HOmenaje Milico

Opinión: No es un homenaje, es una provocación

El Centro de Oficiales retirados de las Fuerzas Armadas publicó en el Diario El Tribuno un “homenaje” a todos los oficiales que murieron en prisión o procesados “por haber combatido el terrorismo marxista en cumplimiento de órdenes impartidas por un gobierno constitucional”, según reza su texto.

Lo primero que hay que hacer notar es que no se trató de un combate, no fue una guerra, es el argumento que les enseñaron a utilizar para, quizás, sentir que torturar, asesinar, desaparecer personas, tirar cuerpos en mares y ríos desde aviones o helicópteros, apropiarse de bebés y de bienes de los detenidos/desaparecidos, era lo correcto.

Eso hicieron desde 1976 hasta 1983, además de desmantelar la industria nacional, endeudar al país, favorecer a los empresarios amigos de la dictadura, cómplices que entregaron a sus trabajadores. Quemaron millones de libros, porque la cultura también era un peligro. Eso hacen los dictadores, los intolerantes que creen que por pensar, por opinar, ya sos el enemigo.

Ellos les negaron el derecho de un juicio y de defensa a los que consideraban enemigos, fueron jueces y jurados y se creyeron con el derecho de decidir sobre la vida y la muerte de miles de personas. No eran enemigos, quizás adversarios, pero usaron todo el poder del Estado, en recursos económicos y las armas, para asesinar, torturar y desaparecer personas, fueran marxistas o no, alcanzaba con ser crítico de ese gobierno, dictatorial, totalitario, absolutista, para ser marcado como marxista, como enemigo, y terminar detenido, torturado, muerto o desaparecido.

Otra cosa que hay que aclarar es que no fue un gobierno constitucional, porque para ser gobierno debieron dar un golpe de Estado y sacar por la fuerza a un gobierno que sí fue constitucional. A partir de ahí, nada de lo que hicieron fue constitucional, ni ajustado de derecho. Mal pueden promover esa falsedad argumentando la constitucionalidad de su masacre.

En ese “homenaje”, que no es más que una provocación e incitación, también se habla de que los juicios fueron una venganza, y no, nada más alejado de ello, se llegaron a enjuiciar y a condenar a todos a través de recursos que dota la democracia, forma de gobierno que ellos no solo desconocen sino que además repudian, porque no toleran que podamos vivir en libertad de decir y de hacer, ajustados a las leyes que nos rigen, leyes que fueron justamente ellos los que rompieron, desde el momento que dieron el Golpe de Estado.

Apelan a la inocencia alegando que solo cumplieron órdenes, personas incapaces de pensar por su propia voluntad que ejecutaron las ordenes de, de nuevo, torturar, asesinar, matar, desaparecer personas y robar bebés, y eso los convierte en parte fundamental de la maquinaria represiva, el brazo ejecutor de una ideología que hizo del terror una forma de vida.

Apelan a la pena de quienes murieron ancianos o enfermos, o están en esas condiciones a punto de morir, pena que ellos no tuvieron con nadie que haya caído en sus manos.

Un gobierno constitucional, como ellos tienen la osadía de llamar a la dictadura, no tiene centros clandestinos donde se detienen a personas sin un proceso judicial, donde se las tortura, desde donde se las desaparece.

Un gobierno constitucional, no se roba los bebés de las mujeres que obligaron a parir de forma clandestina y se los reparten para criarlos con su misma ideología, eso es un plan sistemático, eso es lo que planearon hacer para poder tener hoy a algunas personas justificando lo que hicieron.

¿Cuántas de esas personas que hoy los justifican fueron hijos de personas que asesinaron, y les robaron su derecho a la identidad? ¿Siquiera pensarlo no les acusa la conciencia?

En este «homenaje» hablan de que hubo una manipulación de la verdad, pero son ellos los que formaron parte de un gobierno, de facto, que reivindican, que en diferentes mensajes, discursos, comunicados o decretos, declararon que el objetivo era cambiar a la Argentina, en su diseño institucional, historia y modelo económico.

La lucha armada fue su excusa para tomar el poder, de facto, y librar un plan para infundir terror en la población, por ejemplo entre los sindicatos, con el único objetivo de impedir reclamos por mejoras salariales y condiciones para los trabajadores. La patronal entregaba a los revoltosos, justificaba el accionar delictivo del Estado y se terminaron quedando con beneficios económicos, a cambio de torturas o muertes. Nada digno de un gobierno supuestamente constitucional como el que reivindican

¿Hubo una lucha armada? Si, antes de que los militares irrumpieran a la fuerza en el poder, pero si hubiesen sido un gobierno constitucional, habrían detenido a quienes cometían cualquier acto ilícito, los hubiesen juzgado y encarcelado, así obra un gobierno constitucional.

No fue un gobierno constitucional porque una vez tomado el poder, por la fuerza, dictaron las actas y estatutos para la reorganización nacional y a ello debían someterse las leyes, e incluso la Constitución vigente para entonces, y un gobierno constitucional se somete a la Constitución, que es la ley suprema, aunque los militares pretendan desconocerla.

Argentina suscribió a la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948, y si bien no fue incorporada a la Constitución Nacional sino hasta la reforma de 1994, podemos recordar, por ejemplo, su artículo 19 que dice: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión”. Esos derechos fueron suspendidos de facto por ese gobierno totalitario, por eso no fue un gobierno constitucional.

El artículo 11, en sus dos incisos, de la esa misma Declaración dice textualmente:

“1. Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.

2. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”

Todos esos derechos universales fueron suprimidos por el gobierno de facto, por eso no fue un gobierno constitucional.

No fueron un gobierno que se haya ajustado a derecho, toda vez que violaron el principio de inocencia, porque en el código penal argentino, vigente cuando ellos tomaron el Poder, por la fuerza, se establece (aún hoy porque desde comienzos del siglo pasado que se sancionó no fue modificado sustancialmente) que todo ciudadano tiene acceso a un debido proceso ante la investigación de un supuesto delito. Esto es que la administración de justicia está a cargo de un poder independiente del Estado, el Poder Judicial, quien debe garantizar un juicio imparcial. Acá, con ellos, no hubo juicio, no hubo debido proceso, no hubo imparcialidad, hubo sentencia de pena de muerte y sin defensa.

Ellos hablan de venganza, pero todos fueron juzgados bajo el principio de inocencia, incorporado en la reforma de la Constitución Nacional de 1994, y fue el Estado, a través del Poder Judicial, quien demostró la culpabilidad de los condenados, aunque aún queden impunes algunos de sus cómplices tanto civiles, como eclesiásticos (como los curas que bendecían los vuelos de la muerte, desde donde se arrojaban cadáveres a ríos y mares, y hasta personas vivas).

Y todavía faltan: Hoy hay 37 personas considerados prófugos acusados por delitos de lesa humanidad, de ese total 15 están fuera del país y 10 lograron eludir los pedidos de extradición. En total se condenaron a 1.058 personas por crímenes cometidos durante la dictadura. Todos con juicio, todos tuvieron la posibilidad de defenderse, no como les pasó a quienes fueron sometidos por ellos.

En su “homenaje” también aseguran que en Argentina “solo hubo olvido, injusticia y manipulación de la verdad”, justamente manipulando el lema de los organismos de Derechos Humanos (los derechos que ellos vulneraron), que es Memoria por la Verdad y la Justicia para tener más y mejor democracia, democracia que para ellos al parecer les resulta hostil, porque fueron capaces de interrumpirla para declarar una guerra contra quien piense.

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