «Canción de las simples cosas» y «Canción con todos», que en la voz de la tucumana tuvieron versiones memorables. Junto a Hamlet Lima Quintana fue el autor de «Zamba para no morir».
Isella padeció el exilio al producirse el golpe de 1976. Regresó en 1983 y retomó su carrera. En los años 90, al tiempo que descubrió a Soledad, dirigió tres años seguidos la «Peña Oficial» Festival Nacional de Folklore de Cosquín, que incorporó a artistas jóvenes.
Nos dejó el enorme César Isella, un artista comprometido y talentoso como pocos, autor de himnos de la música latinoamericana que quedarán siempre en nuestra memoria. Mis condolencias a sus familiares y seres queridos. pic.twitter.com/nbN6nuykJW
— Alberto Fernández (@alferdez) January 28, 2021