Esta semana traigo para compartirles mis impresiones sobre “El hoyo, película estrenada a finales de 2009. Esta ópera prima del cineasta español Galder Gaztelu-Urrutia, de suspenso y terror, presenta un elenco acotado compuesto por Goreng (Iván Massagué) y su compañero de celda Trimagasi (Zorion Eguileor)
Su universo de ciencia ficción, en apariencia acotado, invita a la constante connotación y divagación sobre múltiples asuntos de la conducta y convivencia humana. Los sucesos que lo componen se desarrollan en el interior de una “cárcel” verticalmente dividida y acondicionada. Un lugar al que se ingresa como castigo o por voluntad propia. La cotidianeidad del recinto incluye el descenso diario de una mesa flotante con alimentos, un sistema de control manejado por desconocidos que se encarga de regular la temperatura y sensores de movimientos para evitar paradas innecesarias.
Las intensidades que irán brotando de las diversas situaciones serán una invitación incesante a la interpretación. Su trama podría tranquilamente ser la representación audiovisual de las siniestras leyes del mundo moderno. La división clasista, estratificación social y clasificación por niveles o tipos de personas son algunas cuestiones que tranquilamente podrán ser visibilizadas por un telespectador atento. Mirar la vida desde la posición que a uno “le tocó” en el reparto (el determinismo social), no empatizar con nada ni nadie y carecer de humanidad son cuestiones desplegadas, muy logradamente, en esta cinta. Las turbiedades de la sociedad actual estarán sutilmente distribuidas en la historia de estos presidiarios que intentan sobrevivir, a como dé lugar en el caso de Trimagasi. Aunque sea un detalle que no se mencione a viva voz, también existe una mirada crítica sobre el sistema de desigualdades que genera el poco equitativo modelo capitalista de estos tiempos; los de arriba viven en su abundancia sin importarles las falencias o carencias de los sectores más bajos. Una clara mención a la distribución perversa de un sistema en donde los pudientes derrochan, abusan de los recursos y los demás viven de sus sobras o bajo las leyes del más fuerte, esas en donde rigen ideas primitivas como “soy yo o vos”.
El crítico Norman Wilner, al comentar la película, decía que “tenía de todo”: comedia, alegoría política, giros inesperados, sorpresas agradables, violencia, sadismo, altruismo. Presenta situaciones grotescas y por supuesto es muy convincente. Su comicidad, cargada de pincelazos, se presenta en los picantes diálogos que tienen Goreng y Trimagasi. Allí la ironía sacará sonrisas y, por sobre todo, dejará dando vueltas por la cabeza varias cositas para pensar. Tampoco hay que obviar algunos segmentos de humor negro o los impecables toques tragicómicos que a la pasada son introducidos.
De trama lineal y tremendamente simbólica es capaz de incluir el factor sorpresa. Ningún personaje está más de lo necesario y la progresión de la narración audiovisual sigue caminos plenamente placenteros. Párrafo aparte merece la participación actoral y la fotografía que, junto al guion, constituyen un eslabón de lujo ensamblado perfectamente por la mano talentosa de su director.
Es interesante ver, también, cómo conviven, la violencia, en casi todas sus expresiones, con el altruismo. Vuela sangre y hay asesinatos perturbadores, pero también Goreng es capaz de salir en defensa de alguien o Imoguiri idear un sistema equitativo y solidario de redistribución. A ese vaivén está invitado el espectador, detalle que enciende su máxima atención, más aún cuando se trata de entender el mensaje final que se intenta dar.
¿Cómo vivir en un mundo bajo las leyes perversas del individualismo extremo, falta de empatía y solidaridad, deshumanización, reparto injusto de la riqueza, destrucción del otro como parte de la supervivencia? ¿Algo puede cambiar? ¿Cómo? ¿Quiénes son la gran esperanza? ¿Existe un sistema mejor y más justo? Grandes interrogantes que tranquilamente se pueden “flashear” en una trama que trabaja, casi perversamente, las miserias humanas.
Si estás dispuesto a ver una proyección recargada de metáforas, una a la que podrás dedicarle buenas repeticiones por su gran profundidad, “El hoyo” se encuentra disponible en Netflix.
¡Hasta la próxima!
Por Javier Dávalos para Alegre Distopía, un programa de música, literatura y artes varias que imprime una mirada irónica y humorística a estos tiempos distópicos. Escuchalos todos los viernes de 22 a 00 horas por Radio Nacional Salta – AM690 o FM 102.7