La delantera de 23 años se convirtió en la primera jugadora transgénero de la primera división de Argentina y contó cómo el fútbol le permitió superar los momentos más difíciles de su vida.
El pasado 7 de diciembre, Mara Gómez, la delantera debutó con la camiseta de Villa San Carlos en un partido ante Lanús y se convirtió en la primera jugadora trans en la historia de la primera división femenina de Argentina.
La pandemia de coronavirus hizo que se demorara algunos meses ese hecho que marcó un antes y un después en el deporte nacional: nunca antes una atleta transgénero había participado de una liga profesional.
Cada vez que Mara Gómez entra a una cancha de fútbol y pone un pie sobre el césped, ese paso significa ganarle a la discriminación, a la exclusión, a los prejuicios. Significa, incluso, gambetear a la muerte.
En enero de este año, Mara fue anunciada como nuevo refuerzo de Villa San Carlos. En ese momento comenzaron las gestiones para que fuera habilitada en el torneo profesional femenino. Dos meses después, en una reunión en la AFA de la cual participó el propio presidente Claudio Chiqui Tapia, la futbolista de 23 años firmó el convenio que autorizó su participación en el certamen.
Ese documento, entre otras cuestiones, establecía que debía presentar una serie de estudios hormonales que demostraran que su testosterona estaba por debajo de los límites que establece el Comité Olímpico Internacional (COI), de 10nmol/L. Se tomó ese modelo debido a que hasta el momento ni FIFA ni Conmebol ni AFA tienen una reglamentación propia que prohíba o permita a deportistas trans ser parte de las ligas profesionales.
Mara no está de acuerdo con que se realicen este tipo de controles hormonales. Cita el caso de la atleta sudafricana Caster Semenya, una mujer a la que le exigen bajar sus niveles de testosterona para competir, y reclama que a los atletas varones no les hacen pasar este tipo de tests. “Gracias si les hacen el antidoping”, bromea (o no tanto). Sin embargo, entiende que en su caso era necesario cumplir ese paso para comenzar a cambiar el sistema desde adentro: “Son cosas que no deberían pasar, pero hay que tener en cuenta que hace algunos años ni siquiera podíamos hablar de la inclusión de las personas trans en los deportes y menos aún en una liga profesional.