Por Diego Comba
En tiempos en que hay gente que basa su toma de decisiones (financieras, de salud física y/o mental, emocionales y más) en base a lo que le diga alguna herramienta de inteligencia artificial, y preocupados por los niveles de odio que se esparcen y avalan desde el Gobierno Nacional, en cabeza de Javier Milei, hacia personas con discapacidad, periodistas, opositores y básicamente cualquier persona o colectivo que no piense tal como él o lo critique, apelamos al uso de la IA para que entre 4 herramientas evalúen las consecuencias de estas prácticas
La realidad nos está marcando que el mal uso de la inteligencia artificial no está llevando por caminos preocupantes, porque no solamente se están convirtiendo en una máquina de desinformación, sino que además muchas de estas herramientas ya se están convirtiendo en parte esencial en la toma de decisiones las personas.
Ya a estas alturas es muy común saber de personas que están usando los chat de IA, como ChatGPT, Gemini, DeepSeek o Qwen por citar algunas) para resolver tareas escolares o universitarias, como un complemento para mejorar su trabajo, incluso automatizarlo, también como una forma de ganar dinero en algunos caso, y ni qué hablar de los cientos de miles de noticias faltas, en texto, foto o video que comenzaron a aparecer hechas con herramientas de IA mucho más potentes que los chat.
Tan preocupante como esto último es que ya hay registros de personas que acuden a los chat de IA para resolver no solo tareas cotidianas, sino para la toma de decisiones más complejas, como financieras o sobre su salud física o mental, en este último caso usando la IA como un terapeuta.
Y todo indica que esta tendencia viene en franco crecimiento, entonces, lejos de desalentar su uso, nos permitimos sumarnos las cientos de miles de recomendaciones que piden prudencia en su uso y sobre todo responsabilidad.
Mientras esto sucede, en la vida cotidiana en Argentina tenemos un presidente que sostiene con firmeza que no se odia lo suficiente a los periodistas, que insulta, agrede, desprecia y ofende a cualquier que piense diferente a él o los suyos, y no parece tener límites pues es hasta capaz de acosar desde un niño de 12 años con autismo hasta a cualquier persona que en su frenética cabeza quiera insultar, y lo hace con una impunidad que hasta hace un tiempo parecía imposible que suceda, pero no es sólo él, sino los suyos, los cercanos, los fundamentalistas de ese culto, mal llamado libertad, porque no es la libertad de todos, sino el secuestro de la libertad ajena para administrarla a su antojo y decidir quienes pueden ser libre, quienes no, por qué, y llegar a cualquier tipo de agresión o insulto para justificarse.
Y en esta misma época donde mucho se delega en la IA, nosotros también la usamos, elegimos 4 herramientas: ChatGPT, Gemini, DeepSeek y Qwen y a las 4 les hicimos la misma pregunta, referida a este sistema de impulso de odio que emana desde la figura de un presidente de la Nación, pero sin nombrarlo.
Usamos la IA para que nos diga lo que nosotros ya sabemos, sostenemos y decimos, pero la usamos como un ejemplo de que esas cosas también se les puede preguntar y probablemente sea más valioso que consultarle si está bien aceptar una invitación a cenar o al cine por parte de X persona.
La consigna para todas fue la siguiente: «Hola. Podrías decirme cuáles podrían ser las consecuencias de que un presidente de un país fomente el odio público a la prensa en particular, a las mujeres, a personas con discapacidad y a todo aquel que ni piense como él o ellos y lo critique». ¿Hay un sesgo? sin lugar a dudas que si, porque lo que ellos hacen no es para ellos algo grave, incluso se justifican, se avalan, se alientan a seguir haciéndolo, y ese sesgo es de quienes entendemos que esas prácticas no son sanas, ni buenas, ni tienen nada de positivo, y no hay justificación posible, ni en el tan gastado «los K también lo hacían», porque sencillamente ellos dicen ser mejores, entonces, sean lo que dicen ser, y ser mejores, de mínima, implica ser más amable, empático, solidario, tolerante en el consenso, pero mucho más aún en el disenso, pero no lo vamos a decir nosotros, porque como les gusta y le dan más valor a lo que dice la IA, le dejamos a la inteligencia artificial la tarea de decirnos, decirles, cuáles son los riesgos
Así que vamos a pegar textualmente cada una de las 4 respuestas recibidas, el que quiera leer que lea, y el que quiera entender, que entienda
Respuesta de ChatGPT
«Hola. Sí, claro. Las consecuencias de que un presidente fomente públicamente el odio contra la prensa, mujeres, personas con discapacidad o críticos en general pueden ser muy graves a nivel institucional, social y democrático. Aquí te detallo algunas:
🏛️ Consecuencias institucionales y democráticas
- Erosión de la democracia: El desprecio por la crítica y la pluralidad de pensamiento atenta contra los principios básicos del sistema democrático.
