Esta franja, de ingreso a la edad pasiva, no es contemplada en ninguno de los esquemas de vacunación. La falta de vacunas no permite ver un horizonte que pueda cambiar la situación.
La escasez siempre genera injusticia y este es el caso que está presente en Argentina, donde las vacunas no abundan. La franja social integrada por personas de 60 a 69 no ingresan a ninguno de los esquemas de vacunación activos; clínicamente presentan los mismos riesgos que un mayor de 70 y mucho más que personas de menor edad que están siendo vacunadas por pertenecer a grupos «estratégicos».
Lo cierto es que aún no se avizora un futuro de inmunización a esta franja etárea, de personas que ingresan a la edad pasiva y de adulto mayor.
Otro factor que incide en esta situación es el stock de vacunas. Argentina importa la Sputnik V desde Rusia y la Sinopharm desde China; esta última aún no está aprobada para mayores de 59 años.