- Debilitamiento de la libertad de prensa: Cuando el presidente ataca a los medios, puede propiciar censura, autocensura o represión, minando uno de los pilares de la democracia.
- Judicialización de la política: Se puede usar el aparato del Estado para perseguir a opositores o voces disidentes, generando un clima autoritario.
🧑🤝🧑 Consecuencias sociales y culturales
- Normalización del odio y la violencia verbal o física: El discurso del líder puede legitimar actitudes violentas entre sus seguidores hacia los grupos atacados.
- Aumento de la polarización: La sociedad se divide en “nosotros contra ellos”, volviéndose intolerante al disenso.
- Estigmatización y exclusión: Mujeres, personas con discapacidad o minorías pueden sentirse marginadas o en peligro por su sola identidad o postura crítica.
📰 Consecuencias para el periodismo y la opinión pública
- Hostigamiento a periodistas y medios: Puede incluir amenazas, campañas de difamación, violencia, o pérdida de acceso a la información pública.
- Desinformación: Si la prensa crítica es desacreditada, crece la influencia de fuentes oficiales o propagandísticas que manipulan la verdad.
- Desconfianza en las instituciones: Si se ataca sistemáticamente a quienes ejercen control o vigilancia (como la prensa), se debilita el rol del periodismo como contrapeso del poder.
💥 Consecuencias para la estabilidad del país
- Conflictos internos: La hostilidad promovida desde el poder puede derivar en violencia social o política.
- Aislamiento internacional: Países democráticos pueden alejarse diplomáticamente de gobiernos que promuevan el odio o la discriminación.
- Deterioro económico: La inestabilidad política y social, junto con el debilitamiento institucional, puede desalentar inversiones y cooperación internacional»
Respuesta de Gemini
«Las consecuencias se vuelven aún más graves y generalizadas cuando un presidente fomenta el odio no solo hacia la prensa crítica, sino también hacia grupos específicos como las mujeres, las personas con discapacidad, y, en general, hacia todo aquel que no comparta su visión o lo critique.
Aquí te detallo las consecuencias:
- Deslegitimación de la democracia y erosión del Estado de Derecho:
- Ataque a los pilares democráticos: La libertad de prensa, la diversidad de opiniones y el respeto a las minorías son fundamentales para una democracia saludable. Al atacar estos pilares, el presidente debilita la estructura democrática y su capacidad para funcionar como un sistema de contrapesos y equilibrios.
- Autoritarismo creciente: El discurso de odio, cuando proviene de la máxima autoridad, crea un ambiente donde la disidencia es reprimida y la crítica es demonizada. Esto puede llevar a una concentración excesiva de poder en el ejecutivo y a la erosión de las instituciones que deben fiscalizarlo (poder judicial, legislativo, organismos de derechos humanos).
- Violación de derechos fundamentales: Fomentar el odio contra grupos específicos es una violación directa de los derechos humanos a la no discriminación, a la igualdad, a la libertad de expresión y a la seguridad personal. Estos ataques socavan el compromiso del Estado con los tratados y convenciones internacionales de derechos humanos.
- Debilitamiento de la confianza en las instituciones: Cuando el presidente, quien debería ser garante de la unidad y la protección de todos los ciudadanos, fomenta la división y el odio, se produce una profunda desconfianza en las instituciones estatales, lo que dificulta la gobernabilidad y la cohesión social.
2. Aumento de la violencia y la discriminación:
- Incitación a la violencia: El discurso de odio presidencial no es solo retórico; puede legitimar y, de hecho, incitar a actos de violencia física, verbal y psicológica contra los grupos señalados. Esto crea un clima de miedo e inseguridad para la prensa, las mujeres, las personas con discapacidad y los disidentes.
- Normalización de la discriminación: Al estigmatizar a estos grupos, el presidente normaliza la discriminación en la sociedad. Esto puede manifestarse en políticas públicas discriminatorias, exclusión social, y una mayor tolerancia hacia el acoso y la agresión en la vida cotidiana.
- «Cacerías de brujas» y persecución: La retórica de «enemigo» o «traidor» puede llevar a la persecución de periodistas, activistas, mujeres con voz pública o personas con discapacidad que defiendan sus derechos, generando un ambiente de terror y autocensura.
- Vulnerabilidad acentuada: Grupos como las mujeres y las personas con discapacidad ya enfrentan barreras estructurales y prejuicios. El discurso de odio presidencial exacerba su vulnerabilidad, haciéndolas más propensas a sufrir violencia, exclusión y a ver sus derechos restringidos.
3. Polarización social y desintegración del tejido social:
- Fragmentación de la sociedad: El discurso de odio divide a la sociedad en facciones irreconciliables, promoviendo la intolerancia y el sectarismo. Se pierde la capacidad de diálogo y de construcción de consensos, lo que dificulta la resolución de problemas comunes y el avance como nación.
- Creación de «chivos expiatorios»: Los grupos atacados se convierten en «chivos expiatorios» para desviar la atención de problemas reales o de la propia ineficacia del gobierno. Esto perpetúa estereotipos negativos y refuerza prejuicios existentes.
- Deterioro de la cohesión social: La hostilidad promovida desde el poder erosiona los lazos de confianza y solidaridad entre los ciudadanos, dificultando la convivencia pacífica y el desarrollo de una sociedad más justa e inclusiva.
4. Impacto en la libertad de expresión y el debate público:
- Autocensura y silenciamiento: El miedo a las represalias, el hostigamiento o la violencia puede llevar a periodistas, activistas y ciudadanos a autocensurarse, limitando la diversidad de voces y el debate crítico.
- Desinformación y propaganda: En un ambiente donde la prensa es desacreditada y la disidencia es atacada, el gobierno puede controlar el flujo de información, promover su propia narrativa y difundir desinformación sin contrapesos efectivos.
- Reducción del pensamiento crítico: Al promover una visión única y descalificar cualquier alternativa, se desincentiva el pensamiento crítico y la capacidad de la ciudadanía para analizar la información de forma independiente.
5. Consecuencias a largo plazo:
- Legado de intolerancia: El fomento del odio desde el poder deja un legado de intolerancia y división que puede perdurar mucho después de que el presidente abandone el cargo, dificultando la reconciliación y la construcción de una sociedad más respetuosa.
- Daño a la reputación internacional: Un país cuyo presidente fomenta el odio contra sus propios ciudadanos o segmentos de su población es visto con preocupación por la comunidad internacional, afectando sus relaciones diplomáticas, económicas y su imagen global»
Respuesta de DeepSeek
«La promoción del odio por parte de un presidente (o cualquier líder político) hacia grupos específicos como la prensa, las mujeres, las personas con discapacidad o sus críticos tiene consecuencias graves y de largo alcance, tanto para la sociedad como para la democracia. Aquí algunas de las más relevantes:
1. Erosión de la democracia y el Estado de derecho
- Ataque a la libertad de prensa: Si un presidente estigmatiza a los medios críticos, puede llevar a censura, autocensura o incluso violencia contra periodistas. Sin prensa libre, se debilita el contrapeso al poder y la rendición de cuentas.
- Polarización extrema: Al dividir a la sociedad entre «nosotros vs. ellos», se socava el diálogo político y se fomenta la intolerancia, dificultando la gobernabilidad.
2. Normalización de la discriminación y la violencia
- Aumento de agresiones: El discurso de odio desde el poder legitima la violencia contra los grupos señalados (mujeres, personas con discapacidad, opositores). Ejemplos históricos muestran que esto puede escalar a persecución sistemática.
- Retroceso en derechos humanos: Se refuerzan estereotipos peligrosos, lo que puede traducirse en políticas excluyentes o recortes a protecciones legales.
3. Daño social y psicológico
- Clima de miedo: Los grupos vulnerables pueden sentir que su seguridad está en riesgo, llevando a exclusión social o migración forzada.
- Fragmentación social: Se rompe la cohesión, creando resentimientos duraderos entre ciudadanos.
4. Consecuencias económicas
- Desconfianza internacional: Inversores y organismos pueden retirar apoyo ante un entorno inestable y antidemocrático.
- Fuga de talentos: Profesionales críticos o pertenecientes a grupos perseguidos pueden emigrar.
5. Legado autoritario
- Instituciones debilitadas: Si se justifica el odio como herramienta política, se sienta un precedente para futuros gobiernos represivos.
- Cultura de impunidad: Los líderes que usan el odio rara vez se autocensuran; suelen escalar a medidas más autoritarias (leyes represivas, persecución judicial de opositores).
Ejemplos históricos
- Nazi Alemania: La demonización de judíos, discapacitados y opositores llevó al Holocausto.
- Régimen de Maduro (Venezuela): Estigmatización de la prensa y opositores derivó en censura y exilio masivo.
- Trump (EE.UU.): Sus ataques a medios («fake news») y minorías aumentaron agresiones contra periodistas y comunidades migrantes.
¿Qué se puede hacer?
- Defender instituciones independientes (prensa, poder judicial).
- Exigir responsabilidades mediante mecanismos legales (leyes contra incitación al odio).
- Movilización social y electoral para contrarrestar narrativas de división.
Un líder que fomenta el odio no solo daña a sus víctimas directas, sino que pone en riesgo el futuro de su país. La historia muestra que estas estrategias, aunque efectivas para consolidar poder a corto plazo, suelen terminar en crisis profundas».
Respuesta de Qwen
«Es una inquietud muy importante y relevante en el contexto de la democracia y los derechos humanos.
Cuando un presidente o líder político fomenta el odio público hacia grupos vulnerables como la prensa, las mujeres, personas con discapacidad, o cualquier persona que piense diferente o lo critique, puede desencadenar una serie de consecuencias graves, tanto a nivel social como institucional. Aquí te detallo algunas:
🔹 1. Erosión de la democracia
- Se debilitan las instituciones democráticas cuando el poder ejecutivo promueve el ataque a la libertad de expresión y al periodismo independiente.
- Se normaliza la represión de la crítica, lo cual es fundamental para el buen funcionamiento de un sistema democrático.
🔹 2. Aumento de la violencia y discriminación
- El discurso de odio puede llevar a actos de violencia física o simbólica contra los grupos señalados (mujeres, personas con discapacidad, minorías).
- Puede generar un ambiente de miedo, exclusión y estigmatización, especialmente en comunidades ya vulnerables.
🔹 3. Polarización social extrema
- Al dividir a la sociedad entre «nosotros» y «ellos», se profundizan las divisiones sociales.
- Esto puede llevar a conflictos civiles, disturbios o incluso enfrentamientos violentos entre grupos con diferentes puntos de vista.
🔹 4. Autocensura y silenciamiento
- Las personas que critican al gobierno pueden dejar de hacerlo por temor a represalias o agresiones.
- La prensa puede autocensurarse, afectando el derecho ciudadano a estar informado con datos veraces y contrastados.
🔹 5. Daño a la imagen internacional del país
- Otros países, organismos internacionales y medios extranjeros pueden percibir al país como antidemocrático o peligroso.
- Esto puede afectar relaciones diplomáticas, cooperación internacional, inversión extranjera e incluso turismo.
🔹 6. Inestabilidad política y crisis institucional
- Puede surgir una crisis de legitimidad del gobierno si se percibe como autoritario o excluyente.
- Movimientos de resistencia civil, protestas y demandas por justicia pueden crecer exponencialmente.
🔹 7. Impacto psicológico y emocional
- Las personas señaladas como “enemigos” pueden sufrir acoso, ataques en redes sociales, hostigamiento laboral o familiar.
- Esto genera niveles altos de estrés, ansiedad y miedo colectivo, especialmente en sectores históricamente marginados.
🌍 Ejemplos históricos y recientes
En muchos casos, este tipo de retórica ha sido usada antes de crisis políticas serias o incluso genocidios (como en Ruanda en 1994 o durante el Holocausto).
También hay ejemplos recientes en América Latina, Estados Unidos y Europa donde líderes han usado discursos divisivos con consecuencias reales en la vida pública.
✅ ¿Qué se puede hacer?
- Educación ciudadana : Promover el respeto a la diversidad y la tolerancia.
- Protección legal : Fortalecer leyes contra el discurso de odio y garantizar su aplicación.
- Defensa de la prensa libre : Apoyar medios independientes y periodistas amenazados.
- Movilización social : Crear espacios de diálogo y denuncia ante abusos de poder.